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Comida

Galletas clásicas

Puedes preparar estas galletas durante todo el año con todo tipo de cortadores (de masa) y decoraciones.
Photo by Matt Zuras

Preparación: 25 minutos

Total: 1 hora 45 minutos

Ingredientes

para las galletas:

3 1/2 tazas de harina multiusos, además de un extra para espolvorear

1 1/2 cucharaditas de bicarbonato de sodio

1 1/2 cucharaditas de sal

1 1/2 tazas de azúcar granulado

1/2 taza de manteca

1/2 taza de mantequilla sin sal, suavizada

2 huevos grandes

1 cucharadita de extracto de vainilla

1 taza de crema ácida

para el glaseado:

1 cucharada de mantequilla sin sal

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1/3 de taza de leche entera

454 grs de azúcar glas

1/2 cucharadita de sal

Direcciones

1. Prepara las galletas: en un recipiente mediano, revuelve la harina, el bicarbonato de sodio y la sal.

2. Mientras, sirve poco a poco el azúcar, la manteca y la mantequilla en el bol de una batidora a velocidad media alta hasta que la mezcla esté ligera y esponjosa, de 2 a 3 minutos. Usa una espátula para bajar la mezcla adherida a los lados del bol y luego añade los huevos, uno por uno, permitiendo que se incorporen bien antes de añadir otro. Baja la mezcla adherida a los lados una vez más y poco a poco vierte la vainilla, la harina y la crema ácida de forma alternada, empezando y terminando con la harina. Continúa batiendo hasta que se combinen los ingredientes.

3. Revuelve un poco la masa de galletas con una espátula para asegurarte de que no haya grumos de harina, azúcar o huevos no integrados.

4. Coloca la masa en un trozo grande de plástico de cocina, envuélvela y aplánala en forma de disco, luego refrigera la masa durante al menos una hora o durante toda la noche.

5. Aquí es donde se complica un poco: debido a que la masa está mojada, no puedes trabajarla inmediatamente o tendrás un caos entre manos. Divide la masa en piezas de ⅛ y trabaja con esa cantidad solamente. Refrigera el resto de la masa hasta que vayas a usarla.

6. Sobre una superficie ligeramente enharinada, extiende la masa con 1 cm de grosor o menos (se hinchan mucho en el horno). Utilizando un cortador de galletas, corta la masa y coloca la figura resultante en una charola para hornear con papel encerado. Toma los restos y amasa de nuevo, repite el proceso una vez más. Cualquier masa restante puedes comerla, pero siéntete libre de hornearla si así lo prefieres.

7. Repite el proceso con el resto de las porciones. Refrigera las galletas durante 30 minutos antes de hornear.

8. Calienta el horno a 175 °C. Hornea las galletas hasta que empiecen a dorarse las orillas, alrededor de 15 minutos. Sácalas del horno y deja que se enfríen por completo antes de glasear.

9. Prepara el glaseado: bate la leche y la mantequilla derretida con una batidora (probablemente podrías hacerlo a mano con una cuchara de madera). Añade el azúcar glas y la sal, y baja la velocidad hasta mezclar bien los ingredientes, luego aumenta la velocidad y reduce de nuevo un minuto solo para asegurar que todo quede bien integrado. Revisa la consistencia —debería ser espesa, pero no rígida—, no deberías poder formar picos. Tampoco quieres que esté demasiado líquida, porque se correría por todas partes. Imagina una consistencia entre jarabe de maíz y crema de cacahuate (No estoy segura de que eso ayude; a veces tienes que aprender haciéndolo).

10. Divide el glaseado en cuantos recipientes quieras y añade colorante de comida para tener una paleta de colores para escoger. Puedes hacerlo profesional y usar una manga de pastelería con una punta plana para acomodar el glaseado sobre las galletas; es genial si quieres hacerlo así. ¡Pero a la abuela no le importó un carajo! Solo lo hacía con una cuchara directamente sobre las galletas y las suyas siempre se veían increíbles. Realmente no entiendo cómo. Las leyes de la física lo hacen parecer como algo imposible y aún así lo lograba. Así que sirve el glaseado sobre las galletas como te acomodes. Por lo general, solo dejo caer gotas de color en cada una y luego uso una cuchara para revolver todo. Todos los colores se mezclan entre sí y se ve maravilloso. Deja que el glaseado se endurezca durante la noche antes de servir.