Pixies nunca muere: Una charla con David Lovering

Pixies: perfecta combinación entre la estridencia y las melodías más dulces. Extrañas letras, surreales, sórdidas y absurdas que pueden hablar de OVNIS, de adulterio, de locura. Una banda que despierta amor a primera vista. Personajes desaliñados capaces de crear un sonido que satisface el cerebro en todas sus necesidades. Activa tanto la oscuridad como la luz, la esperanza y el desespero, la tranquilidad y la rabia. Libera endorfinas, acelera el pulso y transporta a lugares de la inconsciencia. Y ahí se queda. Pixies es una adicción.

Creada en 1986, solo necesitó de seis años, tiempo que duró su primera etapa, para dar un golpe seco en la historia de la música. Con cuatro álbumes de estudio hasta ese momento, se convirtieron en una banda de culto, con una potencia tal que perduró hasta su reunión en el 2004, sin que su música perdiera vigencia. Se demoraron hasta el 2014 en sacar nuevo material, elIndie Cindy que reunía los EPs que habían hecho entre el 2013 y ese año.

Hoy es una banda cuya reunión ha durado más que su primera etapa. Convencidos que su papel en esta vida es seguir haciendo música, no se esconden tras la nostalgia: quieren seguir creando. Por eso ahora están de regreso con su álbum Head Carries. Un disco que conserva la potencia que tanto cautivó en su momento, con canciones como "Baal's Back", pero que se estrena con temas tipo "Classic masher", que tienen un sonido más limpio que quizás le cueste trabajo digerir a los devotos fans de sus viejas obras como el Surfer Rosa o el Doolittle.

Aprovechando el momento, entrevistamos a David Lovering, baterista de la banda con quien hablamos sobre la industria musical, sobre su vida y, claro, sobre los  Pixies: su sonido, su historia y su presente.

Fue un buen tiempo sin sacar material, ¿qué los motivó a hacer nueva música?
Llevamos haciendo esto durante mucho tiempo, desde el 2004 que nos reunimos. Hemos logrado mucho más de lo que pensábamos. Incluso nuestra reunión ha durado más de lo que duramos como banda atrás a finales de los 80 y principios del 90, lo cual es algo muy surrealista. Fue muy significativo darnos cuenta que éramos una banda, que era lo que nos gustaba hacer: grabar, tocar en vivo y promover nuestra música. Y nos dimos cuenta además que aún éramos una banda viable y que podíamos hacerlo.

¿Y cómo vivieron ese regreso al estudio?
Puedo decir que el clímax que teníamos lo reforzamos. Duramos seis semanas en diferentes lugares trabajando en el material, escribiendo las canciones, trabajándolas en todos sus aspectos. Cuando llegamos al estudio estábamos muy confiados. Llegamos a disfrutarlo porque era algo que ya habíamos preparado, no fue ir al estudio ver qué era lo que íbamos a hacer. Y además estábamos muy felices con lo que teníamos para grabar. Y creo que se ve. Se ve cuando tocamos las canciones en vivo, suenan muy bien y a la audiencia le gusta mucho. Eso creo que es el resultado de todo el esfuerzo que le hemos puesto. Estamos realmente dichosos.​

En el disco está ese sonido que nos cautivó, melódico y distorsionado a la vez, pero también nos encontramos con nuevos sonidos. ¿Cómo se dio esa exploración?
No tenemos una fórmula. En Pixies nunca la hemos tenido. No pensamos en cómo queremos sonar o cómo escribir la cosas. De repente Charles aparece con una canción, con una línea o con unos sentimientos. Después Joey le mete la guitarra, ahora Paz el bajo y yo la batería. Construimos la canción. No es nada especial en realidad. Y sí, algunas canciones suenan como el Pixies básico, sobretodo por ese sonido tan característico que le imprime Joey, pero el tiempo ha pasado y la banda se ha desarrollado. Hay canciones que suenan diferente, sin que lo planeemos. Y no puedo compararlo. El cambio de Kim a Paz trae nuevas cosas, pero siento que todo es una extensión de lo que hemos venido haciendo.

Si te pongo a escoger, ¿cuál es tu canción favorita del nuevo álbum?
 "All I think about now". No se suponía que iba a salir. Nos quedó un tiempo, y en un chispazo de Charles, empezamos a trabajarla. La armamos en la noche y la grabamos el último día. Y me encantó.

 ¿Qué influencias tienes este momento?
Yo pienso como baterista y hay uno que se llama Keith Carlock  que toca con Steely Dan. Creo que ahorita no toca con nadie más. Y si eres el baterista de Steely Dan tienes que ser bueno, porque con esa cantidad de álbumes que el grupo ha sacado a lo largo del tiempo, en los cuales ha habido muchos bateristas y todos excelentes, tienes que tener un nivel muy alto para interpretarlos. Si puedes tocar todo eso, eres increíble. Disfruto demasiado escuchándolo.​

 ¿Ha cambiado el panorama del rock entre la primera y la segunda etapa de la banda?
No ha cambiado mucho, siempre ha habido bandas. Quizás la instrumentación ha cambiado un poco. Realmente la única música que tengo tiempo de escuchar es la que suena en el radio cuando voy en el carro. Las cosas que ponen en XM o en MCN radio. Y uno ve que hay bandas. No creo que algo se haya perdido, ni que haya cambiado mucho. De pronto hay un formato de música que simplemente es más popular para una generación diferente. Pero hay rock. Cuando oigo la radio alternativa oigo las versiones de veinteañeros haciendo lo nosotros hicimos. Sigue ahí.

 ¿Y en cuanto a la industria musical como tal?
Hay cosas que permanecen y hay cosas diferentes. Antes simplemente era disquera, hacíamos el tour y era la manera de movernos. Cuando volvimos tuvimos mucha suerte de volver con nuestro manager y la gente a su alrededor. Pudimos hacer la música por nuestros propios medios, tenemos sello, pero uno se da cuenta que hay muchas formas de salir adelante. Lo único que tienes que hacer realmente es ser diferente. Bueno y diferente.

¿Por qué Pixies es diferente?
No sé, simplemente somos diferentes. Así lo siento. No puedo encontrar otro motivo por el que hayamos tenido acogida. Sí, tenemos canciones ingeniosas, pero en general ofrecemos algo diferente. Aunque realmente todas las bandas ofrecen algo diferente.

Tienen letras surreales, sórdidas que han marcado un sello en ustedes, ¿de dónde salen?
Ese trabajo todo es de Charles. Me cuesta hablar de eso. Mira, hemos estado juntos 30 años, hemos compartido tarima, tocado, he visto los conciertos que grabamos, y tengo que confesar que no me sé la mayoría de las letras. Yo solo estoy escuchando el tempo, escuchando el ritmo y cómo va la melodía. Pero si su contenido no fuera potente no podríamos armar las canciones. ​

 ¿Qué es lo que más te gusta de ser baterista?
Puedo decir es que es lo único que hago que me mantiene en forma. Soy muy perezoso. Pero cuando toco es el tiempo que tengo mi pulso acelerado. Es bueno para mí cuerpo jajaja.

Pixies es un grupo que también entrega cierta nostalgia, ¿cómo salirle al paso a esto con un nuevo material y ponerse en el mapa con este?
Sabíamos que la gente iba a analizar eso. Es el primer álbum que hacemos en 12 años. Y la gente compara con lo viejo. Pero no es que haya una preocupación de nuestra parte, no hay formula, no estamos intentando probar nada, simplemente es lo que es. A nosotros nos gustó el álbum, esperamos que a la audiencia también. Especialmente cuando se interpreta en vivo.

¿Aún te gusta cantar "Where in my mind"?
Tenemos que tocarla en todos los shows. Disfruto tocarla, no puedo tener quejas al respecto.

 ¿Cuál es tu álbum favorito de todos los tiempos?
¡Ay ay ay! jajaja. Revolver de los Beatles es mi álbum favorito, si tengo que escoger uno. Cuando era joven era mi mayor tesoro. Está en mi memoria.

¿Cómo es un día normal tuyo?
Tengo dos hijos, de 4 y 8. Tengo 58, me tomó tiempo ser responsable jajaja. Estoy muy ocupado con ellos: llevarlos al colegio, luego trabajo con Pixies. Ahí se me va el día. Así son más o menos mis días.

¿Tienen planes de volver a Latinoamérica?
Vamos girar primero por Europa. Luego descansaremos y el próximo año estaremos, quizás, viajando por Sudamérica. No tengo fechas exactas, pero es muy probable.