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Cultură

​'Me duelen los hojos': así actúan los miembros de Acción Ortográfica

Un colectivo de activistas callejeros de Madrid corrige las faltas allí donde las encuentra. Hablamos con su fundador.

Hay dos tipos de personas en el mundo. A los que se nos revuelven las tripas cuando vemos una falta de ortografía en cualquier parte y a los que les da exactamente igual. Éstos últimos son los mismos que escriben con k en su muro de Facebook y prescinden de los acentos en el Whatsapp porque "para el caso, tú ya me entiendes". Pues regular, oye. Se te entiende regular.

Entre los infelices que formamos parte del primer grupo hay quien ha decidido ir un paso más allá y pasar a la acción. A mitad de camino entre el sentido del humor, la guerrilla urbana y una necesaria labor de pedagogía social, el grupo Acción Ortográfica de Madrid (ACOMA) se dedica a corregir todas aquellas erratas que encuentran en los espacios públicos de la ciudad utilizando cualquier instrumento a su alcance, desde rotuladores y sprays hasta botes de pintura. Porque para entenderse hay que escribir bien, y la calle es el primer escenario de la batalla.

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"Del mismo modo que exigimos calidad en los productos que compramos, la exigimos en la lengua. Comunicar correctamente las cosas es un deber, y tenemos derecho a recibir la información de forma igualmente correcta". Quien habla es el fundador de Acción Ortográfica de Madrid, una persona que trabaja en el ámbito de la comunicación y que prefiere permanecer en el anonimato. "Al fin y al cabo nos dedicamos a pintarrajear las calles", explica. "Por mucho que intentemos no utilizar pintura indeleble, somos conscientes que la ley castiga el vandalismo, sobre todo cuando se trata de mobiliario urbano o de muros del Ayuntamiento. Las multas son cuantiosas, ¡y eso que mejoramos sustancialmente la calidad de lo que escriben!", bromea.

Acción Ortográfica de Madrid se inspiró para su creación en la ecuatoriana Acción Ortográfica Quito, que a su vez tomó los métodos del movimiento literario latinoamericano Acción Poética, el grupo fundado por el poeta mexicano Armando Alanis Pulido. Durante la segunda mitad de los 90, en los muros de las calles de la localidad mexicana de Monterrey comenzaron a aparecer fragmentos de poesía, una práctica que no tardó en dar el salto a otras ciudades del país, primero, y a otras naciones de América Latina y del resto del mundo después.

En el caso de Acción Ortográfica de Madrid, lo suyo fue mucho más casual, casi como una broma en forma de página de Facebook. Pero acabó convirtiéndose en un fenómeno viral. "Se nos fue de las manos", reconoce su fundador. " Incluso una editorial grande nos ha ofrecido publicar un libro, lo que hemos declinado por falta de tiempo. De hecho, hemos tenido que parar un poco porque estábamos desbordados. Eso sí: después de verano volveremos con mucha más fuerza".

Para formar parte de Acción Ortográfica de Madrid no hace falta jurar lealtad a un manifiesto, ni pasar un examen que demuestre que sabes más de ortografía que tu profesor de lengua de BUP. Basta con firmar las intervenciones como 'Acción Ortográfica Madrid', hacerles una foto y mandársela a los fundadores para que la publiquen en las redes sociales. "Somos como un pollo sin cabeza. No tengo ni idea de cuánta gente forma parte de esto, pero recibimos cientos de emails, y cada vez más. Nos escriben de otras ciudades españolas para que les ayudemos a montar un grupo local y no sabemos qué decirles, más allá de que creen una página de Facebook o una cuenta en Twitter y animen a sus conciudadanos a corregir erratas".

"Hoy en día todo el mundo escribe, y más que nunca. Las redes sociales están al alcance de cualquiera, y parece que en ellas se consiente todo"

Ante la aparición de grupos como Acción Ortográfica de Madrid, surge una pregunta inevitable. ¿Escribimos cada vez peor en la sociedad de la información y los teléfonos supuestamente inteligentes? "Yo creo que no", apunta su fundador. "Lo que pasa es que hoy en día todo el mundo escribe, y más que nunca. Las redes sociales están al alcance de cualquiera, y parece que en ellas se consiente todo".

Para el fundador de ACOMA, nuestra forma de escribir dice mucho de nosotros. "Hay que ser conscientes de que a través de ella transmitimos nuestra imagen personal. Hoy, más que nunca, somos texto. Y no sólo a nivel individual, sino también de empresa: si te comunicas con tus clientes con faltas de ortografía, muchos lo interpretarán como una falta de respeto. Porque entienden que no te has tomado la molestia de escribir correctamente, y lo castigan con severidad. Tampoco hace falta ser un friki de la lengua, sino simplemente tomarse en serio algo que, al fin y al cabo, es nuestra carta de presentación ante los demás".