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Wimbledon

Venus Williams demuestra en Wimbledon que los sueños nunca terminan

No se trata de la última oportunidad de ganar un campeonato de trascendencia para la tenista de 37 años, pero es improbable que se le presente una mejor ocasión para ganar un Slam que ahora.
Foto: Susan Mullane-USA TODAY Sports

Por segunda temporada consecutiva y décima ocasión en su ilustre carrera, Venus Williams es finalista en Wimbledon. Mientras que la presencia de Williams el año pasado en una semifinal de un torneo mayor, luego de una ausencia de seis años, fue la historia positiva del 2016, este año su aparición está acompañada de un sentir diferente: la más grande de las hermanas Williams, a sus 37 años, no está acabada todavía.

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Hasta el momento, Williams ha regalado solamente un set en todo el torneo. Ha derrotado consecutivamente a tres rivales nacidas en 1997, el mismo año que participó en su primer Wimbledon. Ha lucido tranquila, enfocada, y efectiva sobre la cancha, mas no insensata. Se encuentra en una misión, y no parece sorprendida o satisfecha por haber llegado a las semifinales.

"Me encanta. Me esfuerzo mucho", dijo cuando se le cuestionó el martes su éxito en el último tramo de su carrera. Había recién derrotado a la campeona del Abierto de Francia de 20 años, Jelena Ostapenko, en cuartos de final. "No hay otra explicación. Das lo mejor de ti mientras se puede. Es lo que estoy haciendo".

Y, ahora, nos encontramos hasta estas instancias, a dos partidos de ver a Williams hacerse de su octavo título mayor, nueve años después de ganar su séptimo. Y, aunque seguramente no se trata de su última oportunidad para contender por un campeonato, es difícil imaginarse un mejor panorama en el futuro.

Esto se debe a que luce saludable, en gran forma física, y jugando sobre su superficie favorita. Por cierto, también le motiva que su rival más grande tenga seis meses de embarazo y le observe desde las gradas.

Serena Williams in French Open stands

Serena Williams viendo a su hermana Venus desde la grada en el Abierto de Francia. Foto: Susan Mullane-USA TODAY Sports

Williams ha mostrado un nivel de juego digno del top 10 desde que llegó a la final del Abierto de Australia a principios del año, donde perdió ante su hermana. Llegó a los cuartos de final de Indian Wells, a las semifinales en Miami, cuartos de final en Roma, y a la cuarta ronda del Abierto de Francia.

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De hecho, ya tiene garantizado un lugar entre las mejores diez después de Wimbledon, sin importar cuál sea el resultado.

Quizá lo más sorprendente es que solamente se ha retirado de un torneo este año —su primero en Auckland— por una lesión. Para alguien de 37 años que sufre enfermedades autoinmunes goza de una racha increíble de salud.

Venus parece haber alcanzado un nivel de confort en los escenarios más grandes del tenis que le habían huido desde 2011, cuando dio a conocer por primera vez su padecimiento del Síndrome de Sjögren, y pasó mucho tiempo alejada del Tour de la WTA para recuperarse. De 2011 a 2014, Williams sólo pudo llegar a la cuarta ronda de un Major en una ocasión; Wimbledon 2011. Pero a partir de 2015, pudo disputar la segunda semana de un Major en nueve ocasiones, incluyendo cuatro cuartos de final, tres semifinales, y una final. Wimbledon 2017 será su séptima aparición en la segunda semana de un Major, lo cual es una racha poco vista para cualquier tenista con la cantidad de partidos disputados.

Venus Wimbledon

Venus Williams se siente en casa en el All England Club. Foto: Susan Mullane-USA TODAY Sports

A pesar de que Serena Williams fue la primera hermana en ganar un Major, Venus fue la primera en llevarse el título de Wimbledon en singles en el 2000, cuando apenas tenía 20 años.

Los césped sagrados del All England Club han sido testigos de famosas celebraciones, pero la peculiar imagen de Venus saltando, dando vueltas, y alzando su puño con alegría, después de que el tiro de Lindsay Davenport cayera sobre la red en el match point, destaca del resto. Fue un punto de inflexión sobre una de las canchas más blancas que existe en el tenis.

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Desde entonces, Williams ha ganado cinco de sus siete Majors en aquellas canchas. Sus largas extremidades le permiten cubrir el espacio sobre el césped, y su letal combinación de saque y revés deja a sus rivales sin respuesta del otro lado de la red. Existe una gracia física y emocional en Williams que parece encajar a la perfección con la tradición de Wimbledon, y nunca ha tenido miedo de mejorar el torneo, ya sea denunciando las prácticas sexistas en el calendario, impulsando el pago igualitario, o hablando sobre la importancia de su raza mientras acepta el trofeo.

Es un lugar donde se siente en casa.

Por supuesto, su hermana se ha sentido como en casa en Wimbledon también. Antes del torneo, se habló mucho sobre quién se beneficiaría más por la ausencia de Serena, y la respuesta bien podría ser Venus. Después de todo, Serena encabeza el récord de enfrentamientos entre ambas; 17-11 en general, y 10-5 en Majors. Venus ha llegado a 15 finales de Grand Slam, y ha perdido siete. Serena ha sido el peor obstáculo para Venus en su historia de éxito más reciente: además de la final del Abierto de Australia a principios de año, la Williams más joven también derrotó a su hermana en la cuarta ronda de Wimbledon y cuartos de final del Abierto de Estados Unidos en 2015.

Venus and Serena Williams

Las hermanas comparten el podio. Foto: Martin Richard/Presse Sports vía USA TODAY NETWORK

Sin embargo, esto no significa que Williams tenga este Major en la bolsa. De acuerdo con las apuestas, Venus es la tercera favorita de las cuatro tenistas restantes en el torneo. Mañana, Williams enfrentará a Johanna Konta, quien tiene la oportunidad la convertirse en la primera mujer británica en ganar Wimbledon en singles en 40 años. Es seguro afirmar que Williams no será la favorita de la grada en este partido.

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Konta, de 26 años, ha permanecido en el top 10 por alrededor de un año, y se encuentra clasificada actualmente en el sexto lugar a nivel mundial. Lidera el récord en partidos contra Williams 3-2.

Si supera a Konta, Williams enfrentaría a Garbine Muguruza, quien venció a Serena en la final del Abierto de Francia de 2016, o a Slovak Magdalena Rybarikova, quien está clasificada en el lugar 87 del mundo (su clasificación es un engaño: viene de una lesión que la dejó fuera de acción, pero mantiene un paso arrollador en césped luego de ganar 18 de sus últimos 19 partidos).

Sin embargo, Williams ha remado contra los pronósticos en toda su carrera. Ha librado lesiones, enfermedades, tragedias familiares, y estúpidas controversias, y al mismo tiempo ha batido marcas y estereotipos.

Quizá esté lista para regresar en el tiempo y recobrar esa magia que descubrió por primera vez en la Centre Court hace 17 años. De alguna forma no ha cambiado mucho.

"Me siento muy tranquila. Me encanta ganar en Wimbledon", comentó después de su primera victoria en el 2000. "Amo jugar tenis. Amo ganar trofeos".