FYI.

This story is over 5 years old.

Actualidad

Mi propia maquiladora

Una crítica a los medios de producción de la ropa gringa.

Soy canadiense, pero si algo sé sobre los gringos es que les encanta comprar productos fabricados por extranjeros pobres. Casi ninguna prenda de ropa vendida en Estados Unidos se fabrica ahí; todos lo saben y a nadie le causa ningún conflicto, excepto por algunos raritos apretados que se visten muy bien. ¿Pero qué pasaría si un día de estos, la industria manufacturera se colapsa, y todos esos sirvientes a los que Estados Unidos contrata dejan de producir esa infinita fuente de vestimentas llamativas? ¿Qué tipo de atrocidades se verían obligados a usar los gringos?

Publicidad

Para ilustrar este predicamento hipotético, decidí llenar mi armario con puras prendas hechas por mí, desde cero, una para cada día de la semana. Igual que muchos estadunidenses, sé muy poco sobre el diseño de modas o coser, así que este proceso fue algo tedioso y abrumador, y me tomó aproximadamente cinco mil veces más de lo que le habría tomado a alguien que realmente trabaja en una maquiladora explotadora (es por eso que el sistema existe, duh). Intenté fabricar prendas decentes para no parecer una verdadera maniática en la calle. Si una de las gemelas Olsen puede caminar por ahí vestida con una bolsa de basura peluda, ¿qué era lo peor que me podía pasar? Así que seguí adelante, y me enorgullece presentarles una idea aproximada de lo mal que los norteamericanos, y algunos otros occidentales mimados, se vestirán en un futuro sin fábricas explotadoras, cuando nosotros tengamos que fabricar nuestra propia ropa.

Fotos por Jill Thompson y Courtney Turnball.

LUNES: VESTIDO DE CORTINA DE BAÑO

Me pareció importante usar el mayor número posible de telas recicladas en este experimento. La cortina de baño que usé para mi primer atuendo llevaba varios años colgada en el baño de mis padres. Esto explica por qué el interior del vestido estaba cubierto de hongos negros y peludos, pero simplemente me imaginé que era piel de conejo y no estuvo tan mal. Tuve mucho que recortar y coser (lo cual no tenía ni idea de cómo hacer), pero yo diría que el producto final fue todo un éxito, en especial si lo tuyo es ese look medio depresivo de la sección de maternidad en Sears. Hablando de eso, mi madre me invitó a cenar la noche que terminé el vestido, y cuando llegué a su casa insistió que me cambiara. Le dije que no sería posible porque eso era parte de “mi trabajo, Madre”. Una amiga de la familia cenó con nosotros y me dijo que mi vestido de cortina de baño le recordaba a su embarazo. Mi madre, por supuesto, no desaprovechó la oportunidad para decir que parecía una indigente y que le avergonzaba estar sentada frente a mí.

Publicidad

MARTES: CUELLO DE TORTUGA / BÚHO EN LA VAGINA

Sé que la gente está dividida entre si usar fotos de animales o estampados de bichitos en sus cuerpos, pero al carajo con esas sucias cucarachas. Para mí, usar ropa temática de animales es como usar la playera de una banda, porque soy una gran fanática de los animales; quiero estar con ellos, los quiero sobre mí, los quiero adentro, todo el tiempo, para siempre.

Esta funda de almohada con un búho también la desenterré del fondo de un clóset en casa de mis padres. Mi abuela presumía que la había comprado antes de que existiera un Walmart en la ciudad, lo cual me pareció apropiado pues Walmart va con las maquiladoras de países pobres, como los búhos van con mi vagina.

La combinación del cuello de tortuga y la falda de búho funcionó muy bien y me hizo sentir más segura de lo que cualquier persona debería, aunque cuando me vi dos segundos en el espejo creí que tenía una almohada en mis piernas. Llevé mi atuendo a un asilo, donde me sentía extremadamente atractiva (si nunca te has sentido como un objeto de deseo entre gente vieja, realmente te estás perdiendo de algo).

MIÉRCOLES: PIYAMA POR ACCIDENTE

Cuando la gente sale a la calle con su piyama parece que es para decir: “Preferiría estar dormido que haciendo lo que sea que esté haciendo”. Este impulso por apagar nuestro cerebro es, para mí, reminiscente del suicidio. Digo esto para explicarles que mi intención no era hacerme una piyama. Mientras “diseñaba” este atuendo, quería hacer algo que fuera fácil de usar, cómodo y con cuadros; ¿eso qué tiene de malo? Usé unas sábanas y un elástico para hacer los pantalones, y convertí una bata en una playera. En retrospectiva, estas piyamas accidentales eran inevitables. ¿Cómo es que no lo vi venir? ¿Será que en el fondo quiero usar mi piyama en público? ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Soy una persona semiadulta y degenerada? Estas preguntas bombardeaban mi cabeza hasta que me di cuenta de que me puse esto para ir al centro comercial, donde compré helado. Creo que todo está bien, gracias.

Publicidad

PD: Todo buen estilista sabe lo importantes que son los accesorios, así que también usé esta modesta bolsa, mejor conocida como bolsa de papel. Parece que acabo de crear lo “chic para el enfermo mental”. ¿Ahora qué? ¿Me haré famosa? Eso espero.

JUEVES: BODYSUIT FLOREADO

Los atuendos de una sola pieza son geniales porque a veces parece una estupidez esforzarse tanto por encontrar prendas que combinen, en especial cuando podrías usar ese tiempo para pensar en otras cosas como astrofísica o todos los genocidios que ocurren cada segundo que pasas viendo ese par de cinturones. Así que ésta fue la prenda que más me emocionaba hacer. Guardé mi tela favorita (una sábana de los ochenta que siempre había querido con toda mi alma) y tomé las medidas precisas, las cuales resultaron no set tan precisas porque, una vez más, no tenía ni puta idea de lo que hacía. El resultado final fue un tela en forma de humano, ligeramente transparente que hacía que se me marcara la pezuña; algo que una mujerzuela usaría en un cuento erótico de Charles Dickens.

No podía mover mi cuerpo sin romper las costuras, y hubo un punto en el que sentí que la sangre ya no circulaba por mis piernas. Fui al supermercado con esta cosa, y me sentí desnuda todo el tiempo. Esto fue algo muy confuso, pues para mí ir al super también implica salir a cazar padres jóvenes y apuestos. Al final me sentí demasiado vulnerable como para abordar a alguien. Pero por alguna razón terminé abriendo las piernas demasiado y desgarrando la entrepierna. ¡Todo lo que hago lo hago por ti, Gringolandia!

Publicidad

VIERNES: FALDA DE MANTEL CON ENCAJE

Hice esta increíble falda con uno de los manteles de mi madre y la combiné con una playera de la tienda de la esquina porque tejer es estúpidamente aburrido, difícil, ¡y ya no quería hacerlo! Hay una mancha de salsa BBQ que parece el resultado de una menstruación, pero creo que eso le da un toque especial a una pieza tan delicada y femenina, de la cual estoy muy orgullosa.

Lo bueno de usar cosas estúpidas los viernes es que te puedes salir con la tuya y recibir cumplidos. Sabía que parecía una versión pobre de una chica Harajuku, pero junto a las chicas normales en los bares parecía una persona demasiado segura de sí como para participar en sus primitivas competencias de belleza, que es justo lo que quería. ¿Mi recompensa? Buenas conversaciones, muchas risas, vomitar sobre el pene de un adulto en el baño de un congal, y una sensación de alergia en mis piernas; quizá era la mancha de salsa que se colaba lentamente por mis poros esa larga noche de viernes.

SÁBADO: OMBLIGUERA "I LOVE YOU"

Encontré esta tela tirada en mi casa con un patrón hecho con las palabras “I love you”, y a esas alturas ya no tenía ganas de seguir cortando y cosiendo más ropa estúpida. Así que recorté un cuadro para mi torso y sólo lo cosí en las partes necesarias para evitar que se cayera a pedazos. Salí de la casa a medio descoser y con hilos colgando por todos lados, lo cual funcionó a mi favor porque salir vestida hecha una garra es la moda en estos días.

Publicidad

Fui por una cerveza de mediodía con una amiga, y la mesera se me acercó con unas tijeras y ofreció arreglar mi vestido. La miré cortar un hilo tras otro mientras me contaba sus propios sueños de algún día poder ser diseñadora de modas. Un rayito de sol iluminó mi alma. ¿Quizá así es como los esclavos de las fábricas se sienten en sus días libres? No, espera, no tienen días libres. Creo que sólo era el alcohol.

Más tarde fui a una sex-shop a comprar vibradores para mis amigas porque me sentía generosa y feliz. Quizá el mensaje en mi camisa comenzaba a filtrarse por mi piel y a fluir hasta mi cerebro. Quizá siempre deberíamos usar cosas que nos parecen psicóticas para poder cambiar nuestros aburridos patrones de comportamiento. Quizá sólo estoy llena de rencor y miseria, no lo sé.

DOMINGO: TOGA CASERA

A estas alturas ya había superado por completo la idea de coser, así que simplemente me cubrí con varias telas y las amarré como una toga. Fue extraño, pero este fue el día que me sentí con más estilo. El domingo no hice nada y si hubiera estado vestida en pants habría sido completamente deprimente, pero con una prenda tan fina y multicolor se sintió como algo digno de la realeza. Una amiga pasó a visitarme y me dijo que me veía como Beyoncé, lo cual —y no puedo enfatizar esto lo suficiente— nunca me había pasado. Quizá todos deberíamos caminar por la vida con ropa libre y holgada. Seguro viviríamos más relajados, tendríamos orgías masivas, comeríamos uvas y tomaríamos en cáliz, es decir, viviríamos en el paraíso. Además, ir al baño con una toga es una maravilla.

No tendría ningún problema con cubrirme con sábanas todo el día, todos los días, pero esto sería imposible, salvo que todos lo hicieran la gente pensaría que necesito atención médica. Eso es otro ejemplo de cómo tener que encajar en la sociedad degrada tus valores. Supongo que cuando dicen: “Tienes que sufrir por la moda”, realmente le están hablando a todos los niñitos asiáticos que mueren de hambre en una fábrica. Ay, Gringolandia, realmente eres todo un enigma.

¿Quieres más? Lee nuestra Edición de Moda 2013.