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Cultură

Julian Assange's TV Party: A Blow-by-Blow Review of The World of Tomorrow

Una reseña del nuevo programa del iconoclasta de WikiLeaks.

En enero, Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, anunció que estrenaría su propio programa de televisión. Consciente de su deber con la libertad de información (aprobada por el Kremlin), el programa se transmitirá con el respaldo de Russia Today, y ayer salió el primer episodio del nuevo programa de Assange, The World of Tomorrow, en un canal desconocido (Freeview), y en internet. Esto es lo que sucedió.

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“Mi nombre es Julian Assange”, comineza nuestro canoso héroe, "editor de WikiLeaks”. El tema exclusivo de M.I.A. suena de fondo. ¿Se siente ominoso? Definitivamente. Es el sonido de los enemigos, de la CIA, del FBI, y de esas malditas mujeres que no lo dejaron expresar su amor. ¿Qué apariencia tienen estos enemigos?

¡La de una maldita mujer! Un mujer parada junto a una bandera norteamericana. Pero no te preocupes, Julian no se dará por vencido. Puede que tus padres, la industria, el ejército y las leyes de abuso sexual en Suecia estén en su contra, pero el pueblo está de su lado.

¿“Somos el 99%"? No, amigo; Julian es el 99%. De hecho, tiene un cierto parecido con la máscara, ¿no crees? Es posible que Julian lleve tanto tiempo detrás de esa máscara que, irónicamente, el molde (de la opresión) haya empezado a definir su apariencia física.

Julian le resume sus idea para el programa a su café, mientras habla sobre este personaje importantísimo e incendiario, que aparece en el primer episodio de su sermón global. El entrevistado está hablando desde una "ubicación secreta en Líbano" (¡Dios mío!) y es "una de las figuras más extraordinarias en Medio Oriente" que ha "luchado en muchas guerras armadas contra Israel" (¡Bu, Israel, bu!).

Julian tiene preparada una pregunta muy importante: “¿Por qué es conocido como un defensor de la libertad por millones, y un terrorista por otros millones?" Hola: ¡Política de primer nivel! Hola: ¡diferentes puntos de vista! Hola: Patatas… patata. ¿Dónde dejé mi resumen de los ensayos de esos adolescentes? ¿"Stalin: Hombre o Monstruo"? ¿"Churchill: Leyenda o Villano"? ¿"Roosevelt: Líder honorable o Bastardo discapacitado"?

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Esta es la primera imagen de nuestro invitado, Hassan Nasralá, líder de Hezbolá, en su primera entrevista en seis años con Occidente. ¡Exclusiva! ¡Tómala, The Guardian! ¿Dónde estabas, Nick Davies? ¡Seguro estabas en tu casa, acariciando tu maldito Paul Foot!

Cámaras, computadoras, hombres con audífonos: esta es una entrevista moderna, puedes quitarte esa corbata, gordito, y límpiate la tinta del periódico de tus dedos, ¿qué no sabes que estamos en el 2012? Julian abre con tres preguntas de enorme relevancia sobre Israel y Palestina, todas al mismo tiempo. Nasralá hace su mejor esfuerzo por responder, haciendo referencia a las "invasiones ilegales" de Palestina, las "masacres" cometidas por el ejército de Israel y su deseo por vivir en un estado de completa paz. Habla en árabe mientras el intérprete grita agitadamente a todo pulmón.

Sí, sí, sí, claro que sí, Hassan… [intenta disimular su bostezo]. La conversación está sedando a Julian. Apenas dos minutos después y ya está intentando redirigir la conversación hacia WikiLeaks, donde se publicaron algunas de las prácticas de corrupción de los seguidores y jefes de Hezbolá. Nasralá, tranquilamente, explica que esta información es "incorrecta" y que fue "parte de una guerra mediática en nuestra contra". Se ríe un poco, mientras habla sobre los seguidores adinerados que atormentan a Hezbolá hoy en día. Malditos niños ricos, no saben lo que es vivir en el mundo real.

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¡Amigo, se supone que me tienes que ayudar! Julian está un poco sorprendido porque Nasralá se rehusó a decirle al mundo que WikiLeaks, sin ninguna ayuda, había descubierto la corrupción dentro de su partido, así que contraataca con todo: Siria. Quiere saber por qué Hezbolá no está apoyando el cambio en Siria. ¿Por qué están en el tren de la muerte de Assad?

¡Dos ojos, dos ojos! Así es como la gente tiene que ver la situación en Siria, dice el entrevistado desde su ubicación secreta en Líbano, mientras señala dónde están los ojos para aquellos que no se ven en el espejo porque hay una cámara grabándolos del otro lado. Necesitan entender que Assad es malo pero también bueno, porque quiere aplicar "reformas radicales", pero la oposición, que no quiere dialogar con él, se lo impide. Pobre Assad, seguro el pueblo sirio ni siquiera lo está escuchando por todas las explosiones que están destruyendo sus casas y matando a sus familiares.

La cosa se está poniendo más aburrida (para ser honesto, visualmente no es el mejor programa de la historia), así que Assange le pregunta a Nasralá sobre su infancia. Dios, qué conmovedor. Julian es Oprah y Piers Morgan en uno. "Era una zona pobre", le cuenta Nasralá, recordando el pueblo en el que vivió de niño. Julian cierra los ojos y viaja a la granja de piñas en la que creció, en Queensland, Australia. Puede saborear ese dulce néctar en fondo de su boca. Si tan sólo pudiera regresar, si tan sólo pudiera dejar este mundo de secrecía detrás, si tan solo pudiera ser niño otra vez…

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Julian despierta y se da cuenta de que las lágrimas importan, pero que su programa también necesita algo de diversión, así que le pide a su invitado que le cuente un chiste.

¡Qué buen chiste! Cómo nos reímos, tú y yo. Aquí estamos, dos titanes de la libertad, agobiados por la injusticia, pero aún así reímos. Me dices que la mejor forma de engañar a los israelíes y sus dispositivos de grabación es usando la juerga rural, y después me recuerdas, sarcásticamente, que esto no se verá bien para WikiLeaks. Tienes razón, amigo, tienes toda la razón. Este parece el mejor momento para preguntarte por qué crees en el "concepto totalitario de un dios".

Porque está allá arriba… parece ser una buena respuesta.

La entrevista termina y Julian agradece a sus intérpretes. Es un momento dulce y amargo: el iconoclasta desterrado, odiado por quienes antes lo apoyaban, sujetando las manos de dos hombres que acaban de darle su cariño y apoyo. Los intérpretes bromean con Nasralá en árabe. No hay traducción.

¿Quién hizo esto? Púdrete. ¿En serio crees que te íbamos a decir, para que puedas cazarnos como animales? ¡Piénsalo dos veces! Aparecen los créditos. Todos son anónimos.

Excepto Julian Assange, quien tiene los derechos de todo.

Sigue a Oscar en Twitter: @oscarrickettnow