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Cultură

¿Qué tipo de cine se está escribiendo en Colombia?

Hoy, 27 de octubre, se anuncian los ganadores de la última convocatoria del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico. Hablamos con tres de sus jurados para saber qué propuestas recibieron y qué cine se está haciendo en el país.
Imagen de "La Tierra y la Sombra", una de las películas beneficiadas por el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico.

Desde que se creó la Ley del Cine en 2003, y con ella Proimágenes, el Estado colombiano le dio al cine nacional el impulso que desde hace años venía necesitando. Después de todo, para hacer una película, cuando ya está la idea, las ganas y la gente, lo único que hace falta es la plata.

Desde entonces, el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC), un programa de financiación de la misma ley, ha sido la responsable de que proyectos como El vuelco del cangrejo (2009), La sirga (2012), Los viajes del viento (2009) o La tierra y la sombra (2015) hayan encontrado los recursos que sus historias requerían. Hoy por hoy la convocatoria que todos los años organiza el FDC es el filtro por donde pasanlos proyectos que están marcando la línea del cine nacional y todos los realizadores que son ahora los grandes nombres del cine colombiano.

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Hoy, 27 de octubre, se anunciarán los ganadores de la convocatoria de este año en ficción. Los estímulos, que en total representan más de 6 mil millones de pesos, se distribuirán entre propuestas de guiones, producción y posproducción de largometrajes y realización de cortometrajes. En total fueron más de 900 proyectos que se presentaron a la convocatoria realizados por nombres ya conocidos y por otros nuevos.

Para Juan Carvajal, director artístico de IndieBo, y uno de los jurados de la convocatoria de este año, la convocatoria del FDC, y tener la posibilidad de leer los proyectos que llegan a ella, es una buena herramienta para tomarle la temperatura al cine colombiano. Para saber quiénes son los que están escribiendo las historias que llegarán a la pantalla los próximos años y qué tipo de historias se están contando en Colombia.

"Yo tenía cierta preocupación por lo que me iba a encontrar —me aseguró cuando hablamos por teléfono—, pero me ha dejado muy satisfecho y sorprendido el resultado. En Colombia, aunque seguimos contando historias de conflicto y de la historia del país, que es totalmente normal, también llegaron obras muy diferentes, proyectos que se aproximan a otros territorios que no tocaban la violencia, o que la tocaban de un modo muy sutil. Eso me sorprendió mucho".

Según él, a partir de los proyectos que leyó, el cine colombiano está desmarcándose del pasado histórico y político del país e inclinándose, cada vez más, por contar historias universales que podrían tener como escenario cualquier otra geografía. Uno de los ejemplos claros y recientes de eso es Los Nadie (2016), de Juan Sebastián Mesa, una película que a pesar de estar enraizada en el contexto propio de la Medellín azotada por la violencia y la marginalidad, cuenta la historia de unos jóvenes que se acompañan en medio de su angustia adolescente. Una historia que se puede contar acá o en Islandia. Eso, según me contó, está acompañado además de una preocupación por proponer formas narrativas innovadoras y rigurosas que, incluso cuando hablan de conflicto, están proponiendo nuevas miradas en el cine colombiano.

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Y aunque Lucy Virgen, una crítica de cine mexicana que por años fue la programadora del Festival de Cine de Guadalajara y fue otra de los jurados de la convocatoria FDC, coincide en que Colombia está proponiendo historias más universales, para ella siguen siendo una mayoría las historias que tocan el conflicto y la violencia. Algo que, según ella, no sólo es lógico sino también sano. "Eso habla de la posibilidad de ventilar las cosas", me dijo por teléfono.

"Yo he notado una cosa particular en el cine colombiano durante estos años, y es que va muy de la mano con las cosas que están pasando en el país. No hay una intención de esconder los conflictos locales. El cine termina siendo un reflejo verdadero de lo que ha pasado y está pasando en el país", me dijo Lucy quien, además, siguió por años de manera juiciosa y rigurosa el cine colombiano.

Además de las categorías tradicionales, este año la convocatoria le dio un lugar especial a la comedia, el género al que pertenecen varias de las películas colombianas más populares y exitosas en taquilla. Basta pensar en El Paseo (2010) y sus secuelas. Uno de los jurados de esa categoría fue Diego San José, el guionista español detrás de 8 apellidos vascos (2014)y 8 apellidos catalanes (2015). Según él, las propuestas que llegaron a esa categoría proponen un tipo de comedia que no tiene que ver con la comedia de televisión más popular. La de los chistes fáciles y los escenarios populistas.

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"Eran comedias más sutiles o más exigentes que lo que normalmente se hace en cine comercial —me dijo Diego hablando de los proyectos que leyó—. Eso me parece muy interesante porque es una comedia alternativa, que mantiene un estándar de calidad alto dentro del género". Sin embargo, para él, es importante que en Colombia, así como en España y muchos otros países, exista ese tipo de comedia más taquillera y fácil. Sólo así, asegura, existe la posibilidad de que se puedan hacer otro tipo de comedia independiente.

Pero, en comparación con otras latitudes, como España, la comedia en Colombia es un género al que todavía le falta exploración y que, asegura Diego, no surgiría en sus formas más independientes y menos fáciles sin la existencia de convocatorias y apoyos financieros como la del FDC. Para él, sólo a través de estas convocatorias se puede empezar a mostrar que a la par del cine de autor, o del cine contemplativo, existe un cine de género cuyo objetivo es hacer reír.

Sin embargo, a diferencia del resto del cine que se está proponiendo en el país, la violencia y el conflicto colombiano son temas que parecen evitarse en la comedia, y que no se tocaron en los proyectos que revisó Diego. Y no sorprende. Resultaría extraño encontrar una comedia sobre el conflicto armado, las víctimas y los procesos de paz. Pero, según Diego, eso es algo que ya se está haciendo en España, en donde las películas, las series de televisión y la literatura están hablando del conflicto vasco desde el humor y la comedia. Sin embargo, él subraya que la situación es distinta: ese conflicto ya terminó, y con el paso del tiempo el humor se volvió una forma de poder hablar de él; acá, todo aún está muy fresco y vigente. Aún así, para él la comedia brinda posibilidades distintas para hablar de cosas que parecerían demasiado serias.

"Yo creo que el humor es una especie de capa, de vaselina, que te permite digerir mensajes que de otra manera serían demasiado complicados. Lo que ocurre es que cronológicamente en España ya ha pasado más tiempo que aquí, pero me haría mucha ilusión que algún día el cine o la televisión colombiana puedan reconvertir todo lo dañino, todo el sufrimiento, en algo de lo que reírse. Esa, creo, es la mayor victoria de la reconciliación. Te das cuenta que has superado un problema el día en que puedes hacer el primer chiste sobre ese problema".

En conclusión, sí, el cine colombiano sigue hablando de conflicto. Y no está mal, ni es una obsesión, es una de las formas de hacer catarsis y de hablar de lo que nos ha tocado por años. Pero también está incluyendo otros temas y personajes en su radar. De a poquitos, pero cada vez más. Al mismo tiempo, el cine local se está profesionalizando en sus formas de contar, proponiendo narrativas que no son clásicas y que se construyen con la rigurosidad de una industria que es cada vez más especializada. Aún así, quedan terrenos que siguen estando más o menos abandonados, y que son géneros del cine que en el país se han olvidado por preocuparse por un cine cuyo género parece ser el colombiano. Y que, al mismo tiempo, traen nuevas posibilidades de hablar de nuestras angustias y problemas, como el de la comedia.