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Especial moda 2014

24 Horas en los calzoncillos de Derek Jeter

La sensación fue placentera, mi pene y huevos estaban en un equilibrio perfecto. No me colgaban como siempre, estaban levitando.

La mayoría de los atletas profesionales se retiran jóvenes y ricos, lo que los deja con toda una vida de tiempo libre por delante. Para llenar el vacío, muchos abren restaurantes, otros se vuelven conferenciantes motivacionales y otros se quedan sentados apostando y fumando puros, como Michael Jordan. Pero Derek Jeter, la estrella de 39 años de los Yankees de Nueva York, aparentemente se está preparando para darle un enfoque distinto a su retiro, patrocinando una nueva línea de lujo de boxers llamada  Frigo RevolutionWear, que pueden costar hasta cien dólares.

Me dieron un par de estos calzoncillos en la fiesta de lanzamiento de Frigo en Manhattan, en noviembre pasado, pero me llevó un par de meses probarlos; francamente, me intimidaban.

Esta ropa interior es muy, muy complicada. Las perneras tienen anillos de goma dentro, así que tienes que subírtelos arrancándote pelos en el camino. Después tienes que enrollarte el pene y los huevos en una esfera tan compacta como puedas para poder embutir tu paquete en la parte frontal de la prenda, llamada la Zona Frigo.

Una vez que me ajusté, el sentimiento fue sorprendentemente placentero, mi pene y huevos estaban en un equilibrio perfecto. No me colgaban como siempre, pero tampoco sentía que nada los sostuviera, estaban levitando. Parecía que de cintura para abajo me había convertido en un muñeco Ken.

No sé si Jeter usa estos calzoncillos cuando sale a la calle. Puedo imaginarme que la Zona Frigo puede volverse cómoda una vez te acostumbras y puede haber una emoción adicional al tener tus partes levitando en una ropa interior carísima que la plebe jamás podría apreciar porque no lo pueden pagar. Todo lo que sé es que cuando me fui a la cama, mi paquete luchó para liberarse de la Zona Frigo mientras yo dormía. Me gusta pensar que estoy en sintonía con mi cuerpo así que los eché a la cesta de la ropa sucia y me olvidé para siempre de ellos.