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Música

The Field: techno sueco que da vueltas en tu cabeza

Platicamos con Axel Willner sobre sobre The Field, su pasado punk y su evolución hacia el ambient.

No. No…

Las sílabas se repiten hasta el infinito sobre los bajos poderosos y repetitivos que caracterizan a The Field. Unas campanitas caen como nieve imposible en el calor de la penúltima noche de Mutek mientras la gente llega a la sala principal para el acto final. El productor y DJ Axel Willner se adueña del espacio en donde cientos levantan las manos y cierran los ojos para adentrarse en la odisea sonora del techno sueco.

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"Es como un viaje", me decía Willner un día antes. Habíamos quedado para platicar sobre The Field, su pasado punk y su evolución hacia el ambient. Sentado en una sala de hotel con esos sillones estirados, el músico de Estocolmo se veía relajado, a pesar de haber sido la última entrevista del día y haber llegado en avión unas horas atrás. "Si es música realmente buena, entonces no estás ahí donde estás escuchando, ya sea en un concierto o tu casa, sino que es un viaje en donde te dejas llevar. Es algo que intento hacer con la música".

Tres años antes, The Field se presentaba en este mismo lugar acompañado de un bajista y un baterista tocando a toda velocidad. En cambio hoy, solo en el escenario, los sonidos alargados y profundos parecen más un viaje espacial que una carrera de camellos eléctricos. Mientras algunas personas bailan al ritmo de las distintas capas de sonidos, otras —todavía no muy convencidas— solo rebotan monótonamente como en espera de un subidón ravero.

Willner me dijo que su música está basada en la repetición, intentando crear una especie de trance. Y aunque todavía disfruta la música que hizo hace nueve años —que describe como "increíblemente rápida"—, en sus últimas producciones se pueden escuchar ritmos que, aunque poderosos, se notan más tranquilos: "Nunca ha sido música muy fuerte. Y ahora estoy más grande y más relajado. The Field también se está haciendo más lento, en cuanto a los bpm, y creo que es algo muy bonito; siempre me ha gustado mucho la música ambient".

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Cuando le pregunté si prefería tocar solo o con una banda, me respondió que ambos tienen sus pros y sus contras: "Cuando haces música solo no tienes una visión muy clara y puedes dejarte ir. Muchas veces no resulta de la manera que lo pensabas, pero suena bien. Es un sentimiento diferente el que hay cuando haces música junto con otras personas. Ambos tienen sus cosas. En grupo, lo mejor es que todos contribuyen y todos piensan de maneras diferentes musicalmente, entonces se convierte en una muy buena mezcla".

Axel Willner ha hecho música desde muy joven. Incluso antes de empezar a producir como The Field en 2003, Willner estuvo en algunas bandas de punk, algo que según él, permanece de cierta forma en su música: "Es mi manera de producir. No soy tan perfeccionista y me gusta quedarme con la primera versión. Desde que tocaba con bandas —no como The Field sino con una banda punk o algo— nunca sonaba como la primera vez; siempre esa era la mejor. Trato de mantenerlo así; creo que eso lo saqué del punk en el sentido que no importa que algo salga mal, porque se mantiene el sentimiento original".

Como ejemplo, recordó una de las canciones de su primer álbum: "Todo está hecho en vivo, y eso lo puedes escuchar desde el primer álbum: En 'Sun & Ice' estaba forzando tanto el delay que simplemente reventó. Pero igual decidí dejarlo. Fue un buen efecto también".

The Field ya no es tan acelerado como cuando hizo esa canción, y cuando se lo mencioné a Willner, se rio y me dijo que todavía le gusta escuchar lo que hacía en esos momentos: "Aún me gusta, es divertido escucharlo y ver la diferencia entre lo que hacía al principio y lo más reciente". Y aunque los bajos hipnotizantes siguen haciendo fluir en bucle sus últimas producciones, sus canciones se sienten más como un paseo nocturno por tu cabeza en lugar de una carrera en una pista neón a 300 kilómetros por hora:

"Siempre he hecho distintos tipos de música por varios lados, a veces muy experimental y sin beats, muy ambiental. The Field siempre ha sido algo que puedes bailar si lo escuchas en una fiesta. El último álbum es mitad y mitad: una parte es más fiestera y la otra parte es más relajada. Y eso no había pasado antes. Siento que mi música se está juntando; se está fundiendo en cierto modo".

Son poco antes de las cuatro de la mañana y los bajos elípticos hacen parecer que no ha pasado el tiempo. Hay menos personas que cuando empezó, pero todos están entradísimos. Con la misma calma que en la salita estirada del hotel, The Field mete un ruido rasposo y en seguida va apagando los sonidos hasta quedar completamente en silencio. Se despide Axel Willner y las luces se encienden. Fin del viaje.