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No podemos seguir ignorando las denuncias de violación de Bill Cosby

Hablamos con una de sus presuntas víctimas sobre su experiencia con Cosby, la defensa de las víctimas de abusos sexuales y sobre cómo logró superar la vergüenza.

En 2004, una mujer llamada Andrea Constand presentó una demanda contra Bill Cosby alegando que el actor la había drogado y había abusado sexualmente de ella.

Según su r​elato, en enero de 2004 Constand fue de visita a casa de Cosby, quien le ofreció tres pastillas azules. Le explicó que eran medicamentos a base de hierbas. Andrea asegura que, tras ingerirlas, empezó a sentirse débil. Cosby la llevó hasta un sofá, sobre el que se derrumbó, en un estado de semiinconsciencia. Ahí Cosby "le tocó los pechos, frotó el pene contra su mano y la penetró con los dedos". Constand perdió el conocimiento y despertó a las 4 am, con la ropa desaliñada y dolor en la vagina.

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Lo más horrible de todo es que su historia no fue la única: otras 13 mujeres, diez de las cuales han preferido mantener el anonimato, también declararon haber sufrido abusos sexuales por parte de Cosby. Pero el actor y Constand llegaron a un acuerdo extrajudicial y la demandante accedió a no continuar con la demanda. Si bien la mayoría de las testigos optaron por el silencio tras conocer este pacto, algunas de ellas se decidieron a hablar con la prensa. En 2006, tres mujeres contaron s​u h​istoria a la revista Philadelphia. Todas ellas coincidían en que Cosby las había drogado y había intentado abusar de ellas o lo había hecho.

Pese a todas estas acusaciones, Cosby logró salir más o menos indemne del proceso y continuó disfrutando de su éxito profesional como "el padre favorito de los EU". Trece mujeres estaban dispuestas a declarar ante un tribunal que Cosby las había agredido sexualmente, y la respuesta del sistema judicial estadunidense fue ignorar por completo el caso.

Este año, coincidiendo con el estreno de una nueva serie de la NBC protagonizada por Cosby, se han repetido las acusaciones contra él, aunque con mucha lentitud. Dos de sus presuntas víctimas hicieron declaraciones a Newsweek en febrero, pero el asunto no llamó verdaderamente la atención hasta que el cómico Hannibal Buress lo tachó de vio​lador en una actuación que acabó siendo viral. Cosby, en un tuit muy poco acertado, pidió a los usuarios que lo convirtieran en un "meme". Y eso hicieron: pronto la red terminó llenándose de fotos de Bill Cosby con mensajes como "PADRE FAVORITO DE EU DE DÍA, VIOLADOR SERIAL DE NOCHE" y "¡EN LOS ÚLTIMOS OCHO AÑOS, 13 MUJERES ME HAN ACUSADO DE VIOLACIÓN!" Parece que la despreciable historia de Bill Cosby ha acabado por alcanzarlo.

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Barbara Bowman es una de las presuntas víctimas del actor. En 2004 declaró públicamente que Cosby también la había drogado y violado. Los supuestos abusos ocurrieron cuando ella tenía 19 años y era una actriz en ciernes. En una exhaustiva ​entrevista que concedió al Daily Mail, Bowman aportó detalles sobre la relación que mantuvo con él y los abusos que sufrió. Según relata, Cosby era su mentor y le había prometido ayudarla a triunfar en su trayectoria como actriz. Una noche, Cosby la invitó a cenar a su apartamento. Aunque sólo bebió una copa de vino, lo siguiente que recuerda es despertar abrazada a la taza de un inodoro, vestida únicamente con un sujetador y una camiseta blanca de hombre, mientras Cosby le sujetaba el pelo hacia atrás. Bowman asegura que los abusos se repitieron a lo largo de su relación laboral: "Estoy segura de que abusó de mí varias veces", declaró al Mail.

Bowman concedió entrevistas a People en​ 2006 y a Newsweek este ​año, pero hasta ahora, a nadie le ha importado una mierda. Ahora que la historia por fin ha captado la atención del público, Bowman espera que relatando su experiencia a los medios logre incitar a otras víctimas a romper el silencio y declarar.

A pesar del tirón mediático del caso, Cosby continúa guardando silencio. El fin de semana pasado, en ​NPR, le preguntaron directamente por las acusaciones que habían lanzado contra él. Cosby se limitó a no decir nada y a negar con la cabeza repetidamente. El domingo, su abogado publicó una declaración desacreditando las acusaciones e insistiendo en que "el señor Cosby no va a dar pábulo a estas acusaciones con ningún comentario". Ese mismo día salió a la luz otra víctima que aseguraba que Cosby la había violado dos veces cuando tenía 19 años.

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Hablé con Barbara sobre su experiencia con Cosby, la defensa de las víctimas de abusos sexuales y sobre cómo logró superar la vergüenza.

VICE: Has estado hablando de este caso desde 2006 y algunas otras mujeres también han roto el silencio, pero parece que a nadie le ha importado hasta ahora. ¿Qué has sentido al ver cómo tu historia ha ido cobrando importancia muy poco a poco?
Barbara Bowman: Ha sido muy, muy frustrante, porque es el típico obstáculo al que se enfrentan todas las víctimas, sobre todo cuando hablamos de alguien con el poder, el dinero y la fama de Bill Cosby. Es increíble, y lo era todavía más entonces.

¿Qué pasó la primera vez que intentaste hablar?
En aquel entonces sólo tenía 18 años. Vivía en Denver y tenía una agente que vio talento en mí. Era amiga de Bill Cosby, así que vino a la ciudad y me lo presentó. Él iba a ser mi mentor y, junto con mi agente, me dijo que me ayudaría a iniciar mi carrera artística. Ambos me financiaban. Vivía en Nueva York, en un entorno muy aislado y controlado. Sólo me permitían asistir a clases de interpretación, luego debía volver a casa o ir a ver a Bill Cosby. Tanto él como mi agente me aterrorizaban. Me sentía cautiva.

Cuando finalmente reuní el coraje suficiente [para hablar de los abusos] estaba destrozada, confundida y asustada. Mi agente no hizo nada. Me aterraba la idea de que no me creyera, y eso fue precisamente lo que pasó.

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El Dr. Huxtable era muy querido por todos. Era el padre favorito de EU, todo el mundo querría tenerlo como padre. Hubo una vez en que incluso yo quise tenerlo como padre. Mis acusaciones cayeron en el olvido. Se rieron de mí en la fiscalía y mi agente no me creyó. Estaba desolada. Me sentía muy sola y pensé que nadie me creería nunca, así que me recompuse y traté de olvidarme del asunto.

¿Crees que el miedo a las consecuencias profesionales contribuyó a que nadie creyera tu historia?
Sí. Pasa muy a menudo. También ocurre con los medios de comunicación, por eso ha pasado tanto tiempo hasta que el caso se ha aireado en los principales medios, porque también tienen miedo. Tienen relación con esa gente. Una mano lava la otra, y no les interesa enemistarse con un personaje famoso.

No debe de ser fácil defender tu postura frente a uno de los hombres más poderosos de Hollywood.
Él busca mujeres manejables, débiles e indefensas, mujeres que no puedan rebelarse. Si además usa drogas para dormirlas, no hay nada que puedas hacer, no tienes ningún control. Desde que se publicó el artículo del Daily Mail, algunas víctimas han contactado conmigo. Son víctimas anónimas de Bill Cosby que no se atreven a hablar y que se pusieron en contacto conmigo para contarme su experiencia. Ahora estoy centrada en ellas, pero no quieren hablar. Algunas salieron arrastrándose de allí y lograron llegar a sus casas medio inconscientes.

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¿Por qué decidiste relatar públicamente lo que te pasó?
En 2004 o 2005, hubo otra víctima que declaró y presentó una demanda. En ese punto, dije: "No voy a quedarme callada más tiempo. Voy a apoyar a esa mujer". Porque la estaban arrastrando por el barro. No creían su historia. Dije: "Pues yo la creo, porque también me ocurrió a mí".

Va y viene, va y viene. Es muy frustrante. Ahora ha cogido impulso y el público está receptivo. Por fin la gente escucha.

Culturalmente, tendemos siempre a culpar a las mujeres, por lo que sigue habiendo gente que piensa, "¿Qué esperaba, si aceptó su ayuda y accedió a ir a su apartamento sola?"
Es culpar a la víctima. Hay muchas formas de ser víctima. Asusta estar en esa posición. Para una mujer, es muy difícil aceptarlo. En muchos casos, los violadores son personas en las que confía mucha gente. Se ganan tu confianza. Les dejas entrar en tu vida personal porque te dicen que puedes confiar en ellos. Son nuestros parientes, nuestros profesores, los párrocos de la iglesia. Es Bill Cosby. Por otro lado, sabe muy bien cómo ocultarse tras su círculo hermético de protectores.

Me impactó mucho tu argumentación de que nadie ha prestado atención al caso hasta que fue un hombre el que lo sacó a colación. Hay muchos ejemplos de esto: ¿cuántas mujeres hacen falta para que la gente crea que el abuso es real?
Mi objetivo y lo que me anima a seguir adelante es el poder sensibilizar a la opinión pública, animar a que las víctimas que no lo han hecho rompan su silencio. En mi caso debían testificar 13 mujeres ante el tribunal. Yo estaba preparada, salí a la luz. Tres lo hicieron y diez no se atrevieron y, a día de hoy, siguen teniendo miedo de darse a conocer.

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Me uní a una organización llamada PAV​E, dedicada a asistir a víctimas de todas las edades. Mediante varias acciones y programas de educación, empoderamos a esas mujeres para que alcen su voz. Las tratamos de convencer de que deben contar su experiencia, de que no deben seguir cargando con esa losa en secreto, porque no les beneficia". Si no reunimos el valor para dar la cara y contar la verdad, nada cambiará y esos hombres seguirán violando, drogando y aprovechándose de mujeres.

Por cierto, no sólo ocurre con mujeres. También hay hombres que sufren estos abusos y de los que no se habla lo suficiente.

En ese caso hay un estigma añadido, también.
Totalmente. Es casi como si nuestra cultura esperara que las mujeres tengamos que soportarlo. Somos mujeres y así es como ha de ser. Existe la idea de que estas cosas no les ocurren a los hombres, sino que son ellos los que se lo hacen a las mujeres; que no hay hombres que abusen de otros hombres ni mujeres que abusen de los hombres. Eso no es cierto. Más adelante quiero centrarme en ese problema.

Yo ya he dejado de ser una víctima. Ahora soy defensora de las víctimas. Es una de las lecciones más importantes que voy a enseñarle a mi hija de 12 años, la jovencita más increíble y lista que conozco. Ella ve lo que hace su madre, ve que está ayudando y que no quiere asumir el papel de víctima.

¿Qué te parece la nueva serie de Cosby de la NBC?
Me decepciona que ignoren lo que está pasando y su pasado oscuro, y que quieran volver a llevarlo a la pequeña pantalla en el papel de figura paterna. De esta forma puede seguir transmitiendo los mismos mensajes paternales sinceros y llenos de amor a sus hijas y nietas. Pero él no es el mensajero del que quiero oír este tipo de mensajes.

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Con el auge de las redes sociales resulta más difícil ejercer un control sobre la historia y convencer a la gente de que tu imagen pública es real. Otra de las razones por las que este caso se ha hecho tan popular ha sido por su absurda idea de invitar a la gente a que lo hicieran viral.

Las redes sociales pueden ser tus mejores amigas o tus peores enemigas. Estoy muy agradecida de que existan. Las cosas habrían sido muy distintas si hubiéramos tenido redes sociales en aquella época.

En mi opinión, debería anularse el plazo de prescripción. Es uno de los proyectos que quiero llevar a cabo a través de PAVE: eliminar el periodo de prescripción de los delitos sexuales. Porque no es tan fácil para una mujer aceptar que ha sido violada, sobre todo en circunstancias similares a las de mi caso, cuando el agresor es una cara conocida.

Hace falta tiempo para reunir el valor necesario. Yo no lo tenía. Me costó 17 años conseguirlo. Incluso cuando empecé a hacer pública mi historia en 2004 y 2005, tenía miedo. Salía de mi agujero oscuro, contaba un fragmento y volvía a esconderme. Luego revelé un poco más y tanteé el terreno. Poco a poco empecé a sentirme lo suficientemente cómoda como para dar el paso. Pero hay mujeres que nunca llegan a ese punto.

Espero llegar a las víctimas, a los supervivientes, a la gente, en general. Espero que la gente escuche, vea y preste atención, y que todo esto sirva para salvar la vida de alguien.

Parece ser que ya estás llegando a mucha gente.
Sí, y estoy muy agradecida. Siento que haya tenido que pasar tanto tiempo. No sé por qué. Ha sido como un cúmulo de circunstancias en el momento adecuado. Supongo que la llegada de las redes sociales ha ayudado mucho, porque han abierto nuevos canales de comunicación. Estoy encantada de estar aquí, de que la gente esté receptiva. Estoy encantada de hacerlo público. Estoy dispuesta a escuchar a quienquiera que desee hablar conmigo, porque el mensaje debe darse a conocer.

¿Qué otros proyectos tienes con PAVE?
Voy a dar algunas charlas a estudiantes y otros grupos de interés por todo el país. Pero sobre todo me gustaría centrarme en actrices y modelos incipientes y en varios directores de casting. Celebraremos seminarios y publicaremos información por escrito.

¿Cómo te sientes, ahora que puedes hablar con toda libertad y aprovechar tus experiencias para ayudar a otras personas?
Cuando empezaron a salir las acusaciones, dije cosas que nunca antes había expresado. Fue muy vergonzoso. Me sentía sucia con solo decirlas. Había vivido muchos años con esa vergüenza y nadie se merece eso. Espero que podamos romper el silencio estableciendo un diálogo abierto.