Fuimos al concierto de la Pantoja con las ‘pantojers’

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Marca España

Fuimos al concierto de la Pantoja con las ‘pantojers’

Tras su paso por prisión y después de su reaparición en Madrid, la tonadillera actuó este sábado en Barcelona.

Todas las fotografías por la autora.

Son las 5 y media de la tarde. El sol empieza a esconderse y varios grupos de señoras deambulan por los alrededores del Palau Sant Jordi de Barcelona. Quedan más de dos horas para que abran los accesos al estadio y las entradas son todas numeradas, pero ahí están ellas, dando vueltas al anillo olímpico poniendo a prueba su prótesis de rodilla o de cadera. No hay duda, son 'pantojers'.

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Me acerco a ellas y me uno a su procesión. Me acogen encantadas, quizás porque mi experiencia en conciertos las guía hacia la ansiada entrada principal, esa que llevan 20 minutos buscando. En nuestro peregrinaje me sorprendo al no ver a nadie vendiendo cerveza. Rápidamente caigo en el porque, "claro, voy a ver a la Pantoja".

Por fin llegamos a la entrada pero las puertas siguen cerradas así que me pongo a hablar con otras 'pantojers'. Francisca me atiende encantada. Ha venido al concierto con su hermana, aunque la responsable de que esté ahí es su hija, que le ha regalado la entrada para animarla. Me cuenta que está pasando por un mal momento después de perder a su marido hace 6 meses. Sin embarga se le iluminan los ojos al preguntarle por lo que va a pasar allí dentro de un rato: "cuando la vea se me pasará todo. Me voy a emocionar seguro".

Francisca Trigo mostrando su entrada

El de este sábado es un concierto muy esperado por todas ellas. Un concierto que supone la reaparición de Isabel Pantoja en Barcelona tras su paso por prisión. Las fans han sufrido con ella ese "compás de espera" —así es como lo llama la propia tonadillera. Hablar de la condena de la Pantoja es casi un tema tabú para las 'pantojers'. Lute, Mari y Antonia zanjan el tema rápido: "¿que se puede haber equivocado? Pues bueno, todo el mundo se puede equivocar. La pena es que ella no se dio cuenta de dónde se metía. Nosotras creemos en su inocencia".

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Lute Coronado, Mari García y Antonia Torres

Temeraria de mí, inicio la misma conversación con otro grupito de 'pantojers'. Remedios, Mati, Mari Carmen y María Dolores llevan más de tres conciertos de la Pantoja a sus espaldas y me sueltan: "si la Infanta no va a pagar por lo que ha hecho, a Isabel le deberían indemnizar por haber estado dos años en la cárcel". Está claro que la sentencia del caso Nóos ha levantado ampollas entre las 'pantojers' que actúan, en este caso, como cualquier otro 'fandom'.

Remedios, Mati, Mari Camen y María Dolores

De hecho, si hubiera una categoría olímpica de 'fandoms' las 'pantojers' estarían disputándose el oro con las 'beliebers'. Ambos grupos cumplen el ABC de todo seguidor incondicional:

Admirar y adorar a su ídolo por encima de todas las cosas.

Banalizar cualquier error garrafal cometido por el artista.

Consagrarse en cuerpo y alma a su ídolo y mostrarle su entrega absoluta.

Para entrega absoluta la de Israel, un chico de 26 años en el que me fijo en cuanto lo veo. Y no solo porque es uno de los pocos hombres jóvenes que merodean por ahí en ese momento, sino por cómo va vestido. Me acerco a él y le pregunto por qué tan elegante, "la ocasión lo merece", me dice. Israel resulta ser un 'pantojer alfa', uno de esos seguidores que dan su vida al artista.

Ha venido de Guadalajara expresamente para ver a Isabel Pantoja ¡y no solo eso! "Estuve la semana pasada en Madrid, donde me compré la entrada VIP que me costó 190 euros, ahora toca verla en Barcelona y el 24 de junio estaré en Sevilla". Y no va a la gira latinoamericana de la cantante porque le queda un poco lejos… Ingenua de mí le pregunto si ha ido a muchos otros conciertos de la Pantoja. "A muchísimos", me responde, y al preguntarle si eran más de diez, me contestó que muchos más "más de 50 y de 60 y de 100".

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¡OMG! Eso sí que es devoción y no lo de Rapel por las túnicas y los tangas de leopardo.

Israel con su entrada

Son las 7 y media. Abren puertas y las 'pantojers' empiezan a entrar al recinto. Opto por quedarme fuera un rato más, junto con otras señoras que han decidido que ahora es momento de cenar. Saben que les espera un concierto de casi 3 horas y no están dispuestas a saltarse una comida. Lo que sí van a saltarse hoy es la dieta. El menú de la noche está formado por bocadillos envueltos en papel de plata.

Manoli Moreno y Josefa Martín

El de Manoli es de pavo y el de Josefina de longaniza —eso sí, con pan integral. Las dos están especialmente emocionadas porque, pese a que son muy fans de Isabel, nunca la han visto en concierto y hoy lo van a hacer por primera vez.

Lo de Josefina es admiración absoluta. Me cuenta que además de tener todos los discos de la Pantoja, también colecciona las portadas de revista de los acontecimientos más importantes de su vida: "cuando sus hijos, cuando la metieron en la cárcel, cuando estaba con el 'dientes, dientes', que es un impresentable… Todo".  Le pregunto qué va a sentir hoy al verla por primera vez: "Pues mira tengo unos nervios… Me como el bocadillo porque tengo que comer pero tengo un nudo en el estómago… Hace tantos años que espero este momento que no he podido ni dormir esta noche. Me acosté a las 2 y a las 6 de la mañana ya estaba fregando platos y haciendo la comida".

En el club del bocadillo también me encuentro con Susana. Me enseña su entrada orgullosa —fila 2… y me explica que en cuanto salieron a la venta se presentó en El Corte Inglés para comprarla: "estaba allí a las 12 y 1 minuto".

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Susana Prat y Antonio Macías

Me despido de todas mis nuevas amigas y entro al Palau Sant Jordi. Nunca había estado en ningún concierto en el que en la zona de pista también hubiera asientos. Aunque teniendo en cuenta el target es comprensible.

Los últimos minutos de espera los paso observando el entorno. Veo que algunas 'pantojers' han ido hasta a la peluquería para la ocasión. Me parecen muy adorables. Están como los niños cuando van de excursión: emocionadas, nerviosas, alteradas. Y yo empiezo a contagiarme de ese ambiente.

A las 21 horas y 34 minutos de la noche se apagan las luces y se hace el silencio. Cae el telón y aparece Isabel Pantoja sentada en un sofá y con la mano en el pecho. Pausa dramática. Las 'pantojers' gritan y aplauden mientras se escuchan los primeros acordes y, después de varios segundos dejándose querer, Isabel se arranca con la primera frase: "sigo estando aquí".

La tonadillera empieza a cantar. Madre mía esa mujer no necesita micro, menudo chorro de voz. Instantes más tarde cae un segundo telón detrás de ella y se descubre una orquesta de 80 músicos.

Así comenzó un recital que duró casi 3 horas. 3 horas en las que Isabel Pantoja repasó lo mejor de su carrera. En el público: lágrimas, gritos, aplausos y también silencio. Porque la Pantoja dejó a muchos sin palabras y a mí, indie de espíritu, con los pelos como escarpias.