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Sexo

Es el momento de dejar de hablar de ‘masculinidad tóxica’

Con motivo de la publicación de su nuevo libro, ‘I’m Afraid of Men’, la escritora Vivek Shraya reflexiona sobre los mitos de la masculinidad.
Captura de pantalla de Goat (2016) vía YouTube/MTV.  

Últimamente se ha hablado mucho de la masculinidad tóxica, pero la escritora canadiense Vivek Shraya está dispuesta a jubilar el término, al igual que la palabra “microagresiones” y varios otros conceptos que suelen usarse en el discurso sobre la identidad. No los verás mencionados ni una vez en su nuevo libro.

“El lenguaje tiene mucho poder”, nos explicó Shraya. “Hay términos como ‘esfuerzo emocional’ que resultan muy útiles, pero yo nunca digo ‘masculinidad tóxica’. Y lo hago de manera intencionada porque creo que hay mucha gente que no sabe a qué nos referimos con esto. Ha pasado a convertirse simplemente en un término de moda y me pregunto si hay alguna necesidad de calificar la masculinidad. El adjetivo ‘tóxica’ sugiere que existe una masculinidad que… ¿qué? ¿Que no lo es? No estoy seguro de haber vivido algo así”.

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El libro de Shraya, I’m Afraid of Men (Tengo miedo a los hombres), constituye una crítica profunda a la masculinidad moderna y un análisis de la violencia inherente al mito del buen hombre.


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“Creo que una de las cosas que más despierta mi curiosidad es saber qué pasaría si culturalmente abandonáramos la idea del buen hombre”, explica Shraya, que da clases de escritura creativa en la Universidad de Calgary, clases en las que se sirve de la música, la obra escrita y las artes visuales como soporte didáctico. “El libro empezó, en cierto modo, por el título. Había sacado un disco titulado Part-Time Woman, y una de las canciones se llamaba ‘I’m Afraid of Men’. Justo ese año me había declarado trans y reflexioné mucho sobre mi relación con la masculinidad después de haberla vivido desde muchas perspectivas: encarnándola, maldiciéndola, apartándome de ella y sufriéndola en forma de violencia”.

En el libro, Shraya —que en la adolescencia fue educada como un chico— pone de manifiesto la impronta que el ejercicio de la masculinidad dejó en ella desde una temprana edad. “Me consideraban un buen hombre simplemente porque fregaba los platos, por lo que también soy consciente de lo bajo que está el listón”, cuenta Shraya, sentada en un banco del barrio de Mount Pleasant, en Vancouver.

“Cuando pienso en las experiencias que he tenido con los hombres, al margen del daño que se creara, a menudo una de las cosas que más me dolían era que creía que cada individuo era diferente: este hombre es diferente porque lee libros, o este es distinto porque ha sido amable conmigo por internet. Tenemos una enorme capacidad para perdonar y creer en el hombre, pero esa capacidad parece ser muy inferior cuando se trata de las mujeres, desde el punto de vista cultural”.

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Imágenes cortesía de Vivek Shraya.

I’m Afraid of Men arranca con lo que Shraya define como “un día en la vida”, narrando las consideraciones, los circunloquios y las protecciones constantes que forman parte de su día a día como mujer queer trans: incluir signos de exclamación en los emails para suavizar los mensajes, evitar el contacto visual y físico en el transporte público, prepararse mentalmente antes de leer en redes sociales las noticias sobre actos de violencia contra personas trans y de género no conforme. Es un proceso con el que muchos se identificarán, y la enumeración metódica de Shraya ilustra lo constantes que son estas protecciones para las mujeres y las personas no cisgénero y de color.

“Ese, al menos en mi caso, es el proceso mental que yo sigo, desde el principio del día hasta el final”, asegura Shraya. “Respecto a esa sección, no se trataba tanto de a quién va dirigido este libro como de decir, ‘Muy bien, si ha de existir un libro que se titule Tengo miedo a los hombres, hablemos de qué entendemos por miedo’”.

La forma en que se debate y define el miedo —sobre todo el miedo a la violencia ejercida por los hombres— muchas veces gira en torno a la violencia física. La amenaza es un peligro omnipresente, pero la opresión patriarcal va más allá de meros actos aislados. “Creo que es complicado debido a cómo hemos estado abordando el tema de la visibilidad frente a la masculinidad y la violencia durante los últimos años; al escribir el libro me sentí presionada a revelar un episodio traumático”, confiesa Shraya, “como si en un libro que llevara ese título estuviese obligada a narrar un caso de extrema violencia.

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Fue uno de los aspectos más tensos a la hora de escribirlo, porque al final no hay violencia; de hecho, hay una historia de amor”. El relato de Shraya mitiga las expectativas que el lector pudiera tener sobre la tragedia, basadas en las historias que suelen divulgarse sobre las vidas de las personas trans. En su lugar, Shraya se recrea en la suavidad y la dulzura de una nueva relación en la que el miedo a resultar repulsiva queda eclipsado por la excitación del flirteo. El miedo a los hombres no es solo físico: hay también un componente de rechazo, repulsión, cosificación… Sharya explora las formas en que la misoginia menoscaba la autoestima.

Además de evitar términos como el de “masculinidad tóxica”, Shraya procura no encorsetar su narrativa con términos binarios. Niega que no exista una feminidad tóxica. “Para mí era muy importante escribir un libro en el que nadie se quedara fuera”, señala. “Y con esto no quiero decir que no haya un desequilibrio de poderes porque lo hay, sin duda. Pero creo que el individuo oprimido se muestra muchas veces complaciente”.

El propio libro, con letras llamativas en la portada y la frase “Men Are Afraid of Me” (Los hombres me tienen miedo) en la contraportada, desempeña un papel importante en la narrativa a nivel más general. La cubierta no pasa desapercibida cuando se lee el libro en público, y resulta difícil no creer que habrá hombres que interpreten el título como un punto de partida para iniciar una conversación o directamente como una provocación. “Diría que la idea de mi editor, David Ross, para la portada era la de honrar mi obra como artista y vincularla con el libro”, explica. “Espero que haya mucha gente que se sienta empoderada por ambos títulos”.

“Confío en que el libro sirva para ve que el miedo a los hombres no se origina en episodios aislados, sino en una concatenación de experiencias a lo largo de tu vida”, dice Shraya.

La violencia es violencia, no importa su intensidad, y el miedo que genera no es menos poderoso. Reivindicando ese miedo, reconociendo su origen y sus manifestaciones, Shraya abre auténticas vías hacia la aceptación y la compasión.

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