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Cultură

Carta a las mujeres jóvenes: Qué haremos ahora para avanzar juntas

Tras la histórica derrota de la secretaria Hillary Clinton ante el presidente electo Donald Trump, la ex jefa de gabinete de Obama y actual directora de operaciones de VICE, Alyssa Mastromonaco, reflexiona sobre el camino a seguir.

Foto por Justin Sullivan, vía Getty Images.

Este artículo se publicó originalmente en Broadly.

Si eres como yo, pero probablemente más joven, seguro te sientes como una mierda. Estás sufriendo. Podrías seguir en cama y tal vez te pusiste unos pants para ir al trabajo. Nunca olvidarás cómo te sientes ahora mismo.

Tienes permitido sentirte triste durante unos días. Pero entonces todas debemos ponernos ropa interior limpia y un poco de rímel y salir adelante. Depende de nosotras seguir luchando.

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En 2004, estaba trabajando para la campaña presidencial de John Kerry. Hacia las 4 PM del día de las elecciones, comenzamos a beber. Las encuestas de salida parecían geniales, y no nos sentimos como si estuviéramos tentando a los dioses al tomar una copa de champagne.

Después de unos cuantos tragos en el bar del Park Plaza de Boston, las cosas empezaron a descarrilarse. En pocas horas, todo había terminado. Estaba lloviendo y Jon Bon Jovi tocaba una canción para los seguidores que no se habían marchado.

Recobramos la sobriedad de la manera que sólo es posible cuando no tienes otra opción (aunque no sucedió antes de que una de nosotras vomitara en un bolso en el elevador), y regresamos a trabajar en la planificación de un discurso de concesión en Faneuil Hall.


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La experiencia fue como una película o programa de televisión que nunca se realizaría porque el final sería demasiado triste. Yo estaba inconsolable; fumé hierba y comí McDonald's y no salí de mi casa porque no quería gastar un centavo, ya que ahora estaba desempleada.

Todos resurgimos de las cenizas. Siempre.

Me convertí en adulta durante la campaña de Kerry, donde aprendí —y acepté— que, la mayoría de las veces, la política es un juego donde se gana y se pierde, y simplemente no puedes ser parte del equipo ganador siempre. (Pregúntenle a Bernie).

Unas semanas más tarde, me contrató un senador recién electo de Illinois: Barack Obama.

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Todos resurgimos de las cenizas. Siempre.

Obama me dio innumerables oportunidades a lo largo de los años; una fue conocer a la secretaria Hillary Clinton. Atesoro los recuerdos que tengo de ella durante ese tiempo: siempre era la primera en despertar y la última en irse a dormir; a veces usaba una dona para recogerse el cabello en una cola de caballo bastante tonta; cuando me casé, hizo un baile divertido en el avión presidencial, a manera de celebración; cuando trataba de comer alimentos desagradables en los viajes al extranjero siempre me miraba con desaprobación y me decía "come una barra de granola"; cuando salí de la Casa Blanca en 2014, me invitó a almorzar, sólo para pasar el rato.

Entonces, ¿cómo sobrellevar las emociones que sienten ahora?

En primer lugar, no sean destructivas: no quemen la bandera, no sean cáusticas. La ira les dará una resaca peor que el tequila barato.

En segundo lugar, pueden beber vino, preferiblemente con amigos, porque sé lo solitarias que se sienten.

En tercer lugar, encuentren su causa y regresen al juego. Ya sea como mentoras o voluntarias. Recuerden las prioridades de la secretaria Clinton y zambúllanse de lleno en una. Lo más importante, lleven a sus amigos.

Es nuestra responsabilidad formar una tribu diferente a cualquier cosa que se haya visto antes: una que sea más fuerte, más ruidosa y más feroz que nunca. Las sufragistas no ganaron el derecho a votar al caminar por la calle con los audífonos puestos, mientras leían Twitter. No podemos dejar que esto suceda de nuevo.

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En cuarto lugar, no culpen a los hombres por no saber cómo nos sentimos. No hay manera de que puedan hacerlo.


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Y por último, piensen en lo que la secretaria Clinton dijo el miércoles en su discurso: "Nuestra campaña nunca se trató de una sola persona o incluso de una sola elección, sino sobre el país que amamos y sobre la construcción de un Estados Unidos que tiene esperanza, que es inclusivo y que posee un gran corazón. Hemos visto que nuestra nación está más dividida de lo que pensábamos, pero todavía creo en Estados Unidos y siempre lo haré. Y si ustedes también lo creen, entonces debemos aceptar este resultado y mirar hacia el futuro".

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Tenemos que ser las mujeres que causen admiración en las chicas jóvenes, confundidas y profundamente decepcionadas.

Ella es sólo una mujer y sólo puede hacer una parte del trabajo. Hoy ella nos consoló a todos e instó a una nación a apoyar a su nuevo presidente y a tener la mente abierta.

Tenemos que ser las mujeres que causen admiración en las chicas jóvenes, confundidas y profundamente decepcionadas. Tenemos que tomarnos el tiempo y hacer el esfuerzo para demostrarles que el mundo no está totalmente jodido. No podemos dejar las cosas a medias, porque entonces ¿qué será de ellas? Tenemos que unirnos y seguir adelante.

Tenemos que hacer esto por ellas, porque ella lo hizo por nosotras.