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Cómo graduarse de atracador

​Los ladrones de profesión tienen una vida tan monótona como la de cualquier empleado: capturado y liberado, capturado y liberado, capturado y liberado. Qué pereza, sobre todo si te ha pasado 44 veces.

Los ladrones de profesión tienen una vida tan monótona como la de cualquier empleado: capturado y liberado, capturado y liberado, capturado y liberado. Qué pereza, sobre todo si te ha pasado 44 veces. El sábado pasado el diario El Tiempo publicó un artículo de un profesor de la Universidad de los Andes que reunía las cifras más ridículas de personas que dedican su vida laboral a robar en la calle. Las estadísticas que tiene la Policía Nacional son alarmantes y a la vez dan risa. Risa nerviosa.

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Entre el primero de enero de 2011 y el 30 de noviembre de 2014, en las ocho principales ciudades del país, 16.876 personas fueron capturadas más de tres veces. Son casi 17.000 mamás con el credo en la boca. De ellas, 2.000 tuvieron que recoger a sus hijos después de que los liberaran (a algunos, más de seis veces) y a 262 los esperaron en la casa tras regresar a las calles por décima vez. Yo también, a la séptima, dejo de ir por mi hijo. Conchudo.

Como Colombia es un país trabajador, echado pa'lante, hay gente que se destaca. Son las personas que han sido capturadas y liberadas entre 25 y 44 veces en los últimos cuatro años. El hombre con el mayor número de capturas tiene 48 años y "trabaja" en Bogotá. "Este ladrón de profesión, como podría llamársele, fue capturado por primera vez a principios de agosto del 2012 por hurto a una entidad comercial en el Centro Internacional; desde esa fecha ha sido recapturado por la Policía Nacional, en promedio, cada 14 días", afirma el artículo.

VICE habló con Daniel Mejía, profesor de la facultad de economía de los Andes y colaborador ocasional de El Tiempo. En su opinión, la delincuencia "se vuelve una alternativa laboral, a veces muy rentable". Aunque la Policía los captura, ellos vuelven a la libertad y no con el corazón cambiado ni ganas de progresar con ayuda de mi Dios. No. Siguen con sus actividades del día a día y "en algunos casos se vuelven expertos en el proceso de captura. Saben que, unas horas más tarde, tendrán que dejarlos libres".

En resumen, la cárcel termina volviéndose una escuela para los criminales. "Los que entran hacen contactos, crean nuevas redes y conocen de primera mano otras actividades delictivas, como el microtráfico", cuenta. En la cárcel no solo profundizan sus conocimientos ilegales, también conocen la frágil operación de la justicia en Colombia: "Estos criminales ya tienen en sus cálculos que cada cierto tiempo van a ser capturados por unas horas, pero luego saldrán libres y volverán a delinquir".

Mejía explica que existen tres razones por las que los delincuentes reincidentes salen libres con tanta facilidad: por cometer delitos menores que suelen ser excarcelables, porque sus víctimas no denuncian, y porque las capturas quedan mal hechas y el juez de control de garantías, la persona encargada de determinar si abrir o no el proceso judicial, los tiene que dejar libres. De todas formas, cree que la primera razón es la que justifica la mayoría de casos: "Hay que aumentar de manera significativa los costos que afronta la gente por cometer delitos como hurto, microtráfico y lesiones personales; penas cortas pero certeras".