Fuimos al primer chiqui-park sexual de España (y del mundo)

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Fuimos al primer chiqui-park sexual de España (y del mundo)

Según su creadora es un lugar donde "poder recuperar nuestra parte más infantil y desenfadada, añadiendo una mezcla de sensualidad y erotismo". Pero, en fin.

Un gran pene de plástico junto a unos snacks en el mostrador del Sexy Park. Todas las fotografías por la autora

De un sex shop se espera lo típico. Lencería fetiche, látigos, disfraces de enfermera, de colegiala, pelis guarras, poca luz… Pero esto del sexo y de la seducción siempre se ha dicho que es un juego. Jugar, desinhibirse y dejar atrás los tabús, tanto en pareja como solos.

Supongo que eso es lo que pensó Elisabeth Barrientos cuando decidió montar el Sexy Park de El Vendrell. Trabajaba como teleoperadora, vendiendo telefonía, alarmas y plataformas de televisión y un día decidió dejar todo eso y meterse en un mundo completamente diferente. Empezó creando con éxito una web que ofrece todo tipo de productos de sex shop, tevibra.com, y organizando reuniones de play tuppersex, donde se juega con objetos eróticos y que suelen estar bastante de moda en las despedidas de solteras. Vio que el tema funcionaba y que la gente seguía pidiéndole más cosas que quedaban fuera de lo que ella ofrecía hasta el momento. Así que decidió dar un paso más en este sector y montar un local físico, "el primer Sexy Park del mundo", como lo define ella, que se inauguró el pasado 11 de febrero.

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¿Qué es eso? Pues según explica la propietaria, un lugar donde "poder recuperar nuestra parte más infantil y desenfadada, añadiendo una mezcla de sensualidad y erotismo, que la gente se divierta y tenga la fiesta que exactamente quiere". Especialmente enfocado a ayudar a que las parejas rompan las barreras de la vergüenza y aprendan a disfrutar plenamente de la vida sexual, aunque, paradójicamente, en el Sexy Park no hay nada de sexo explícito. De hecho, Elisabeth Barrientos confía tanto en el éxito de este proyecto que hasta ha registrado la marca para tener los derechos en exclusiva.

Una máquina para ganar juguetes sexuales

Para llegar a descubrir ese nuevo concepto de erotismo casi hay que meterse en una de las novelas de Michel Houellebecq. Conduces por los alrededores de El Vendrell hasta un polígono industrial, La Cometa. Pasas por delante de fábricas de barbacoas, muebles, aires acondicionados y colchones, hasta llegar a un edificio con la pared medio pintada de rosa y una puerta gris de almacén, cerrada, aunque no con llave. Encima, un letrero que lo deja todo bien claro: "Prohibido prohibir". Antes de entrar, fuera, te recibe una cama elástica, por si te apetece saltar un rato y liberar tensiones. Aguanta hasta 180kg de peso, así que puede utilizarla más de una persona a la vez.

De hecho, el Sexy Park organiza concursos de saltos y los premia con lotes de productos que se venden dentro del local. Si no te apetece cama elástica, abres la puerta y no esperes luz tenue, oscuridad sensual… Aquí lo erótico se concentra en los objetos y en los juegos y talleres que se ofrecen. Cursos de striptease, sexología, citas exprés y hasta yincanas o juegos como el "Pito Ring", donde en vez de boxear se lucha con penes hinchables en medio del local.

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Un combate en el pito-ring

En la piscina de bolas no había nada sexual

En una de las paredes de cemento gris, un mostrador lleno de prendas y objetos de sex shop y una estantería con pollas y tetas de goma colocadas en fila para jugar a dispararlas con una pistola de balas de goma, como en las ferias, pero en vez de ganar un oso enorme de peluche, te llevas un pack de condones de diferentes sabores, lubricante de cánnabis, incienso afrodisíaco, etc.

En la pared opuesta, una barra con bebidas afrodisíacas, energéticas y alcohólicas, bollería para picar y un gran miembro viril negro de plástico con una ranura para meter las propinas. En la pared del fondo, en una esquina, una piscina de bolas, a lo chiqui-park de adultos, y en la otra una máquina de esas de atrapar peluches que pensaba que ya sólo sobrevivían en los restaurantes de las gasolineras, pero en vez de estar llena de peluches, contiene vibradores, bolas chinas y estas cosas. Además, el local se puede reservar para fiestas privadas, despedidas de solteros/as, cumpleaños…

Lencería, juguetes sexuales y botellas de alcohol

Ronda de 'disparo al pene' con ballesta

Hay parques llenos de esculturas eróticas al aire libre, como el Jeju Love Land, en la isla Jeju de Corea del Sur, un destino conocido en la zona por los recién casados que viajan allí en su luna de miel, o el Vigelandsparken, en Noruega, creado a petición del Ayuntamiento de Oslo y que contiene más de 200 esculturas del artista Gustav Vigeland que representan cuerpos de todas las edades, entrelazados y en pelotas, pero nada tienen que ver con el Sexy Park del Vendrell. Sacad vuestras propias conclusiones.