Este artículo apareció originalmente en VICE Alemania.Ahora mismo das asco. Fuera hace un sol de justicia que calienta los cuerpos de toda esa gente hermosa que está pasando el mejor verano de su vida. Y luego estás tú, encerrado en tu casa, temeroso de que esa vengativa bola de fuego que hay en el cielo te transforme en un ser todavía más repulsivo y sudoroso.Es la eterna cruz que tienes que soportar cuando empiezan las temperaturas mínimamente agradables: tu cuerpo empieza a sabotearte dejando marcas de sudor en la zona de las axilas, la espalda o debajo de los pechos. Pero admitámoslo, por muy asqueroso que te pueda parecer, el sudor es algo natural y esencial y tiene su encanto.
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¿Sabes cómo seríamos si no sudáramos? Busca al perro más cercano que veas por la calle y pregúntaselo. No podrá decirte mucho porque seguramente estará con la lengua fuera, jadeando como un desesperado para intentar contrarrestar el exceso de calor en sus cuerpos carentes de poros. ¿Es eso lo que quieres?El sudor es una bendición, y te vamos a explicar por qué.
¿Por qué sudamos?
Empecemos por lo esencial: el cuerpo necesita sudar para no sobrecalentarse. Cuando los cerca de 30.000 receptores del calor que tenemos repartidos por toda la piel activan tu cerebro y le advierten de que empieza a hacer demasiado calor, tus tres millones de glándulas sudoríparas entran en acción y empiezan a transpirar. La secreción salina que liberan está compuesta, principalmente, de agua, minerales, proteínas, grasas y urea. De media podemos llegar a segregar entre 200 y 700 ml de sudor al día, aunque esa cantidad puede aumentar cuando hacemos ejercicio o cuando el calor es excesivo.Algo similar ocurre cuando sientes miedo y empiezan a sudarte las axilas. En ese caso, el cerebro está enfriando el cuerpo en anticipación a una posible situación en la que tengas que luchar o correr para ponerte a salvo. Obviamente, no es muy recomendable que te desnudes en la próxima pelea de bar en la que te veas envuelto, pero ten en cuenta que el sudor hace que tu piel esté más resbaladiza y sea más difícil agarrarte.
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Si, vale, el sudor huele, pero no pasa nada
Hay dos tipos de glándulas sudoríparas: las buenas y las malas. Las buenas —o glándulas ecrinas— tienen un tamaño de unos 0,4 mm y se cuentan por millones. Su única función es la de enfriar tu cuerpo.Las malas —o glándulas apocrinas— solo empiezan a funcionar durante la pubertad. Son mucho más grandes —entre 3 y 5 mm— y se encuentran localizadas en el cuero cabelludo, las axilas, los pezones y los genitales. Su función es la de liberar sudor enriquecido con feromonas y que reacciona al entrar en contacto con las bacterias de la piel, produciendo un olor específico.Ese olor eres tú. Sirve para el apareamiento y se supone que tiene que ayudarte a atraer a tu pareja sexual. Eso explicaría por qué has estado tan solo todos estos años en los que decidiste cambiar las duchas por el desodorante Axe Africa. Todo lo cual nos lleva a:
El sudor es sexo
Si no hay sudor, no hay sexo. O mejor dicho: si no hay sudor, el sexo será más incómodo. Si vuestros cuerpos no están un poco humedecidos, cuando te frotes con tu pareja os haréis rozaduras y rojeces. Y como hemos dicho antes, si la persona con la que te estás acostando te resulta atractiva, se debe en parte a su sudor.El hecho de que puedas llenar una bañera con el sudor que te cae por la espalda no significa que tengas que esconderte en casa y no salir hasta que llegue el invierno. La sudoración varía mucho en función de la genética de cada uno y de ciertos desencadenantes —comida picante, bebida, exámenes, mentir, ligar…—.Y recuerda: hay gente que vive con ello cada día, como las personas que sufren hiperhidrosis, un trastorno bastante común que provoca la sudoración excesiva en cualquier circunstancia o temperatura.
El hecho de sudar mucho o poco no dice nada de ti
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Sudar mucho te puede matar
Incluso aunque lleves una dieta sin sal, tu sudor será salado
El sudor es bueno para la piel, pero no para el pelo
El sudor le da un no sé qué al pelo, pero la sal no le conviene porque lo seca. En cambio, con la piel pasa justo lo contrario: el sudor contiene grasas que la enriquecen y que actúan en cierto modo como una especie de loción hidratante. Al estar las glándulas sudoríparas distribuidas por todo el cuerpo, el sudor se reparte de forma uniforme por toda la piel.Si no hemos conseguido convencerte sobre las bondades de la transpiración, tienes una alternativa: la toxina botulínica, también conocida como bótox.El bótox es, en realidad, un veneno que actúa sobre los nervios. Si se aplica a las glándulas sudoríparas de las axilas, por ejemplo, pulverizándolo con espray, el bótox impide que las glándulas envíen señales al cerebro para que se active la sudoración. Obviamente, el sudor ha de salir por alguna parte. Ya puedes bloquear el sudor en las axilas todo lo que quieras para evitar las molestas manchas en la ropa, que seguramente notarás que, de repente, te suda la espalda más de lo normal.Lección: no bloquees la sudoración. Súdalo todo, porque es lo que se supone que debes hacer.