La tribu californiana que el gobierno gringo intentó borrar en los 60
 Fotos: Avery L. White

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La tribu californiana que el gobierno gringo intentó borrar en los 60

La tribu Nisenan del valle de California central lucha para recuperar el reconocimiento del gobierno federal.

Algunos ancianos de la tribu estiman que en 1850 había 7.000 nativos americanos de la tribu Nisenan viviendo en lo que ahora se conoce como la ciudad de Nevada, en California. De acuerdo con las listas oficiales, solo 147 Nisenan viven ahí actualmente.

Aunque la fiebre del oro predomina en el registro histórico de la ciudad, es la historia de la tribu Nisenan la que pide a gritos ser contada. Su historia está marcada por el dolor y la opresión causada por los soldados europeos y por las promesas rotas del gobierno de los Estados Unidos. Pero también son personas que representan perseverancia. Contra todo pronóstico, los Nisenan aún existen.

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“[Tuvimos] toda una sociedad que estuvo aquí miles de años antes de que la fiebre del oro llegara”, nos cuenta Shelly Covert, la secretaria del consejo de la tribu Nisenan. “He tratado de hacer nuestra tribu más visible [hoy], pero es realmente difícil”.

Hoy, el gobierno estadounidense reconoce a 562 tribus nativas americanas, como la Apache de Oklahoma y la Blackfeet de Montana. Dicho reconocimiento les proporciona protección federal para sus reservas y les da acceso a soportes financieros. Desafortunadamente, los Nisenan no son una de esas tribus.

"Hice un libro, Nuestra historia: Ranchería de Nevada e Indígenas Nisenan. Con esperanza será el libro de nuestra gente, que podamos utilizar para enseñarle a nuestros niños. Estamos tratando de hacer que los niños entiendan que pertenecen a una sociedad antigua, pero es difícil hacerles sentir eso, que estén involucrados. Yo no lo sentí hasta que cumplí los 50 años, cuando me convertí en líder de nuestra gente. Necesitamos que los más jóvenes se involucren", dijo Richard Johnson, el presidente del consejo tribal de los Nisenan.

La falta de reconocimiento para los Nisenan puede proceder del sistema Ranchería en California, que inicialmente les garantizó extensiones de tierra y apoyo federal a las tribus nativas americanas. El congreso seleccionó cuarenta y un rancherías californianas para que fueran terminadas bajo el acta de Ranchería de 1958. En los últimos veinticinco años, las decisiones y acuerdos judiciales han restaurado veintisiete de las treinta y ocho Rancherías que fueron terminadas bajo el acta original. Otras tribus adicionales han sido restauradas a través de actas del Congreso. Sin embargo, de acuerdo con Covert, la tribu Nisenan fue la primera a la que se le negó la restauración de su Ranchería en 2015. Esta negación se le atribuyó a que su aplicación se dio por fuera del límite de los seis años establecidos, a pesar de que las otras tribus que sí lograron la restauración, lo hicieron fuera de ese límite.

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Covert dijo que esta negación ha causado que las personas pertenecientes a las tribus de la ciudad de Nevada pierdan "salud federal y servicios de hospedaje, programas de educación y asistencia laboral, etc". Esto es problemático considerando que el ochenta y siete por ciento de los Nisenan viven en o por debajo del promedio de pobreza de California, según las encuestas internas de la tribu. "También tenemos altos índices de alcoholismo y drogadicción, violencia doméstica, suicidio, y salud precaria", anota Covert.

“El cascabel formado con caparazón de tortuga y una pezuña de venado se usa para crear ritmos en los cantos y bailes ceremoniales", explicó Richard Johnson.

Recuperar reconocimiento tanto federal como cultural, se ha convertido en la misión principal de la tribu Nisenan, ya que están convencidos de que eso ayudaría a revertir algunas de estas tendencias tan desconcertantes. Pero es difícil para algunos pedir reconocimiento después de años de evadir la opresión.

"En los cincuenta, nuestra pueblo comenzó a silenciarse", dijo Richard Johnson, el presidente del consejo de la tribu. "No confiábamos en el gobierno, ellos venían y se llevaban a nuestros hijos. Me lo hicieron a mí. Se lo hicieron a mi mamá y a mis dos tías. Así que te callabas, y no ibas por ahí presumiendo que eras indígena. Era la última cosa que podías hacer, porque te golpeaban o te mataban. Nuestras ceremonias se volvieron nuestras y de nadie más. Nunca dijimos: 'Estamos orgullosos de ser indígenas'".

Este problema de visibilidad notado por Johnson, es un amplio problema que enfrentan muchos nativos americanos en los Estados Unidos. Michael Ramírez, un miembro joven de la tribu Nisenan que fundó Indigenous Insight, una organización sin fines de lucro que se enfoca en la representación de los nativos en los medios, nos dijo, "Cuando buscas en Google 'afroamericanos', sale Obama. Cuando buscas 'nativos americanos', obtienes fotos obsoletas de 1880 que propagan la idea de que desaparecimos en 1900, y más concretamente, que de forma pacífica lo abandonamos todo".

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Richard Johnson les enseña a los visitantes sobre los tribales de su mesa en el Día de la tradición: "Usamos conchas de moluscos en nuestras decoraciones. Se cuelgan de las orejas y de la ropa. Hacen collares con ellas. La joyería hecha con moluscos eran medidas de riqueza. Así que mientras más tuvieras, más rico eras y más estatus tenías en el pueblo. Eso y los collares de conchas que intercambiamos con los indígenas Pomo de la costa, eran usados. Podías usarlos como dinero, por lo que eran importantes para nuestra gente".

Actualmente, las personas restantes de la tribu Nisenan tratan de reclamar su identidad. El 11 de noviembre, fueron los anfitriones del octavo día anual de la tradición Nisenan en el gimnasio de una universidad local. La celebración tuvo el tema "Visión de pertenencia y la necesidad de un hogar". En el evento, la lingüista Sherri Tasch dirigió un panel sobre los esfuerzos por revivir el lenguaje Nisenan. Los asistentes fueron invitados al baile ceremonial toto (social). Y participaron en tejido de cestas impermeables, por las que los Nisenan son conocidos. Cada familia tribal tiene patrones únicos para sus parientes e hicieron cestas con materiales locales como sauce, redbud, raíz de juncia, y helechos.

Más allá de eventos como el Día de la tradición, los Nisenan están tratando de restablecer la representación de su tribu a través de un programa para educadores locales.

"Vale la pena tomarse un tiempo para construir un verdadero programa para nuestra gente aquí, porque nadie sabe como luce un Nisenan. Puedo cerrar mis ojos y pensar en un Sioux (nativo americano) con un gran tocado (casco indígena) y sus ponis, pero si te pido que pienses en una mujer Nisenan en traje de gala, es una imagen en blanco. Nadie sabe porque no es visible".

Los miembros de la tribu Nisenan también se reúnen una vez por semana con un lingüista y organizan sus lecciones en torno a lo que quieren decir. Revivir su lengua es para ellos una prioridad tan vital como su conexión con la tierra.

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"Los ancianos de la tribu siempre me han dicho que cuando hablamos en nuestra lengua, otros seres la entienden: el agua, los árboles, los animales. Debemos usar nuestra lengua, como si fuera nuestra conexión directa con la Madre Tierra. Usando nuestras canciones, nuestros bailes, y nuestras formas de vida ceremoniales, formamos un círculo completo", dice Wanda Batchelor, miembro de la tribu Nisenan.

"Nuestra cultura es muy frágil en este momento. Cada vez que perdemos a uno de los ancianos, nos preguntamos: ¿Cuáles fueron las cosas que no le preguntamos, cosas que no están en ningún libro ni en ningún programa?, dijo Covert.

“Aún estamos renovando nuestros cantos y bailes y construyendo las generaciones que tenemos. Tenemos seis generaciones en la pista de baile”, dijo Wanda Batchelor.

En ese sentido, los Nisenan entienden que ser reconocidos por el gobierno no solucionará los terribles problemas que enfrentan, pero les proporcionaría lo que Covert llama "una red de seguridad" para la tribu. Para obtener ese reconocimiento federal, la tribu planea presionar al Congreso en nombre de la causa y ha estado coordinando esfuerzos con el Proyecto de Investigación Indígena del Patrimonio de California (CHIRP), una organización sin ánimo de lucro.

"Mi objetivo personal es ser representado", nos dijo Ramírez. "Mirar alrededor y ver caras como las mías. En un futuro utópico, no tendré que explicarle a la gente que 'Sí, existo, todavía estoy aquí'".

Greg Red Horse, de los Maidu Dancers and tradicionalists, comparte danzas de los Nisenan, Wintu, Pomo y Maidu en el Día de la tradición.

Wanda explicó que los tatuajes de su barbilla son un símbolo de honor: "El tatuaje es para cuando una mujer ha ganado ese nivel de logros, siendo fiel a quién es: para cuando haya madurado con experticia de su conocimiento ancestral", Wanda Batchelor en la izquierda y su madre Rose Enos Batchelor en la derecha.

La bebé Natalie es uno de los miembros Nisenan más jóvenes en participar en clase de lenguaje: "Sherri Tasch nos hizo tarjetas laminadas de vocabulario, así ella puede jugar con ellas, masticarlas y aprender el lenguaje”, dijo su madre Jessica Thomas. Jessica Thomas y su bebé Natalie en la derecha y Karen McCluskey y su hija Lily en la izquierda.

“Somos los bisnietos de los sobrevivientes del genocidio. Somos los bisnietos de los más fuertes. Así que tenemos una deuda con ellos de gratitud y servicio por todo lo que generaciones antes que la nuestra han sacrificado para que podamos estar aquí. Es la generación más joven la que necesita pagar una deuda", nos dijo Michael. Michael Ramirez en la izquierda y Lorena Davis, Tesorera del consejo tribal, en la derecha.

"Ver la ausencia de lo que las personas deberían saber de los indígenas, la gente dirá, ¡Oh! ¿sabes oraciones? ¿Puedes bendecir algo? Es gracioso lo que muchos americanos piensan que los indígenas deberían ser, probablemente por Hollywood. No tenemos tipis y búfalos y grandes vistas aquí afuera. Esa no es la cultura de lo indígenas de California del Norte, dijo Shelly Covert. Shelly Covert en la izquierda y su madre, Virginia Covert, en la derecha

“Me enorgullece todavía estar aquí porque no se supone que estemos aquí. Para nuestra tribu tener una cultura es una increíble experiencia. En algún punto de la vida, tu familia tuvo que luchar para que pudieras estar aquí. Eso es algo que trato de mantener. Vivo con orgullo porque muchas personas no lo aprecian", dijo Clyde Prout, III. Sarah Thomas, miembro del consejo de la tribu, en la izquierda y en la derecha Clyde Prout, III

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