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paso del norte

Postales norteñas del Chapo Guzmán: En Campos Elíseos

El Chapo es una historia de fin de semana y aquí van cuatro postales norteñas, una para cada peda por un mes.

El Chapo es una historia de fin de semana y aquí van cuatro postales norteñas, una para cada peda del mes.

El Chapo siempre nos agarra pisteando. Su primera fuga, la que lo hizo famoso en aquel enero de 2001 fue un viernes, yo apenas aprendía a beber Bud Light. Luego, su captura en 2014, la que hizo famoso a Enrique Peña Nieto por atrapar al capo más escurridizo del mundo, sucedió la mañana de un sábado, a la mera hora en que me entraba la "cama-loca". Y la noche del sábado 11 de julio se volvió a fugar, haciendo de los dos un trending topic de fin de semana y arruinando un domingo de carne asada en Ciudad Juárez.

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El Chapo se ha convertido en un tema de fin de semana. Como periodista, cada viernes o sábado, me encuentro con alguien preguntando en una fiesta "cómo agarraron al Chapo", o alguien que me quiere contar "cómo agarraron al Chapo". Y luego empiezo la semana intentando poner en orden los chismes, ver cuáles podrían tener algo de verdad, y para el fin de semana en que estoy preparando la historia —con pelos en la mano— de cómo agarraron al Chapo, ya se volvió a fugar…

Hay una historia que probablemente se vaya a incluir después en los libros de texto a manera de "leyendas de nuestro México", que cuenta cómo el Chapo llegó a un restaurante, cerró las puertas, sus hombres armados decomisaron todos los celulares, envió rosas a todas las damas del lugar, pagó todas las cuentas de los comensales y no los dejó salir hasta terminada su borrachera a las 7 de la mañana de un domingo.

En 2008, cuando la violencia arreciaba aquí, en Ciudad Juárez, "el narco" —ese ente sin rostro, una masa malévola con fama individual—, quemó el restaurante Aroma, un lugar elegante, en el Campestre de Juárez. A la semana ya corría la leyenda anterior, que eso había sucedido apenas el fin de semana antes de que lo quemaran, que por eso lo incendiaron.

Pero cuando visité Culiacán me topé con la misma leyenda, con el mismo Chapo, las mismas rosas, los mismos hombres que decomisan celulares. Y luego en la Ciudad de México la volví a escuchar y otra vez en Monterrey. Siempre en un restaurante importante, y siempre con falta de testigos presenciales.

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Postal #1: El Chapo en Campos Elíseos

Te cuento: el Chapo llegó en un Chevy guinda, un modelo antiguo, conducido por uno de sus pistoleros. No llevó a más hombres ni más armas. Dice mi fuente que llegó por carretera, desde Sinaloa.

La casa a donde llegó El Chapo Guzmán es en realidad una mansión, con cúpula y pilares, cantera en la fachada, una fuente en la entrada y un jardín con alberca en la parte de atrás, desde donde se puede ver el Hospital Ángeles. Yo ya fui a verla.

En 2014 conocí a un hombre de quien no te puedo dar detalles, pero hoy está en Estados Unidos, esperando a recibir el asilo político, y él fue el que me contó de esta reunión.

"A mí me consta al menos una vez porque yo estuve ahí. Ahí en la casa de ---- estuvo el Chapo junto a otros empresarios locales, a representantes de la policía Estatal y la policía municipal y 'pos también la gente del cártel, el M-10 y el M-11, los hermanos Núñez Meza", así me dijo antes de presentarme al empresario dueño de la casa donde estuvo el Chapo.

Y luego, unos meses después, el mismo empresario me dijo: "Aquí ha estado mucha gente, y no te digo que no estuvo el Chapo, pero tampoco te puedo decir que sí estuvo".

Desde luego no te puedo decir el nombre del empresario, pero se encargó de promocionar aquí eventos de cantantes, bandas de rock, boxeadores y de otros artistas famosos.

La casa de este empresario está en Campos Elíseos, un fraccionamiento kitsh al lado del Tec de Monterrey y del Hospital Ángeles. La entrada al residencial está anunciada por una réplica del Arco del Triunfo, con todo y la glorieta. Ahí es donde viven los empresarios que son dueños de Ciudad Juárez, las familias cuyos apellidos están en nuestras avenidas. Y también los capos, casi todos del Cártel de Sinaloa. Y desde luego también familias honestas, que han hecho dinero de sus empresas bien manejadas, han heredado fortunas familiares o son profesionistas de clase media que se aventaron a endeudarse por años, porque las casas ahí son de varios millones.

Si un día vienes a Ciudad Juárez te llevo de paseo a los Campos Elíseos a ver la casa donde estuvo Joaquín "El Chapo" Guzmán.

PD. Te pido disculpas si me atrevo a decir el nombre completo del jefe del cártel pero no el del empresario local que sirvió como anfitrión. Con esto quiero decir que don Guzmán Loera no es el hombre a quien hay que poner atención, sino a los hombres que en verdad manejan el negocio del narco.