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Cultură

La nueva raza de niños vegetarianos es complicada

Hay que dejar de culpar a la dieta en sí misma y apuntarle a los padres irresponsables

Los niños modernos son una raza humana completamente diferente. Usan iPhones mejor que la mayoría de los adultos antes de cumplir cinco años. Los nombres de bebés hipsters se salieron de control, pero ahora hay una nueva revolución de niños que son veganos y vegetarianos. Mi hermano de seis años, William, es uno de ellos.

Vegetariano desde que nació (dado al vegetarianismo de mis padres), la dieta de William es algo con lo que yo, en silencio, y algunas veces elocuentemente, he estado inconforme. Tiene seis años y, aunque no sé nada de nutrición, siempre he pensado que no existe la posibilidad de que esté obteniendo los nutrientes suficientes para crecer apropiadamente, como nosotros los carnívoros lo hacemos. Pero William es un niño feliz y saludable, idéntico a los demás chicos de su edad, con dos excepciones: le encantan los perros calientes de tofu y tiene la habilidad de sacarle una cara de espanto a todas las meseras cuando se enteran que es vegetariano.

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Una de las mejores partes sobre los niños vegetarianos es su razón para no comer carne, que bien es por una tierna decisión propia o por una extraña imposición de la racionalidad de sus padres. “Simplemente no me gusta, no quiero matar a las criaturas”, dice William, pareciéndose a mi padrastro, “es raro porque matan animales solo para comerse la carne, no para usar sus huesos o alguna otra parte. Si vas a hacerle daño a un animal no deberías desperdiciar los huesos”. Aparentemente el “desperdicio de huesos” es una gran preocupación para los niños vegetarianos.

Si le preguntas a mis padres por qué escogieron criar a mi hermano como un vegetariano, su respuesta es un poco más profunda: “ser vegetariano significa ser compasivo, tener respeto y amor por la vida, y luego están los beneficios que trae a tu salud. Los fríjoles y el arroz brindan aminoácidos, los lácteos y las proteínas de las plantas pueden substituir las proteínas de la carne, y el hierro de origen vegetal tienen un alto número de Vitamina C que permite una mejor absorción dando niveles de hierro precisos”, dice mi madre. Aunque son cosas que he estado escuchando durante toda mi vida, y debo admitir que me he asombrado con unas cuentas, no puedo negar que lo que dicen está bien fundamentado debido a que mi padrastro tiene un título de ciencia nutricionista y una larga carrera de trabajo en la industria de la comida saludable. A eso se le suma la obsesión de mi madre con su búsqueda por mejores formas de permanecer sano. Estas son partes de las razones por las que respeto la decisión de mis padres de criar a William como un vegetariano, aún cuando es algo que yo no haría. “Si él realmente hubiera querido comer carne, claro que se lo permitiríamos, simplemente no quiso”, insiste mi mamá. Claro, pienso para mí miso, no ha querido… todavía.

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Pero no soy solo yo. Mientras que hay un estimado de 1.4 millones de niños vegetarianos en Estados Unidos y la cultura del vegetarianismo se ha vuelto más común en los últimos 50 años, la idea de un niño o un bebé vegetariano, es algo que aún preocupa a  muchas personas respecto a su crecimiento sano. Considerando la trágica historia de Sarah Anne Markam, la madre vegana que fue arrestada, la semana pasada, por no llevar a su hijo al hospital después de que su pediatra le advirtió que la dieta lo estaba poniendo en riesgo.

Es igualmente triste que las personas no entienden que por cada niño vegano y vegetariano que se hace daño o se muere a causa de la dieta que sus padres escogieron para él, de igual forma, hay otro que ha sufrido igual o peor sin ser vegetariano o vegano. Ambos, los que comen carne y los que no, mueren y sufren de desórdenes alimenticios cada año, como obesidad, diabetes, y carencia de vitaminas que afectan su crecimiento y sus órganos internos. Algunas personas son tan putamente idiotas y malvadas que no deberían tener hijos.

“La dieta de un niño vegetariano puede ser absolutamente saludable, pero hay que estar instruido al respecto”, dice la dietista Nina Hirvi. “Claro que existen riesgos si limitas cierta comida, pero con los que tienes que tener especial cuidado son el calcio, el hierro y la proteína”. Los bebés de uno a dos años necesitan un promedio de 16 gramos de proteína por día, mucho de lo que puede provenir de los lácteos, granos y legumbres. Las frutas y vegetales son ricas en hierro, y el calcio puede ser obtenido de la leche. Los únicos niños que están en un riesgo verdadero son los que son exigentes con la comida y además son vegetarianos.

 “Si eres quisquilloso con la comida y, por ejemplo, no te gustan los frijoles, o el tofu, o las nueces, probablemente vas a terminar comiendo muchos carbohidratos. Sabemos que la dieta vegetariana es más sana pero comer demasiado carbohidratos y almidones para substituir una pechuga de pollo, no es una dieta saludable y puede llevar a que el niño esté en sobre peso”, explica Hirvi. Si vas a tener un hijo vegetariano tienes que vigilarlo más. “Si eres un vegano, necesitas tomar suplemento de B12 porque éste solo se encuentra en la comida animal y es una gran fuente de hierro”, sugiere Hirvi.

Cuando la mayoría de los problemas que tiene un niño vegetariano o vegano son el resultado de una educación no apropiada de los padres sobre lo que el hijo necesita para sobrevivir -dándoles comida que no quieren, o quitándoles las vitaminas que requieren-, creo que es tiempo de parar de culpar a la dieta en sí misma y apuntarle a los padres inadecuados. Si estás tomando la decisión de alimentar a tu hijo de manera vegetariana o vegana, más te vale que al menos leas un libro sobre esto, o hables con un nutricionista, pero ponte serio y asegúrate de que tu hijo esté obteniendo los nutrientes que necesita para crecer sano.