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Motherboard

​Hablamos con Marty Cooper, el padre del teléfono móvil

El 3 de abril de 1973 mientras Marty caminaba por las calles de Nueva York los periodistas observaban cómo hacía la primera llamada con un teléfono portátil.

Si yo fuera el responsable de un invento revolucionario que cambiara el mundo, estaría todo el día presumiendo de ello, no sin antes habérselo restregado por la cara a mi mayor competidor.

Y eso es prácticamente lo que hizo Martin "Marty" Cooper, inventor del teléfono móvil, cuando creó el Motorola DynaTAC 8000X, el primer teléfono portátil del mundo.

Era 1973 y Marty caminaba por las calles de Nueva York mientras los periodistas observaban cómo hacía la primera llamada con un teléfono portátil a nada menos que Joel Engel, ingeniero de la red celular de AT&T y su principal y mayor enemigo en esa carrera tecnológica. Marty nos contó que cuando Joel descolgó el aparato ,se produjo un silencio al otro lado de la línea. "Supongo que estaría haciendo rechinar los dientes", afirma Marty con una sonrisa divertida y una pizca de descaro.

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Aquel momento marcó un antes y un después en nuestra forma de comunicarnos como sociedad.

La OMS declaró una vez que los teléfonos móviles "podrían ser cancerígenos", afirmación que no logró frenar su proliferación por todo el planeta. Hoy día, la creación de Marty es comparable en importancia a la invención de la rueda.

El teléfono móvil nació principalmente de la insatisfacción que había causado el teléfono instalado en los coches. Tiempo atrás, Marty y sus socios de Motorola sabían que el futuro de la telefonía radicaba en la movilidad. Hasta 1973, la telefonía móvil se limitaba a los vehículos. La posibilidad de hacer y recibir llamadas desde el coche supuso una revolución en aquella época, pero a Marty no le gustaba la idea de tener que estar encerrado en un coche para poder hacer una llamada por el camino. "Libertad significa poder hablar en cualquier parte", afirma.

El padre de las comunicaciones móviles no deja de mirar más allá. En su visión de futuro, los móviles dispondrán de servidores personales implantados en nuestro cuerpo, la inteligencia artificial será una realidad práctica y las aplicaciones quedarán obsoletas. En un momento de la entrevista, Marty mira directamente a la cámara y afirma con un destello de genialidad en los ojos: "en lugar de ser nosotros los que busquemos la aplicación, será ella la que nos busque a nosotros".

No cabe duda de que Marty, a sus 86 años, ha sido todo un visionario y un amante del futuro. Al fin y al cabo, es ahí donde vamos a vivir todos, en el futuro, probablemente enganchados a nuestros teléfonos móviles.

Escrito por Xavier Aaronson