Imagen vía Khaled Elfiqui/EPA
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El 25 de enero de 2011, los ciudadanos salieron a las calles para pedir la renuncia de Mubarak acusándolo de corrupto, dictador y rechazando una ley de emergencia que restringía las libertades civiles en el país.En respuesta a las protestas, el gobierno egipcio decidió cortar el internet para evitar que se propagara información sobre las revueltas, que habían dejado tres muertos, por lo que se conoce a esa fecha como "El Día de la Ira".Sin embargo, millones de personas se unieron a las manifestaciones a pesar de los asesinatos masivos que se estaban llevando a cabo. Tan sólo 18 días después Mubarak renunció al cargo.
Su derrocamiento sirvió como esperanza para los levantamientos de la Primavera Árabe un estallido sin precedentes de protestas populares y exigencias de reformas que comenzó en Túnez y, en cuestión de semanas, se extendió a Egipto, Yemen, Bahréin, Libia y Siria.El exdictador de 88 años, que accedió al poder después del asesinato del presidente Anuar Sadat, pasó la mayor parte de su encierro en el hospital militar debido a "problemas de salud", aseguró su abogado.Después de su salida, Mubarak se fue a su casa en Heliópolis, un exclusivo barrio en El Cairo— capital de Egipto— donde se encontraba el palacio principal de su gobierno, al llegar a su casa lo recibió su familia y para celebrar su regreso desayunaron juntos, aseguró su abogado.Un informe de Amnistía Internacional reveló que mucha gente albergó la esperanza de que esa "Primavera Árabe" instauraría nuevos gobiernos que traerían reformas políticas y justicia social. Pero la realidad es que hay más guerra y violencia, y que se reprime a quienes se atreven a alzar su voz por una sociedad más justa y abierta.Sigue a VICE News en español en Twitter: @VICENewsEsHosni Mubarak se enfrenta a un nuevo juicio por la muerte de manifestantes. Leer más aquí.