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Navidad

Excusas perfectas para no asistir a la cena de navidad de tu empresa

Y encima quedar como la persona más responsable de la empresa.
Foto vía usuario de Flickr nicokaiser

Estás en la recta final del año y cuando crees que lo peor ya ha pasado y que no pueden joderte más —más que nada porque ya no cabe ni un milímetro cúbico de jodienda en el jodidómetro que tienes en el cerebro, no porque no haya más cosas a tu alrededor capaces de joderte— entonces recibes ese mail —Asunto: “¡¡¡La cenita de Navidad de la empresa!!!”— tan inoportuno.

¿Qué son las cenas de Navidad de las empresas sino una esperpéntica ceremonia repleta de personas que están hartas de verse las caras mutuamente? Estos seres se han pasado unas 2.250 horas trabajando juntos, cada día, codo con codo.

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Al fin y al cabo esta gente ha terminado mezclada por pura casualidad. Por ejemplo, tú no tienes nada que ver con Alberto, el transportista, que por cierto se comenta en la oficina que cada día se bebe un par de cervezas de litro al llegar a casa y que según él —palabras textuales— “esto es lo que hace que no me pegue un tiro”. ¿Qué clase de afinidad puedes tener con este tipo?

Pero claro, hay un problema. Estas cenas son “obligatorias”, todo el mundo debe asistir y pasarlo genial. Dicen incluso que hay peña que ha perdido el curro por prescindir de tal ágape navideño, gente con familia. Bueno, gente que tenía familia antes de perder el curro, ya que luego “pasaron cosas” en esa familia y parte de la familia se largó a vivir con otra persona que sí que tenía curro y con la que formaron una nueva familia. Ya me entendéis.

Foto vía el usuario de Flickr andypowe11

Para superar este trauma os ofrezco un almanaque de excusas totalmente infalibles para que podáis saltaros esta empalagosa cita anual e, incluso, ser un ejemplo para la empresa. Los compañeros de trabajo incluso os respetarán por ello (inaudito). No solo se trata de superar los objetivos, lo importante es que podemos sacar un rédito extra de todo este asunto peliagudo.

Empecemos.

Foto vía el usuario de Flickr jacobisamodel

NO QUIERES QUE SE REPITA LA QUE LIASTE HACE AÑOS EN UNA COMIDA DE “OTRA” EMPRESA

Esto es una historia. Tienes que conocer cada pequeño detalle de la historia. Tienes que saber describir perfectamente ese traje azul que llevabas y que alquilaste en una tienda de Manresa especialmente para la ocasión —y que al final no pudiste devolver por culpa de ciertos detalles que más adelante relataremos— y también debes saber contar cómo era la voz de ese (supuesto) compañero tuyo de trabajo que hablaba como si fuera un pez comiendo flan. El tipo se llamaba Antonio pero todos lo llamabais “Azucarillo” porque una vez le colaron un gramo de azúcar como si fuera coca.


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Todo esto forma parte de una historia inventada, ¿vale? Te la escribes bien en un papel, la memorizas y luego la cuentas a tus compañeros de trabajo.

La historia tiene que contar, más o menos, que durante una cena de Navidad de un curro anterior que tenías te pillaste un pedo muy descomunal, muy desagradable. Terminaste vomitando encima de tu propia comida y te pusiste violento y el traje terminó roto y manchado de vómito. Luego, de camino a casa, hubo una pelea con un taxista, no lo recuerdas muy bien. Terminaste tirado en el arcén. Ese día fue un punto de inflexión en tu desarrollo personal y te hizo cambiar y ser la persona que eres ahora.

Foto vía el usuario de Flickr jacobisamodel

El caso es que no quieres volver a celebrar una cena de Navidad por miedo y por respeto a tus compañeros. No solo te trae malos recuerdos sino que es una situación que puede hacer aflorar lo peor de ti. ¿Y si tomas una copa de más? ¿Y si se te va de las manos? No quieres volver a pasar por esto.

Tus compañeros de curro escucharán tu historia de superación personal y llorarán. Nunca habían visto a una persona abriendo tanto su corazón ni aceptando ni delimitando tanto sus debilidades. Eres una persona vulnerable pero fuerte, un ciervo herido. Eres un héroe, un modelo a seguir.

Ellos te dirán eso de “vaaaaa, ven, no pasa nada, estaremos contigo, tienes que superarlo bla bla bla bla” pero tú, sobrio y consciente, denegarás estas invitaciones al hedonismo y al bebercio festivo. Eres un hombre nuevo.

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TIENES UNA PRESENTACIÓN DE UN LIBROS DE POEMAS

No se lo habías contado a nadie porque nadie tampoco te había preguntado: eres poeta.

Una pequeña editorial llamada “La esfera” acaba de editar un libro en el que se recopilan varios de tus trabajos. “El encuentro entre el gerundio y el participio” comenta un tal José Carretas Grillán (un completo desconocido) en las críticas de la contraportada.

El caso es que tienes la presentación del libro el mismo día de la cena de Navidad, y eso no supondría un problema si no tuvieras que desplazarte hasta Santander, de donde es tu editora. Te sabe mal, no estarás el día de la cena, “tienes un compromiso con la poesía”.

Varios compañeros del curro se sentirán impresionados con este descubrimiento e incluso un par de ellos preguntarán por tu libro. Pese a que no existe, les dirás que está completamente agotado ya que formas parte de una pequeña escena de poetas internacionales a los que se les editan pequeñas tiradas de libros que se distribuyen por varios continentes y que no tardan en agotarse, todo muy selecto.

Uno de los dos compañeros de trabajo que preguntaron por tu libro se enamorará completamente de ti, lástima que se trate de una mujer de 60 años. Aun así un día iréis a cenar a un japonés y terminaréis haciendo el amor. Los mejores poemas son los que no se escriben, sin duda.

Foto vía el usuario de Flickr 11299883@N08

EL FUNERAL DE TODA TU FAMILIA

Con esta iré más rápido, que con las otras se me ha ido un poco de las manos.

El caso es que todos tus familiares que quedaban vivos acaban de morir de golpe, ¡PUM!, y tienes el funeral de todos ellos el mismo día que la cena de Navidad. No sé, estaban todos en una masía grabando un vídeo para tu boda, que te vas a casar en breve, y estaban haciendo un vídeo de broma de esos de los que hacen ilusión a los novios porque mira, ahí está la tía Matilde con esa peluca rosa y todo eso. Qué risa.

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Pues resulta que estaban ahí reunidos para hacer una cosa bonita para ti y tu futuro marido y ¡PUM!, la casa entera se derrumbó por la noche sobre sus blandos cuerpos de carne y hueso, mientras dormían. Se quedaron todos muertos.

Organizar el funeral ha sido un lío y, ahora, claro, no puedes faltar, si no, no habrá ni Dios ahí en el entierro. Es que es muy fuerte, tienes un entierro múltiple, tienes que enterrar a TODA TU FAMILIA.

Los compañeros de trabajo primero no se lo creerán pero cuando les vayas contando la historia de la boda y la masía y todo eso, verán que estás hablando en serio. Pensarán que estás muy “entera” con la que se te ha venido encima y pensarán que eres una persona muy digna y responsable. “A esa tía se le ha muerto toda la familia y sigue viniendo a currar hasta el último día, no faltó ni un día, es muy responsable, una mujer de hierro” dirán.

Foto vía el usuario de Flickr daquellamanera

TU NOVIA DARÁ A LUZ

Es que justo antes de que enviaran ese correo electrónico en el que hay que confirmar si se va a la cena de la empresa o no, te ha llamado la Maite (tu novia) y te ha dicho que el mismo día de la cena es el día en el que está programada su cesárea para dar a luz a un ser vivo. No lo habías comentado a nadie pero, joder, que la Maite está embarazada, que serás padre.

El tema es que el parto podía complicarse y estabais pendientes de una fecha para practicar la cesárea y justo hoy le han dicho la fecha y mira, que coincide. Esta excusa no tiene fallo.