Santiago Abascal
Imagen vía Reuters/Sergio Pérez 

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Elecciones 2019

Así sería España si VOX consiguiese mayoría absoluta

Expertos en derecho, economía y políticas analizan la distopía de "un Gilead" liderado por Abascal.

"La primera decisión de un presidente del Gobierno suele tenerse por crucial. No solo significa el inicio del ejercicio en el cargo, sino que además lleva consigo la fuerza simbólica de condensar una visión política y ejemplificarla con una acción, que trasladará un nuevo mensaje político". Así arranca el primer capítulo del primer libro de memorias de Pedro Sánchez, Manual de Resistencia. Él cambió el colchón.

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Si Santiago Abascal se alzara como Presidente del Gobierno tras las elecciones generales del 10 de noviembre su decisión sería, según dijo en los días previos a la convocatoria de abril, mucho menos prosaica: detener al presidente Torra.

Pero, ¿qué vendría después? ¿qué ocurriría si el partido de Abascal consiguiera mayoría absoluta tanto en el Congreso (176 diputados) como en el Senado (134)? La del Partido Popular en 2011 fue la última que conocimos en nuestro país, donde el bipartidismo saltó por los aires definitivamente en 2015. Pero imaginemos otra, la de Abascal. Quizá, de hecho, no serían tan diferentes.


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¿Spexit?

La propuesta más radical de VOX respecto a Europa es el punto número 96 de sus 100 medidas para la España Viva, lo más parecido que tiene hasta ahora el partido de Abascal a un programa: "impulsar en Bruselas un nuevo tratado europeo, en la línea que defienden los países del grupo de Visegrado en cuanto a fronteras, soberanía nacional y respeto por los valores de la cultura europea". Esto implicaría, grosso modo y a la manera de Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia rechazar a Bruselas como encarnación de la burocracia de la Unión Europea que niega la soberanía de los Estados miembros, rechazar la inmigración ilegal y emplear el cristianismo como elemento aglutinador y, en última instancia, arma política para Europa.

Sin embargo y gracias a unas propuestas económicas abiertamente neoliberales, a los mercados globales, a diferencia de lo que ocurría con, por ejemplo, Le Pen, no les asustan Abascal y sus secuaces. "En la City no temen a VOX", declaraba Espinosa de los Monteros en abril, tras reunirse con representantes políticos y de fondos de inversión en Londres. Así que es mucho más probable que, tras una mayoría absoluta de VOX, viéramos movilizaciones sociales multitudinarias como las que se vivieron en Andalucía en diciembre del pasado año —en las generales de abril los resultados no dieron pie— más que una fuga masiva de inversores, lo cual ya nos da pistas sobre quiénes serían los grandes perjudicados de sus políticas.

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La prioridad: España, Unidad y Soberanía

"España, Unidad y Soberanía" es el primer punto del programa de VOX, un punto en el que reclama una España políticamente unitaria y centralizada en la que los partidos independentistas estén prohibidos.

Sin embargo, para aplicar un puñado de las propuestas de este punto inicial, VOX debería o bien saltarse la Constitución unas cuantas veces o bien reformarla y disolver las Cortes, lo que desembocaría en unas nuevas elecciones. Es el caso del punto número 1, que habla de la "suspensión de la autonomía catalana hasta la derrota sin paliativos del golpismo y la depuración de responsabilidades civiles y penales".

Al respecto, el abogado Juan Moreno afirma que "es evidente que el marco constitucional que tenemos ampara y protege la autonomía de las diferentes regiones y realidades que tenemos en España". Lo mismo ocurre con el punto 2, que propone la ilegalización de partidos y asociaciones que persigan "la destrucción de la unidad territorial de la Nación y su soberanía". "Fuera de casos como el Batasuna, ilegalizado por su vinculación con, según se extendía de diferentes sentencias, el terrorismo de ETA y con la justificación del uso de la violencia dentro del marco democrático, no habría ningún tipo de posibilidad de aplicar esta medida, y entiendo que no solo por la doctrina constitucional española sino por la propia doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos", explica Moreno. Así pues, "estas propuestas serían rechazadas por el Tribunal Constitucional, salvo que consiguiese dos tercios del Congreso y pudiese hacerse con el poder de mismo, un escenario inimaginable".

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Los puntos 6 y 10, que se basan en convertir España en un estado unitario y centralista, también estaría completamente fuera de la Constitución; "solo con una reforma constitucional agravada con disolución de Cortes y referéndum podría cambiar la naturaleza del Estado español. Evidentemente, se necesitaría también un consenso para esta reforma de dos tercios", comenta Juan Moreno y continúa, "que en VOX no son constitucionalistas está claro: no respetan el actual marco constitucional y muestran una falta total de sensibilidad a la hora de comprender la realidad plural y diversa que tenemos en España".

Inmigración, defensa y fronteras

Respecto a la cuestión migratoria, "lo que está intentando hacer efectivo VOX es la lucha del último contra el penúltimo", afirma el economista Yago Álvarez, conocido en redes como Economista Cabreado. Las propuestas de VOX en cuanto a la inmigración están recogidas en el punto número 3 de sus 100 medidas, por delante de la cuestión económica.

Pero si VOX se alzara con una mayoría absoluta, probablemente eso significaría que habría conseguido incentivar lo suficiente esa batalla del último contra el penúltimo, por lo que se vería en la tesitura de aplicar algunas de sus propuestas para con la inmigración. Sin embargo, según comenta Yago Álvarez, "si echáramos a todos los sin papeles, ¿qué cambiaría? Quizá algunos podríamos ir a recoger fresas o naranjas a dos euros y medio la hora, lo cual sería una locura porque o bien nadie lo querría o bien se acabaría dando lugar a una situación en la cual los inmigrantes en situación regular o los españoles aceptarían condiciones que ahora solo acepta el inmigrante ilegal. La repercusión económica sería, incluso, negativa. Varios estudios lo han demostrado ya: la aportación que hacen los inmigrantes a nuestra fiscalidad es mayor de la que se llevan", concluye.

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"VOX da un paso más allá del PP y el resto de formaciones y propugna el cierre de las mezquitas, la deportación de inmigrantes, la supresión del arraigo familiar, la exigencia de niveles más altos de idioma, o la suspensión del espacio Schengen", comenta el jurista Daniel Amelang, de Red Jurídica.

Economía y recursos: los planes de VOX para la clase obrera

Uno de los debates más encarnizados surgidos respecto a VOX, sobre todo en el seno de la izquierda, es si conseguirán o no conquistar a la clase obrera. Si sus discursos y guiños obreristas, con calcos a discursos de Ramiro Ledesma como el del debate del lunes incluidos, camelarán a las clases populares o si estas, por el contrario, sabrán ver sus propuestas como una continuación del aznarato y tendrán en cuenta al meter la papeleta en el sobre que las banderas, al menos por el momento, no se comen.

El economista Yago Álvarez matiza, de entrada, que "hacer una diferenciación entre clase media y clase obrera a veces cuesta" en la tesitura en la que nos encontramos. "En ese sentido, no creo que nada de lo que propone VOX pudiera beneficiar a las clases medias y obreras: si bajamos nuestra recaudación fiscal por parte de las grandes empresas eso o bien se traduce en recortes porque ingresamos menos como Estado, o en subidas de impuestos en lo que afecta al trabajador".

"VOX y Bolsonaro", añade el jurista Daniel Amelang, "quizás sean los ejemplos más claros de que se puede ser ultraderechista en lo social y neoliberal en lo económico, con un programa capitalista que desprotege a las capas menos privilegiadas de la sociedad. A pesar de que en su discurso propone la creación de empleo para los jóvenes y para los desempleados mayores y la defensa de las PYMEs, queda muy lejos de las medidas proteccionistas que defienden otros partidos de extrema derecha, que pasan por la nacionalización de la banca, la planificación económica y el incremento del gasto público", comenta el jurista, "VOX no es antielitista".

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Sobre la aplicación de dos de las medidas más controvertidas de su programa económico, un nuevo modelo para nuestras pensiones —mixto de capitalización y reparto— y la liberalización del suelo, Yago Álvarez señala que "Es un claro guiño al sistema de pensiones privados. En cuanto a liberalizar el suelo, la aplicación de esta propuesta seguramente nos haría volver a lo que hicieron Rato y Aznar, que fue el comienzo de nuestra burbuja inmobiliaria: convertir el puesto de concejal de urbanismo en el mejor la historia, el que más cobra a base de sobres y maletines".

Otra de las medidas más populares del programa económico de VOX es menos impuestos y costes regulados en la factura de la luz, "que son los culpables de que paguemos uno de los recibos más caros de Europa". "Lo que proponen es rebajar el puesto, sí, pero mediante los cargos e impuestos", explica Yago Álvarez. "Proponen que el Estado ingrese menos, pero que las empresas eléctricas sigan ganando lo mismo. Es decir, le haces el guiño a la gente porque les bajas el impuesto, pero el oligopolio eléctrico va a seguir ganando lo mismo. Igual que la bajada de autónomos o la eliminación del impuesto de sucesiones", concluye el economista, a lo que Amelang añade que "sus propuestas de reducción de impuestos (rebaja del IRPF, liberalización del suelo, eliminar cuotas de autónomos, reducción de cuotas y cotizaciones de empresas, etc) implicarían necesariamente una desinversión de lo público que terminaría por afectar a la mayoría social".

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"VOX apuesta por un neoliberalismo español y muy español pero no entiende que hay algo que se llama división internacional del trabajo en la que a cada país le corresponde desempeñar un papel en la economía mundial. Y en el mundo no manda España sino EEUU y en Europa, Alemania. Vender una confrontación entre élites como algo rupturista o antioligárquico es mentir", añade la politóloga Arantxa Tirado.

Familia y mujer: ¿una vuelta al nacionalcatolicismo?

Bajo el epígrafe "vida y familia", VOX aglutina algunas de sus propuestas más comentadas de sus 100 medidas, las relativas a los derechos de la mujer y a la familia, cuya aplicación supondría un retroceso de los derechos civiles de algunos colectivos como el LGBTQ o las mujeres. Calificadas por muchos como antifeministas, entre ellas se encuentra la comentadísima derogación de la ley de la violencia de género y su sustitución por otra de "violencia intrafamiliar", la defensa de la vida "desde la concepción hasta la muerte natural", lo que implicaría sacar el aborto —así como las operaciones de cambio de sexo— de la seguridad social o la defensa de la custodia compartida como regla general y "proteger el derecho de los menores a relacionarse con ambos progenitores y con sus abuelos". La aplicación de muchas de estas medidas, comentadas por Irtanzu Varela en este artículo, supondrían para algunos una especie de vuelta al nacionalcatolicismo o, como poco, a los años más duros del Partido Popular.

Nada (tan) nuevo bajo el Sol

Pero, haciendo cuentas, ¿qué sería diferente si Vox gobernara con mayoría absoluta a si lo hiciera el Partido Popular, como en 2011? "No creo que un país con una mayoría absoluta de Vox fuera muy diferente a lo que tuvimos y tenemos con el PP en el gobierno", afirma la politóloga Arantxa Tirado.

"España sería un país con políticas económicas iguales a las actuales, es decir, igual de fallidas para la mayoría de la población, pero en un ambiente de recorte de libertades públicas y derechos. Un ambiente asfixiante para la comunidad LGTBQ, comunistas, inmigrantes y demás 'otros' que molestan a su proyecto político".

Sigue a Ana Iris Simón en @anairissimon.

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