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Cultură

De cómo Thomas Cahill salva la civilización

Thomas Cahill ha hecho más por convertir la historia antigua en una materia interesante y amena que todos los apolillados profesores universitarios del planeta puestos en fila.

Foto de Chris Shonting

Con libros como De Cómo Los Irlandeses Salvaron la Civilización, Navegando por el Mar de Vino y Los Misterios de la Edad Media (recientemente reeditado en formato de bolsillo), el historiador Thomas Cahill ha hecho más por convertir la historia antigua en una materia interesante y amena que todos los apolillados profesores universitarios del planeta puestos en fila. Cahill escribe sobre historia como creemos que siempre se debería hacer: prestando gran atención a las personas y a los detalles de la vida diaria. Parece como si Cahill se hubiera encomendado la misión de poner remedio a uno de los peores crímenes que el mundo académico haya cometido: el de hacer aburridas las mejores historias jamás sucedidas. Al cuerno las clases, es mejor leer a Thomas Cahill.

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Vice: La Edad Media, muy en especial sus primeros años, gozan de una reputación terrible. Se la conoce como Los Años Oscuros, y suele describirse como una era lúgubre, brutal y diezmada por las enfermedades. Sin embargo en su libro se da una imagen totalmente distinta.
Thomas Cahill: Muchas de las ideas que tenemos asumidas sobre la Edad Media proceden del Renacimiento, una etapa en la que la gente tendía a ponerle nombre a todo. Se llamaban a sí mismos humanistas, pero si lo analizas en realidad eran filólogos. Aprendieron griego, una lengua que muy pocas personas llegaron a conocer en siglos anteriores, y así comenzaron a traducir directamente del griego textos que se habían preservado aquí y allá, en parte gracias a escribas irlandeses y, sobre todo, a eruditos islámicos. ¿Qué textos griegos tenían mayor aceptación entre ellos?
Platón era el que todos conocían. Durante la primera Edad Media, el filósofo preeminente era San Agustín, un platonista, y Platón tenía unos puntos de vista muy, muy oscuros. Vaya, él creía que el conjunto de la Humanidad vive en una cueva y que todo lo que vemos y consideramos real no son sino sombras reflejadas en los muros. Me pregunto por qué el pensamiento de Platón sigue teniendo tanto atractivo.
Si te paras a pensarlo, el mundo antiguo—nuestro mundo antiguo, griegos y romanos— era pesimista en grado sumo. Eso empezó a cambiar con la introducción de un cierto optimismo judeocristiano. En la antigüedad se creía que el resultado de las cosas tendía siempre a ser nefasto. La mayoría de griegos pensaban que lo mejor que podía hacerse con el cuerpo era librarse de él tan pronto como fuese posible; que somos destellos, chispas de espiritualidad que, por desdicha, nos encontramos confinados en un envoltorio carnal del que más vale deshacerse para reunirse cuanto antes con el Altísimo, quien quiera que ellos supusiesen que sea. En la Edad Media, la gente pensó, “Bueno, cuando los griegos hablan del Altísimo, deben referirse a Dios”. Pero realmente se estaban refiriendo a algo mucho más amplio. Una forma de ver las cosas cercana a las religiones orientales….
Lo es. No me cabe duda de que las ideas de Pitágoras, el gran predecesor de Platón, provienen de la misma fuente que el budismo. Lástima que no sepamos de esa fuente, se ha perdido. ¿Cree que hay algún antecedente común de Pitágoras y los budistas?
Por completo. Hay demasiadas similitudes. De hecho, no sólo compartían ideas sobre la materia y el espíritu; están también sus estudios sobre los números, las matemáticas. No puede ser una coincidencia. Había dos grandes civilizaciones, Grecia e India. Existía, por supuesto, el comercio entre ambas. El punto de vista minoritario en Grecia era el de Aristóteles, que sostenía que Platón estaba cubierto de mierda. Lo que decía, básicamente, era: “Yo fui estudiante de Platón, y aunque puede ser muy inteligente, está equivocado. No hay ningún problema con la mente humana. Ningún problema con nuestros sentidos. Vemos lo que hay, oimos lo que hay. Es cierto que a veces cometemos errores, pero no vivimos en la oscuridad de una cueva. ¡Lo que experimentamos es la realidad! Fue Aristóteles quien impulsó la idea de que los ojos ven y los oidos oyen… Sentó, por tanto, las bases de la experimentación científica…
No había ciencia todavía en el sentido que hoy le damos, no se hacían experimentos. Lo que sí hacían era observar. ¿Fue San Agustín el primer gran filósofo de la Edad Media?
Sí, y un platonista de pies a cabeza. Cristiano, pero platonista. ¿No son polos opuestos?
Podría pensarse que sí, pero el cristianismo nació en el mundo griego. El Nuevo Testamento se escribió en griego, el latín llegó más tarde. El griego fue el lenguaje del primer siglo. Todos lo hablaban. Hasta un tipo que vendiera perritos calientes por las calles tenía que saber algo de griego para salir adelante. No se puede ser una minoría en el seno de una civilización dominante sin absorber algunas de sus ideas. No hay forma de permanecer impermeable, y eso es lo que hoy día pone furiosos a los islamistas radicales, a los que, más que profesar, militan en cualquier religión, ya sean los judíos ortodoxos en Israel o los ultracristianos. Les vuelven locos la perspectiva de que sus hijos absorban las ideas que flotan por todas partes. De manera que San Agustín, impregnado de la cultura griega incluso en su época, incorporó parte de la ética de Platón a sus propias ideas filosóficas.
Correcto. San Agustín tenía una visión decididamente sombría del cristianismo, antisexual y muy triste. Me encantan ciertos aspectos suyos. San Agustín escribía en un latín muy, muy bello, así que es muy difícil detestarle. Pero no me gustan ni Platón ni el platonismo. ¿Quién vino después de Aristóteles?
Abelardo, en el siglo XII. Un hombre de carácter desagradable, arrogante y pagado de sí mismo, pero el primer filósofo de la Edad Media que dio la razón a Aristóteles. Y lo mismo hizo, ya en el siglo XIII, Tomás de Aquino, de personalidad mucho más relajada. La totalidad de la obra de Aristóteles había sido para entonces traducida al latín, de modo que no sólo experimentó un auge la filosofía, sino también las ciencias. Mucho de lo que Aristóteles escribió eran textos científicos, e historia. Él fue quien propuso cosas como la metafísica. La palabra es suya. La práctica de dividir el conocimiento en distintos campos viene de Aristóteles. Si el mundo occidental propone distintas áreas de estudio es gracias a él.

Aún no hemos hablado de los romanos…

Bueno, no eran tan adeptos a la filosofía como los griegos. Su sociedad era cruel.

¿Enviaron los irlandeses gente a Europa a buscar libros?
Sí, se convirtieron en nómadas que exploraban y se llevaban todo lo que podían. Como historiador, ¿tiene usted algún tipo de motivación? ¿Qué le mueve a investigar el pasado?
La pregunta que siempre me hago es: “¿Qué nos ha legado el pasado que siga teniendo valor y contribuya a enriquecer nuestras vidas?” Por poner un ejemplo, en la Edad Media surgió por vez primera un movimiento feminista. ¿Tiene alguna relación con la elevación de la virgen María a icono religioso?
Ahí es donde empieza. A las personas nos influencia todo aquello que vemos. Si cada vez que uno entra en una iglesia ve una imagen de la Madre y el Hijo, eso termina por cambiar tu idea de la divinidad, aunque el sacerdote clame que ella no es Dios. También ayuda a llevar las cosas a un nivel terrenal, ya que no hay tarea más cotidiana que la de una madre dando el pecho a su hijo. Eso era lo que las representaciones de María mostraban siempre. Antes de terminar, me gustaría preguntarle por qué durante el Renacimiento se tenía tan mal concepto de la Edad Media.
Fueron los renacentistas quienes la bautizaron así. Lo que daban a entender era, “Siglos atrás hubo un gran período, con los griegos y los romanos, y ahora estamos nosotros”. Es decir, describiendo el medievo como un mero puente entre dos culturas.
Eso es. También fueron quienes bautizaron el gran movimiento arquitectónico del medievo. Lo llamaron “gótico”, y lo que con eso querían decir era “propio de bárbaros”. Acostumbraban a menospreciar todo lo acontecido antes de su llegada, a pesar de que mucho de lo que se hizo en el Renacimiento tiene su origen en la Edad Media. A alguien como Giotto se le puede considerar el padre de Leonardo y Miguel Ángel. Harold Bloom expone en su libro La Angustia de la Influencia la interesante teoría de que, una y otra vez, los artistas y escritores tienden a renegar de las personas que realmente les han influenciado. Claro, porque desean que se les perciba como originales e inventivos.
Todos negamos a nuestros padres (risas). Es gracioso, porque muchas de las cosas que se hicieron en el Renacimiento no son tan interesantes como algunas que se hicieron durante la Edad Media. La arquitectura gótica es maravillosa en comparación con la arquitectura palladiana. Y yo siempre me quedaré con Dante antes que con Petrarca.