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Cultură

Los trabajadores de VICE hemos bebido mierda humana

Nuestra oficina fue una de las afectadas por el agua en mal estado de Edén, que estaba infectada por mierda humana.

Imagen cortesía de Hermágoras Abezia

"Contaminación fecal humana", eso es según el Departamento de Salud de la Generalitat lo que hizo que más de 4.000 personas de casi 400 empresas —entre las cuales estamos nosotros— se pasasen una semana cagando y/o vomitando.

La contaminación se produjo a través del agua embotellada de la empresa Edén, así que básicamente se podría decir que nos hemos pasado una semana bebiendo mierda, para reciclarla y sacarla por el otro lado. No deja de ser un ciclo perfecto, es algo casi mágico: una mala situación causada por mierda que se soluciona a través de más mierda. La vida y sus misterios.

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Pero no nos desviemos del asunto. El caso es que algunos de nuestros compañeros lo han pasado realmente mal durante bastantes días.

El fin de semana del 16 de abril se convirtió en un auténtico infierno marrón del que pocos se salvaron. Dos de nuestros compañeros lo pasaron especialmente mal, aquí están sus historias.

Jordi Mestre, Editor Jefe de VICE Sports

El pasado jueves a las 18:00, hora peninsular, me tomé un enorme vaso de agua del impronunciable proveedor habitual. Evidentemente, poco podía saber yo que estaba firmando una sentencia de sufrimiento estomacal considerable.

Recuerdo que por la noche me comí una manzana y de repente empecé a encontrarme mal: para no herir sensibilidades, mejor enlazo una imagen que ilustre lo que ocurrió después.

Durante toda la noche, a intervalos regulares de unos 45 minutos, tuve que hacer visitas al baño de todo menos placenteras y beber agua sin parar para evitar quedarme más seco que la mojama.

Al día siguiente pasé por el hospital. Sin demasiados miramientos, un enfermero (el típico majete que en otra circunstancia te haría gracia pero que en ese momento no encuentras NADA divertido) me inyectó suero y Primperan. Debo agradecerle al simpático benefactor su ayuda; no lo pasé nada bien, pero al menos me dejó (casi) nuevo.

Eso sí, con la movida quedé tan hueco por dentro me pase los siguientes dos días sin pasar por el baño. Esa ya es otra cuestión. Supongo que ahora me tocará comer más yogures de esos con bífidus.

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Hermágoras Abezia, Trafficker

Estaba en la Sa Tuna, en la Costa Brava, con la familia de mi prometida. Habíamos ido a probar la comida de los food trucks que vamos a poner en nuestra boda. Mientras estábamos probando la fideuá, de repente me empezaron a dar temblores y empecé a notar sudores fríos. De repente noté como por mis intestinos empezaba a generarse una espuma ácida.

A mi alrededor todo el mundo era feliz y estaba contento, correteando de un lado para otro y yo solo intentaba no retorcerme de dolor. Estaba literalmente envenenado.

Por la noche solo podía pensar en volver a mi casa, a mi sofá, a mi querido váter… pero estaba tan jodido que me tuve que quedar en un hotelillo mientras dejaba que la naturaleza siguiese su curso o morirme en paz.

En ese momento fue cuando mi querida prometida me hizo la foto que habéis visto aquí arriba. A la mañana siguiente me di cuenta de que me habían explotado algunas venillas del ojo por culpa de la vomitona nocturna.

Parcialmente recuperado volví a casa y al día siguiente pude ir al médico a ver qué había pasado, no sin antes descubrir que la mitad de mis compañeros habían pasado por algo más o menos parecido a lo largo del fin de semana. Que haya sido por culpa de mierda humana solo es la guinda del pastel.