Julio Urías podría ya no ser el mismo de antes
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Julio Urías podría ya no ser el mismo de antes

El prodigio más emocionante del beisbol se someterá a una compleja operación de hombro. Los Dodgers pueden aguantar su ausencia... al menos durante este año.

A principios de año, una fuente anónima de los Dodgers comentó a Tom Verducci de Sports Illustrated sobre la meta más urgente del equipo.

"El año se reduce a esto: Clayton, Richie, y Julio, sanos y listos para jugar los partidos de postemporada", dijo la fuente a Verducci. "Es todo".

Clayton, como era de esperarse, es Clayton Kershaw, el lanzador más grandioso de su generación (y de otras muchas). Richie es Rich Hill, el zurdo que en 2016 estaba entre los mejores 12 abridores. Y Julio es Julio Urías, el joven prodigio mexicano que el año pasado registró una efectividad de 3.39 a sus 19 años, edad en la que sus contemporáneos más talentosos están en la universidad o, si tienen suerte, en clase A avanzada.

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Urías es la joya más preciada del pitcheo desde Félix Hernández, quien a su vez fue el lanzador más codiciado desde Rick Ankiel. Es el tipo de jugador que suele aparecer una vez cada 10 años, a pesar de la existencia de un sistema de formación plagado de joyas, no por el talento en su brazo – aunque nunca le ha faltado velocidad, pues su promedio es de 93.1 millas por hora de acuerdo con Fangraphs– más bien por su forma de conducirse. Tiene una fluidez que esconde su edad.

Por ello, un equipo con la mirada fija en la Serie Mundial podría determinar con toda confianza que el ahora lanzador de 20 años no sólo sería esencial para el éxito del equipo, sino también que sabría manejar la situación. Julio Urías es una anomalía. Una excepción. Pero ahora todo podría acabar.

El viernes, los Dodgers anunciaron que Urías se sometería a una operación para corregir su hombro izquierdo. La prognosis más optimista le ve lanzando en un año. La más pragmática entre 14 y 18 meses. La pesimista —y, quizás, más realista— versa que no hay cantidad de tiempo suficiente para regresarle la magia al brazo de Urías que hizo de éste uno de los jugadores prospectos más impetuosos en el beisbol.

Dados los alcances de la medicina deportiva, existe una tendencia a extrapolar incluso la más cruel de las lesiones como un descanso en la carrera en lugar de una amenaza, un desvío en lugar de un obstáculo en el camino. Es un acto intelectualmente perezoso, pero también entendible: en muchas ocasiones los atletas sí se recuperan de graves lesiones y su talento queda intacto.

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 Julio Urias was been expected to the future of the Dodgers' rotation. Shoulder capsule surgery puts that in flux. Kirby Lee-USA TODAY Sports

Julio Urías se perfilaba para formar parte de la rotación de los Dodgers. La cirugía pone todo en duda. Kirby Lee-USA TODAY Sports

La realidad es que la medicina no puede solucionarlo todo, y las lesiones de hombro se encuentran entre estas lagunas indescifrables. Un estudio de Fangraphs de 2014 encontró que los lanzadores alejados dos años por lesiones en los codos tuvieron un menor ERA y FIP que en su última temporada saludable, y una menor velocidad. Por otra parte, los lanzadores alejados dos años por cirugías de hombros tuvieron peores resultados en todos los aspectos.

Si reducimos todo a una lesión en la cápsula articular del hombro, el panorama luce más turbio. La cirugía de Urías es la misma que redujo a Johan Santana de ser el mejor lanzador de su generación, a ser un simple mortal. A Michael Pineda le robó dos años de su juventud. Chien-Ming Wang ganó 19 partidos en 2008, se lastimó la siguiente temporada, y desde entonces no es el mismo. Chris Young es lo más cercano a un testimonio de éxito relacionado a esta cirugía; logró un ERA de 4.28 y FIP de 5.13 en cinco temporadas después de su cita con el quirófano.

Por supuesto, Julio Urías no es todo eso, lo cual da vida a una ironía. Es una anomalía, anticipada a su tiempo, y ahora posiblemente también destinada a desaparecer antes de lo previsto. Ningún lanzador tan bueno y tan joven como él se ha enfrentado a esta situación.

La única forma para salir de esta es que Urías siga haciendo lo que mejor sabe hacer; desafiar la convención establecida una vez más. Los cuerpos en sus 20 sanan más rápido que aquellos en sus 30, así que Urías tiene esto a su favor. El presidente de los Dodgers, Andrew Friedman, mencionó que la lesión del mexicano, al no ser de tanta gravedad, debería reducir la cantidad de tejido cicatrizado en su hombro.

Al menos, en esta temporada, los Dodgers estarán bien sin Urías. Kershaw, incluso atravesando un año flojito, sigue siendo el mejor pítcher en activo, y Alex Wood, otro zurdo con problemas en su hombro, se ha distinguido como la segunda opción del equipo. Brandon McCarthy también ha lucido excelente; todo lo que el equipo de Los Ángeles tiene que hacer es sumar un titular más de sus opciones "hechas en casa".

La prognosis a largo plazo también podría ser optimista sin Urías. Kershaw acaba de cumplir 29 años, Wood tiene 26, y Los Angeles presume tener varios brazos brillantes como Walker Buehler, Yadier Álvarez, y Jordan Sheffield. Sus recursos financieros están en buenas manos también, por lo que de alguna forma u otra, los Dodgers deberían navegar por aguas tranquilas.

Pero Urías tiene un atractivo por sí mismo, muy de él. Existía la sensación, la seguridad que, sin importar los resultados de cualquier otro prospecto, el conjunto de Los Ángeles estaría a salvo después de la era Kershaw. Ahora, todo cuelga de un hilo.

Urías, el mejor lanzador prospecto en años —aquel que parecía inmune a todas las plagas de inmadurez y libertinaje propios de la edad y característicos de sus contemporáneos—ha sido víctima de lo único que podía vencerlo. No hay garantía de que pueda levantarse de esta.