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Noisey

Quince discos objetivamente perfectos que duran menos de media hora

Una lista de discos tan trascendentales que podrían cambiar por completo tu gusto musical en el tiempo que te toma darte un baño.

Este artículo fue publicado originalmente en Noisey, nuestra plataforma de música.

El otro día leímos un artículo sobre los mejores libros que puedes leer en una sentada. Estamos hablando de historias que te van a cambiar la vida, la perspectiva de las cosas, y te van a volar la cabeza, escritas por autores que canalizaron estados más elevados de conciencia para crear piezas que te hacen reconsiderar todo que has conocido hasta ahora; libros que están tan condensados que puedes absorber todo su valor histórico en una tarde con seis tazas de té, tres bolsas de papasy un sillón. Es algo ideal para el momento en el que vivimos como especie: una pieza definitiva de arte que iguala los despiadados niveles de impaciencia que tenemos hoy en día debido al internet, etcétera.

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Lo anterior nos hizo pensar: ¿Qué pasa con todos los discos tan perfectos que hay por ahí y que duran nada? ¿Qué onda con los LP's que te cambian la vida y son más cortos que un episodio de Los Simpsons? ¿Las grandiosas obras de punk que van y vienen más rápido que un pedido de Domino's? Discos tan trascendentales que podrían cambiar por completo tu gusto musical en el tiempo que te toma darte un regaderazo.


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Así que, con todo eso en mente, pensamos que sería divertido crear una lista de quince discos objetivamente perfectos, calificados por cinco editores de Noisey UK, que duran media hora o menos. Algunos ya los habrás escuchado, otro no, y seguro habrá varios que tenías planeados escuchar, pero que por alguna razón no lo habías hecho. El tema en común es el siguiente: cada uno es una micro obra maestra, y no tienes excusa alguna para no darles la mitad de tu hora de comida para escucharlos.

Tigers Jaw de Tigers Jaw (30 mins)

Para cualquiera cuyo interés en la música con guitarras se extienda más allá de Ed Sheeran, el disco homónimo de Tigers Jaw es un clásico moderno. Todo sobre él —el track inicial, el arte con una pizza enorme, el hecho de que estableció el sonido de Tigers Jaw— es icónico. Las voces están más enfocadas en ser significativas que en llegar a todas las notas, las armonías en tres partes son tan mágicas que inexplicablemente evocan memorias híper-específicas de tu ex arruinando tu día, y las letras son tan casualmente íntimas que dan la sensación de gritar entradas de tu diario dentro de un cuarto vacío. En una escena donde las bandas se hacen y se deshacen más rápido de lo que puedes decir "defiendan el pop punk" y los discos tienen cada vez menos capacidad de trascendencia, los de Tigers Jaw han permanecido constantes, y este álbum es uno de los discos más impecables y que mejor definen una era en la historia. Emma Garland

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Life's a Riot with Spy Vs Spy de Billy Bragg (15 mins)

Quince minutos de amor sincero y política en el acento de un hombre de Essex y su guitarra eléctrica barata. Más allá de sus encuentros con los Slam City Skates, Billy Brag es en gran medida el "Milkman Of Human Kindness" y este, su debut de 1983, es probablemente el disco más dulce que jamás se ha hecho. Robert Foster

The Singles de Bikini Kill (17 mins)

Para algunas personas, escoger una compilación de los mayores éxitos de una banda como tu álbum favorito de su discografía podría parecer un pretexto que más bien indica que no conoces tanto a ese grupo. ¡Pero me vale madres! Las mejores canciones son las mejores canciones, el de Bikini Kill supera a cualquier compilado de grandes éxitos en la historia. Nunca dejare de sentir consuelo en la línea de "Rebel Girl", "They say she's a dyke but I know / she is my best friend, yeah!", porque me hace sentir como si retrospectivamente le estuviera vertiendo encima un trago a cada uno de los idiotas prejuiciosos que han juzgado a mis amigos. Y más que eso, hay mucho que aprender en la media hora que te toma escuchar The Singles. Ryan Bassil

Plague Soundscapes de The Locust (21 mins)

Cuando era un mocoso de doce años, yo solía pretender —en un intento por ganarme la aprobación de un montón de extraños en un foro de internet, que estaban convencidos de que yo era un camionero cuarentón que se hacía pasar por un puberto— estar súper clavado con este disco. La verdad es que nunca lo había escuchado. Pero ahora, trece años después, ya lo escuché, y lo amo tanto cómo alguna vez pretendí. Es repulsivo, brutal y está lleno de gritos sin sentido, pero es la cosa más increíble que hayas escuchado. Josh Baines

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1983 de Flying Lotus (29 mins)

Éste disco debut es la nebulosa estelar; FlyLo zona cero; el momento a partir del cual el universo de Flying Lotus llegó retorciéndose hacia fuera como los intestinos en una película de zombies. Aquí es donde el jazz fragmentado y los sintetizadores sampleados se unen al rap pesado y te llevan hacia lo experimentalmente desconocido. Es el sonido de un chavo que estaba absorbiendo la cultura de Stones Throw Records mientras trabajaba en otra disquera, y luego llegando a casa de su abuela en la noche para hacer beats en la obscuridad. Para el escucha, a esto suena estar a las 3AM en tu casa con los audífonos puestos, demasiado roto para salir, demasiado cansado para concentrarte en algo, demasiado lleno de comida rápida como para moverte mucho, algo para tu mente fatigada y dispersa, cuando lo único que necesita es tranquilidad. Joe Zadeh

Milo goes to College de Descendents (22 mins)

Gracias a la genética, las clases sociales y el nepotismo, siempre hay un pinche güey en la vida que es guapo y exitoso. No sólo suelen ser irremediablemente nauseabundos, sino que su mismísima existencia te sirve para recordarte que tú sólo eres el chicle pegado a la suela de sus zapatos finos. Escuchar la línea "You think that life is really tough when your daddy won't buy you a brand new car" de "I'm not a Loser", de Milo Goes to College de los Descendants es lo más cercano que he llegado a vengarme de esos pinches mamones sin arriesgarme a sufrir daños físicos. Si no lo has escuchado y tienes como trece años, Milo Goes To College es también el mejor disco en cuanto a la angustia adolescente clásica del punk rock. Además, tiene un gran mensaje: Milo fue a la universidad y consiguió un doctorado en Bioquímica. ¡Tomen eso, mamá y papá! Ryan Bassil

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Say Yes To Love de Perfect Pussy (29 mins)

Lindsay Zoladz describió a Perfect Pussy como "una banda de hardcore encabezada por Juana de Arco: Un remolino de fuego que envuelve a una cantante que grita con la convicción extática de alguien que preferiría morir antes de disculparse", y eso básicamente lo define a la perfección. Say Yes To Love, el álbum debut de la banda, es lo más cercano que llegarás a una representación sónica de una pelea. Los instrumentos, el feedback, y la voz de la vocalista Meredith Graves están luchando constantemente como partículas cargadas en un globo. Pero para algo tan naturalmente crudo y explosivo, también se mueve con cuidado, y todo está muy bien pensado; hace reflexiones sobre el sexo, la violencia y las relaciones desde una perspectiva de autoafirmación. El hecho que la disquera haya publicado una edición limitada especial del disco con la sangre menstrual de Graves mezclada con el vinil es una representación literal de todo lo que ella dio de sí misma para hacerlo. A cambio, recibirás una de las experiencias más escalofriantes de tu vida, durante el tiempo que te tardas en preparar una tarta de espinacas con queso feta, según Jamie Oliver. Emma Garland

Other Animals de Erase Errata (29 mins)

Salí y compré este y por un breve periodo de tiempo definitivamente fui la persona más indie de North Norfolk. Other Animals es una explosión desenfrenada que suena como todas las buenas bandas de post-punk con las que me clavaría un par de años más tarde. Una obra de arte ansiosa, áspera, instructiva, potente y única. Josh Baines

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Be Your Own Pet de Be Your Own Pet (29 mins)

Como un cachorrito que fue arrebatado de mi vida demasiado pronto, frecuentemente clamo por el regreso de Be Your Own Pet. Su álbum debut homónimo fue lanzado cuando tenía catorce años, y fue una de mis primeras incursiones a la música que (A) no venía en una compilación de Now! y (B) no era la música que mis padres ponían en el coche. No entendí en ese momento el título de la canción "We Will Vacation, You Can Be My Parasol" y tampoco lo entiendo ahora, pero nadie puede negar que suena increíble. Si quieres punk rock moderno, hiperactivo y feroz, harías bien en regresar al debut Be Your Own Pet. No creo que haya existido algo similar desde entonces. Ryan Bassil

I Don't Like Shit, I Don't Go Outside de Earl Sweatshirt (29 mins)

Podríamos haber puesto aquí el mixtape debut Earl, que también dura sólo 25 mins, pero mientras ese es una vil explosión de la psique adolescente, IDLSIDGO es sin lugar a dudas lo mejor que ha hecho hasta ahora. Desde las turbias reflexiones de "Mantra" a la claridad mental de "Grief", sus reflexiones auto-analíticas y las críticas del mundo a su alrededor hacen que este disco se sienta como si estuvieras sentado en una silla moviendo la cabeza mientras él está a tu lado, sacándolo todo desde un sillón de cuero. Como le digo a The Guardian en julio, "Dentro de cada persona existe un mundo de personalidades y almas, un mundo de perspectivas que se pueden compartir. Te puedes poner en los zapatos de cualquiera". Y desde el minuto uno, tú estás en el suyo. Joe Zadeh

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Sleater-Kinney de Sleater-Kinney (22 mins)

Era 1994 cuando se publicó este disco. La fiesta de puro tornillo que había caracterizado al rock hasta ese entonces se encontraba bastante vulnerable, la escena alternativa se encontraba en una especie de hastío post-Cobain, y la naciente escena noventera riot grrrl de Washington, Olympia, había cobrado la suficiente fuerza como para necesitar una banda que fuera la cara del movimiento. Carrie Brownstein y Corin Tucker no podrían haber creado Sleater-Kinney en un mejor momento, gritando "I'll show you how it feels to be dead!" mientras se abrían la puerta al mundo. Hay más veneno, ira, angustia, pasión y expresión en estos 22 minutos de lo que uno podría pensar que cabe en ese tiempo. Joe Zadeh

Reign in Blood de Slayer (28mins)

Ya había otros discos de thrash sonando en 1986 —Master of Puppets y Peace Sells… se publicaron ese año, además de otros de Kreator y Sepultura— pero la mayoría de la música seguía contaminada ya sea por lor gritos femeninos de la NWOBHM o por la poco refinada pero veloz manera de tocar en el hardcore. Reign In Blood fue el primer álbum de thrash puro: un ejercicio ultra preciso y ultra rápido enfocado en los riffs, baterías de doble pedal y los ladridos. Hasta antes del Reign In Blood, el metal del mainstream era exagerado, con escenarios llenos de decoraciones y utilería y mascotas ridículas; el implacable y disciplinado sonido del RIB, el obscuro, semi abstracto arte, los repugnantes temas de las letras (doctores Nazi y cosas por el estilo) y la producción de alta calidad de Rick Rubin hicieron que ese disco transformara al heavy metal en una cosa seria, y en algo terrorífico para los nerds por primera vez desde el principio de los 70. Robert Foster

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Pink Moon de Nick Drake (28 mins)

Hay pocas historias tan trágicas en el mundo de la música como la de Nick Drake. Durante el tiempo que estuvo en este planeta, su música se vendió bastante mal, las personas platicaban durante sus conciertos, odiaba tocar en vivo y promoverse a sí mismo, y las disqueras luchaban constantemente tratando de posicionarlo en, pues, el mercado que fuera. Si hubiera existido en esta época, no cabe duda de que los amantes de su música lo hubieran conocido rápidamente en los grandiosos bosques del internet, y hubiera sido celebrado en su momento. Pero cuando Pink Moon salió en 1972 —cuando los críticos de música eran egomaniáticos guardianes que decidían la popularidad o la caída al olvido de un artista— la prensa ignoró su encanto y nadie se arriesgó a recomendar su música. Cuarenta años después, el mundo se puso al corriente. Pink Moon no va a hacer que bailes alrededor de tu cocina mientras esperas a que estén tus Pop Tarts, pero si el sonido de un hombre enfrentándose ante la impenetrable pared de pesimismo que rodeó su vida no te llama la atención, a lo mejor el hecho de que sea un artista que llevó las cosas al límite, y después decidió terminar con todo, sea lo que te atrape de estos 28 minutos que de otra manera ibas a gastar en Instagram. Joe Zadeh

Out of Step de Minor Threat (21 mins)

Para cuando este disco se publicó, Minor Threat ya había lanzado otros dos 7 pulgadas tratando de hacer el punto que cambió miles de estilos de vida: que a la mejor pasar tu juventud haciendo otra cosa que no sea ponerte hasta el huevo era una idea bastante razonable. Out Of Step continuó con ese mensaje con una serie de declaraciones más matizadas, pero igual de importantes, que navegaban los temas de la amistad, crecer, y el "selling out", siendo el mensaje central: "Tratemos de no ser unos pendejos el uno con el otro". Esta es, entonces, una lección de 21 minutos sobre la humanidad y la compasión en la adolescencia tardía, al ritmo de hardcore desenfrenado. Todo el mundo debería de escucharlo cuando cumple 17. Robert Foster

Parting the Sea Between Brightness and Me de Touche Amore (20 mins)

La verdad puedes escuchar cualquier cosa que Touché Amoré haya publicado en menos de media hora, pero los invito a hacer un breve repaso de sus tres discos de estudio en los mismos términos evolutivos que los de un Pokémon: primer revelan su forma (…To The Beat of a Dead Horse), luego se definen a sí mismos (Parting the Sea…), y por último logran obtener un nuevo nivel de poder (Is Survived By). Centrado líricamente alrededor del deterioramento de las relaciones y el encontrar la comodidad estando de gira, Parting the Sea… abre con un track cuyo título es una tilde, y de ahí se rompe como una vara tratando de detener el Río Bravo, acarreándote con su corriente. Es ese momento "Charmeleon" que ve a Touché convertirse en una banda original, definiendo su lugar dentro del hardcore moderno, y al mismo tiempo que demuestra de qué son capaces. Emma Garland

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