Ojo, mucho ojo: Mark Powell

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Ojo, mucho ojo

Ojo, mucho ojo: Mark Powell

La semana pasada, Mark Powell y Carlos Álvarez Montero se sentaron a platicar sobre fotografía y sobre el libro 'Open at Noon', con el que Powell ganó el concurso Fotolito Iberoamericano en 2013 convocado por Editorial RM.

La semana pasada tomé un café con el fotógrafo Mark Powell (1968, Illinois) y platicamos sobre fotografía y su libro Open at Noon, con el que ganó el concurso Fotolito Iberoamericano en 2013, convocado por Editorial RM. Días después caminamos por las calles y tomamos algunas fotos. De un momento a otro me encontré rodeado de personajes extraños y momentos absurdos que parecieran sólo existir en su mundo, pero de los que estamos rodeados todo el tiempo, sólo que no están a la vista de cualquiera.

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Ésta fue nuestra charla.

VICE: ¿Cómo llegaste de Detroit a México?
Mark Powell: Estaba fascinado con México por su gran tradición en fotografía. Además estaban los beats como Burroughs y Kerouac, incluso ahora vivo al lado del Bounty Bar donde William Burroughs le dio un tiro a su mujer en este juego de William Tell. También en Detroit viví en Blue Hill St donde vivió Jack Keruack, así que por accidente yo estoy siguiendo la tradición de los beats y por eso me encantó venir aquí a hacer un proyecto de fotos. Me encantó. Llegué en el 98, conocí a una chica y nos casamos, niños, diez años y ahora estoy en un gran viaje. Es como una diferente forma de turismo. Pensaré si voy a regresar a Detroit pero no estoy seguro.

¿Tenías pensado vivir aquí?
No, yo venía por tres meses para hacer fotos en blanco y negro en la calle, pero recuerdo que cuando llegué al aeropuerto, tomé un taxi —que era un vocho— y le dije que me llevara al hotel más barato del Centro. Costaba $40 pesos la noche. Había muchos personajes del Centro que me encantaron, muchos vivían ahí permanentemente, creo que sería una buena serie de fotos la verdad.

¿Hiciste fotos?
Sí, tengo algunos retratos, pero ahora me encantaría regresar a fotografiar a ese hotel porque es una fantasía. Me encanta vivir en hoteles, lo hago mucho, ahí estuve seis meses saliendo diario a tomar fotos. Para mí, México es un lugar increíble, cada día es diferente. Cuando vas a Europa, en Francia o Inglaterra, por ejemplo, no tienes un contraste tan fuerte y no me refiero en cuanto a cultura, sino a la sociedad, en la calle, en los empleados, por ejemplo, personas que todavía hacen algunos trabajos cómo de los años 40, como los sastres o los lecheros. Mi impresión es que estamos en el pasado y futuro, también, porque el pasado puede ser el futuro algunas veces.

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El año pasado yo estuve en Detroit y me pareció que es muy similar a México, hay una anarquía extraña y más estando en los Estados Unidos.
Hay poco lugares en el mundo que ofrecen ese contraste en donde el primer mundo se cayó tanto que hay un espacio para repensar la creatividad, pero tienes razón, son muy parecidos pero en diferente espectro, lados contrarios, pero el mismo contraste. México está lleno de personas, lleno de densidades increíbles, pero Detroit es lo contrario, no tiene densidad, hay espacio, pero las dos ciudades son iguales en disfuncionalidad y libertad también.

¿Hay algo que te llamó la atención de la ciudad de México en relación con Detroit?
Ésa siempre era mi plática: que Detroit y México tienen mucho en común porque hay tradición e historia. Diego Rivera se fue a Detroit para celebrar a la clase obrera. Hay muchas cosas en común, es como los kind of brothers de mentalidad, hay caos, creatividad, disfuncionalidad pero la aceptamos, amamos nuestras ciudades aunque sean como las ovejas negras. "Yo no voy a la Ciudad de México", "me van a secuestrar", "van a robarte", y lo mismo pasa en Detroit: "¿estás loco? ¿ir a Detroit?" "¿Qué estás haciendo en Detroit?" La verdad es un súper secreto, son un buen lugar para empezar algo. Hay un poeta, E. E. Cummings, que dice: "los secretos de la verdad toman el camino difícil". Yo no puedo vivir en otras ciudades, tengo mi casa en Detroit todavía, quiero comprar una casa aquí en México y vivir entre las dos ciudades.

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¿Cómo definirías tu fotografía? ¿Qué es lo que te interesa fotografiar?
Yo estoy mucho en la calle y no tengo idea de lo que voy a encontrar, así que estoy muy abierto a experiencias. La capacidad que tiene México de ofrecer esas historias es enorme, ando en todos lados siguiendo mi olfato y aunque algunas veces hago citas, la idea es conocer gente en la calle sin saber qué va a pasar. Creo que muchos fotógrafos tienen un plan tan definido que a veces interfiere con la fotografía, están buscando el plan en vez de la relación con el mundo porque su visión se acaba con el plan. El libro que acabo de hacer, Open at Noon, habla de este tema. Es muy abierto, literalmente, como abrir el libro físicamente o abrir el diafragma de la cámara, es una interpretación muy libre. Hay secuencias que en los libros funcionan muy bien, yo trabaje mucho secuencias para crear un estado mental de "¿Que esta pasando aquí?" "¿Que es esta secuencia?".

¿Qué es lo que buscas en tus imágenes? ¿Qué buscas captar?
No sé, cada foto para mi es muy independiente. Lo que busco en mi fotografía no es muy definido, no se puede leer, pero hay algo de misterio, humor, de color, intensidad, no saber qué es mas allá, algo que tanto una persona normal como alguien a quien le guste el arte puedan entender y conectar.

Tus imágenes muestran un México sórdido, ¿esto es parte de la influencia beatnik?
Busco lo sórdido en cualquier lugar, más que buscar el lugar que es sórdido. En cualquier situación hay una relación más sórdida e interesante, mi perversión es que busco en cualquier situación lo que realmente está pasando por debajo de la realidad obvia. Por ejemplo, cuando voy a Acapulco, Santa Fe o cualquier lugar, busco una relación que está debajo de la superficie y eso pasaba con los beatniks o con los hippies después. Ellos vivieron una época en Estados Unidos donde todo era bonito, una visión muy positiva de baby boomers, la situación económica, lo comercial, el marketing, el capitalismo más fuerte en el mundo y ellos buscaban la narración por debajo de toda esta realidad, mucha droga, el cambio de la perspectiva, cambiaron para ver el sueño americano a la inversa.

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¿Qué parte de le ciudad te gusta más?
Depende. Ahora mismo estoy pasando mucho por la Monumento a la Revolución. Últimamente ha habido cambios en la plaza, antes era un lugar de mucho chemo y polvo, y ahora está super arreglado. Ésa es la cosa, en la ciudad quieren cambiar lo que era disfuncional, entonces yo estoy checando estos lugares en donde hay una línea entre el pulso de cambiar y no cambiar, es donde pasan las cosas más interesantes.

¿Te consideras un fotógrafo callejero?
Sí, pero mi foto de calle no es como la de antes, estoy tratando de impulsar algo nuevo.

¿En qué sentido?
Invocar más de mi personalidad en la foto y usar mis referencias personales. Creo que hay una gran conexión entre personalidad y realidad, a mí me encantan las películas de los 70, por ejemplo, entonces yo veo referencias de las películas en la calle o alguien que me recuerda a un actor, Lee Marvin o Benicio del Toro que salen en mi libro. Tengo una foto donde filmaron Total Recall, de Arnold Schwarzenegger, en la Glorieta de Insurgentes. Estaba pensando en la mente esquizofrénica de Arnold en este momento, pero es una referencia muy personal que funciona muy bien, entonces lo que hago es crear nuevas narraciones en una manera muy personal y bueno, es lo que todos los fotógrafos hacemos de diferentes maneras.

¿Crees tener una visión de extranjero sobre la Ciudad de México?
Sí, es interesante la mente de extranjero. Cuando regreso a mi ciudad de Bay City tengo la misma mente de extranjero, todo es nuevo otra vez, por eso es importante como fotógrafos, porque tenemos que viajar y regresar y llegar a este contraste o si no pudiéramos viajar, cambiar la química en tu mente en una forma muy fotográfica. Los fotógrafos viajan físicamente y no físicamente, porque un buen fotógrafo está viajando en su propia realidad para enseñar algo, es muy interesante que preguntes sobre la visión de extranjero. Creo que cuando tienes una visión puedes identificar estas cosas, por eso la fotografía es tan importante para llegar a niveles de visión. Los que meditan mucho o los que rezan mucho llegan a una mente muy alta, un mecánico, por ejemplo, puede saber qué falla tiene un motor sólo con escucharlo y una persona normal no puede identificar dónde está el problema, y un buen fotógrafo puede identificar estas cosas, estos lugares, estos poemas, estas cosas bonitas, no importa que esté en su propia ciudad.

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¿Quienes son los fotógrafos que más te han influenciado?
Diane Arbus, William Eggleston y Walker Evans.

¿Qué fotógrafos te gustan ahora?
Billy Monk, Mark Cohen y Lars Tumbjörk.

En qué proyectos estás trabajando últimamente.
En un serie de charlas y talleres con fotógrafos nacionales e internacionales que se impartirán en el Cine Tonalá.