FYI.

This story is over 5 years old.

FICCI

Playa, mar y conflicto en el Festival de Cine de Cartagena

Las películas hacen parte de un nuevo programa y se presentarán en la edición 57 del FICCI. Hablamos con su curador y les presentamos un avance.
Still de "Meurtre à Pacot" de Raoul Peck. Cortesía de Black Velvet.

Hay varias cosas que caracterizan la cultura de la región Caribe. Más allá de su herencia y las costumbres que rodean a la región, el cine no ha sido  precisamente uno de sus fuertes. Se decía que el único cine rescatable de la región era el cubano, uno que todavía permanece en el recuento cinematográfico propio de la zona, pero también que está acompañando cine de países como Haití, República Dominicana y Colombia, entre otros, que cada vez están cogiendo más fuerza.

Publicidad

El Festival de Cine de Cartagena es, según sus promotores, una fiesta propia del Caribe. Esa pretensión se evidenció en la necesidad de traer un programa de películas representativas de esta región, llamada Cines del Caribe: Visiones de la ruina, lo sumergido y lo emergente.

Francisco J. Hernández Adrián, doctor de la Universidad de Nueva York, director de la maestría de artes visuales y cultura en el Centro para las Artes Visuales y la Cultura de la Universidad de Durham, Inglaterra, es el curador para esta sección, que traerá ocho producciones de diferentes países de la región.

Para esta ocasión, Hernández se reunió con Pedro Adrián Zuluaga, el jefe de programación del festival, y con Diana Bustamente, su directora, para determinar qué películas harían parte de esta nueva sección. El proceso de ver cada una de las películas duró aproximadamente año y medio y, con la ayuda de las clases sobre este tipo de cine y la investigación que ha hecho Francisco J. Hernández Adrián en los últimos años —especializado en las culturas insulares y caribeñas— fueron la base para complementar llevar esos conocimientos al séptimo arte.

 Adrián, como prefiere que lo llamen, participó en el FICCI en un programa del año 2000 llamado "Cine Tropical", que lo llevó a hablar con los programadores y directivos sobre un cine que no tenía cabida en ningún lado: el del Caribe.

Para él fue importante mostrar los diferentes lenguajes, debates, narrativas y situaciones que se presentan en los países que componen esta región: "Antes se pensaba que el cine del Caribe era solo el cubano, pero Cuba no es todo el Caribe". En palabras de Adrián, el Caribe se excede a sí mismo y es necesario mostrar la variedad cultural, histórica y económica de la región.

Publicidad

(Para el que no sabe cómo ir a este y más eventos del festival, lea este artículo). 

Estas son las películas que Adrián, junto con los programadores del FICCI, escogieron para el programa de Cine del Caribe

Beira-Mar (Brasil, 2015)

SINOPSIS: Durante el invierno en un pueblo del sur de Brasi,l las playas permanecen vacías, el viento marino empuja el frío hacia la tierra firme y el mar se estrella furioso contra la playa. Así son los balnearios fuera de temporada, espacios desiertos, habitados únicamente por una colección de individuos insólitos, seres que viven en contravía del resto, pobladores del silencio y el vacío. Por eso no es de extrañar que sea en un lugar así en donde Martin y Tomaz, dos adolescentes de Porto Alegre, se descubran a sí mismos y al otro, ambos en la búsqueda de una liberación: Martin busca emanciparse finalmente de su padre, Tomaz la posibilidad de expresarse afectivamente. La puesta en escena, sutil y distendida, da cuenta de una visión de la adolescencia respetuosa y matizada, capaz de reconocer la importancia de las disyuntivas acerca del amor, la amistad, la familia y el sexo que se presentan a esa edad. Beira-Mar saca así el mejor provecho de la ubicación costera en donde trascurre la historia, siempre manteniendo el mar como motivo que se repite sonora y visualmente encarnando la última frontera para los personajes, un último refugio.

Meurtre à Pacot (Haití, 2014)

Publicidad

SINOPSIS: Un terremoto ha hecho desaparecer, al menos en apariencia, las diferencias entre las distintas clases sociales de Puerto Príncipe. Este es el escenario preciso para señalar y remover, temporalmente, las relaciones de poder que a lo largo de la historia se han establecido entre los miembros de una sociedad que, aún con las heridas abiertas de la experiencia colonial francesa, observa con reservas y, al mismo tiempo con esperanza, la intervención extranjera en Haití. Un joven forastero, que coordina los equipos de ayuda y rescate internacional, toma en alquiler la habitación principal de una mansión en ruinas. Pero una joven y bella nativa de modesto origen lo acompaña y es así como este cuerpo se convierte progresivamente en una alegoría de la isla (con muchas de las simplificaciones que afectan una comprensión más completa del Caribe): ferviente fuente de placer, objeto último del deseo y trágica víctima de abusos inclementes y crímenes impunes. El hedor de las numerosas muertes ocurridas por la tragedia recorre las calles y perturba a los sobrevivientes, quienes se debaten constantemente entre (re)construir y proteger su territorio o huir en búsqueda de la tan anhelada estabilidad ofrecida por el viejo continente.

Memorias del subdesarrollo (Cuba, 1968)

SINOPSIS: A medio siglo de su estreno, Memorias del subdesarrollo sigue mereciendo su sitio como una de las obras maestras del cine latinoamericano. Película moderna y autoconsciente, Memorias es un collage, una mezcla vanguardista de materiales heterogéneos en torno a un drama político y existencial: fragmentos de noticieros, fotografías documentales y titulares de periódicos, coexisten con la ficción introspectiva de Sergio Carmona, un burgués aislado emocional y socialmente de la sociedad cubana en los primeros años del proceso revolucionario. En la película, el Caribe del pensamiento reflexivo, encarnado en los comentarios cínicos de Sergio y sus visitas a librerías, galerías de arte y al coloquio sobre "Literatura y Subdesarrollo", se contrapone al Caribe de la espontaneidad, que en la escena inicial de la fiesta multitudinaria y el crimen que no la interrumpe encuentra su epítome. Ese choque entre visiones del Caribe encuentra en el subdesarrollo su vínculo, obsesión de la película y su personaje. Sergio ve en la sociedad cubana esos vicios del pasado que la Revolución no ha podido cambiar, esa "incapacidad de acumular experiencias y desarrollarse" que, como en un espejo, se reflejan en él mismo. Como una profecía macabra, Memorias es la ilustración de una condición, el subdesarrollo, que hoy parece haberse normalizado.

Publicidad

Ruinas tu reino (México, 2016)

SINOPSIS: Las primeras imágenes de este documental de ensayo, en las que se describe el brutal proceso de selección de las criaturas atrapadas por las redes de unos pescadores, evocan enseguida la oscura intensidad de obras como Leviathan de Lucien Castaing-Taylor y Véréna Paravel, o Dead Slow Ahead de Mauro Herce. El primer largometraje de Pablo Escoto, de una austeridad técnica deliberada, pero tan crudo y penetrante como aquellas, ofrece al espectador las vívidas experiencias de la misteriosa vida de un grupo de silenciosos hombres que navegan las aguas del Golfo de México. Las dos cámaras de video con que ha filmado este particular diario de viaje otorgan a la obra una fuerte impresión de realidad que progresivamente se transfigura en un hipnótico conglomerado de figuras, sonidos y referentes literarios, que pretende  incorporar estas experiencias a una tradición universal de ficciones y leyendas: Aztlán también es Ítaca y las mujeres de estos hombres, guardianas de reinos más modestos, son también Penélope y esperan pacientemente su regreso. Un trabajo que permite observar los escabrosos subfondos del capitalismo y la inclemencia con que una sociedad ha marginado a estos individuos y los ha abandonado en medio de las vastas llanuras marítimas.

Jeffrey (República Dominicana y Francia, 2016)

SINOPSIS: Jeffrey es un niño de 12 años que vive en Santo Domingo, trabaja en un semáforo limpiando vidrios de automóviles y sueña en convertirse algún día en un famoso cantante de reggaetón. Ese es el punto de partida de este documental en el que Yanillys Pérez sigue con la cámara a Jeffrey en su día a día, acercándose con notable confianza a su mundo, escuchando sus sueños e ideas y construyendo momentos en los cuales la sensibilidad infantil del protagonista invade la pantalla. Se trata de un íntimo estudio de personaje a través del cual se filtra la desigualdad social y la falta de oportunidades en el país caribeño, una inequidad que es extensiva a muchos países y realidades de esta región. El documental hace énfasis en la dualidad que encarna el lugar social que ocupa la niñez: la fuerza de la imaginación y la creatividad contrapuestas a la fragilidad de una existencia material que demanda de un cuidado constante y dedicado. Jeffrey es el retrato de una infancia que de cierta manera replica en su enérgica personalidad la cualidad de una isla llena de sueños pero en la cual, pese a todo, algunos niños no conocen una vida diferente a la de Jeffrey.

Publicidad

Keyla (Colombia, 2016)

SINOPSIS: Mostrar lo que ha permanecido oculto o sumergido es una de las tareas políticas del cine. Keyla asume esta responsabilidad al ser una de las primeras películas en mostrar a Providencia, esa isla colombiana olvidada por el Estado. La directora no solo filma esa tierra, la cotidianidad de su gente -que tiene el creole o inglés caribeño como idioma-, sus fiestas y su actitud frente a la vida, sino que aborda sus paradojas: la relación afectiva y conflictiva entre el turista y el nativo, y el vínculo hermoso y trágico de la isla con el mar, esa presencia que da todo y que se lleva lo más querido. El relato de la película encarna esos dilemas: mientras Keyla espera noticias de su padre -quien lleva varios días perdido en alta mar-, llegan, intempestivamente, Helena, la expareja de su padre, y Francisco, su hermano menor.La sorpresa abre viejas heridas en Keyla; Helena, española, escapó de la isla estando embarazada para tener a su hijo en Madrid, abandonándola a ella y su padre. Keyla encontrará en el duelo y el perdón la posibilidad de la esperanza, demostrando que la ficción sigue siendo el lugar de la utopía.

Caballos (Cuba, 2015)

SINOPSIS: Muchos ecos de Memorias del subdesarrollo resuenan en la ópera prima de Fabián Suárez. Ambas películas, separadas por más de cuatro décadas, enfocan el aislamiento social y emocional de unos personajes que se sienten ajenos a su entorno. Pero el tiempo transcurrido entre uno y otro filme es también el de la transformación de la energía revolucionaria de la década de 1960 en el desencanto y cinismo de una nueva generación de exiliados dentro del propio país, artistas o intelectuales que permanecieron en Cuba. El "aquí todo sigue igual" que profería Sergio Carmona en la obra maestra de Gutiérrez Alea, podría ser una sentencia repetida por Salomón, el decadente protagonista de Caballos, homosexual y enfermo de sida. En torno a la mansión en la que este vive, que permanece aparentemente a salvo de la ruina, merodea una juventud (Robi, sobrino de Salomón; la enigmática Galaxia) que quiere irse, para escapar real o simbólicamente de esa "maldita circunstancia del agua por todas partes". Al fin, todos están a la espera de una señal, de ese "rayo verde" que los saque de sí mismos.

Stray Dogs (Taiwán, 2013)

SINOPSIS: Un padre y sus dos hijos viven en las calles de una versión lluviosa y desolada de Taipéi. Él trabaja sosteniendo vallas publicitarias para apartamentos de lujo. Ellos pasan los días comiendo muestras gratuitas en un supermercado por el cual deambulan. La ausencia de la madre se siente en cada espacio. Cada uno de los cuidadosos planos de esta película retrata una dimensión distinta del abandono: la ciudad crece y va dejando atrás los espacios del pasado transformándolos en ruinas, la mujer que no está es una presencia fantasmal que persigue al hombre aún en los objetos inanimados, la sociedad y el mercado se volvieron sordos ante la miseria de una familia. Con un tratamiento en el que los espacios y el tiempo son inseparables, Tsai Ming-liang embruja al espectador y lo adentra en un mundo en el que el choque entre lo cotidiano y lo sagrado señala la profunda crisis de las naciones en proceso de industrialización, aquellas donde el crecimiento económico no tiene tiempo para compadecerse de sus despojos. Este film es, en ese sentido, una muestra de los muchos puentes que se tienden entre los cines de las antípodas que son Latinoamérica, sus islas del Caribe y el sudeste asiático.