Hacer fanzines trans-anarquistas en la Atenas de los ochenta valió la pena

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Hacer fanzines trans-anarquistas en la Atenas de los ochenta valió la pena

Paola Revenioti no se dio cuenta de la importancia de lo que estaba haciendo hasta hace unos años.

La última vez que hablé con Paola Revenioti fue por un asunto bastante chungo. A principios de verano salió a la luz que en Grecia las personas transgénero estaban siendo arrestadas, una acción que se anticipaba al Thessaloniki Pride, y que según Paola –una artista, activista y prostituta trans– era un poco desastrosa.

Esta vez Paola está en Londres debido a su primera exposición en solitario, demostrando por qué se ha convertido en una figura tan influyente para la comunidad LGBT griega. En los ochenta publicó un fanzine trans-anarquista llamado Kraximo, que significa “paliza gay” en jerga griega. El fanzine contenía artículos sobre derechos trans y gay, entrevistas con gente importante como el poeta Dinos Christianopoulos y el filósofo Félix Guattari, así como fotografías de algunos de los chicos con los que se había acostado; un tema polémico para el momento.

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Paola ha hecho muchas cosas desde que Kraximo llegó a su fin – un poco de todo, como publicar antologías de poesía, filmar documentales y organizar el primer Athens Pride. Hace una semana expuso en la galería White Cubicle Toilet, en Londres. La exposición estaba centrada en el fanzine, así que tuve una charla con ella sobre esto.

VICE: Hola Paola. ¿Qué te está pareciendo Londres?

Paola Revenioti: No me hagas hablar. Llegué ayer por la noche, bastante tarde, y en el aeropuerto cogí la bolsa equivocada. Me he dado cuenta esta mañana. He estado todo el día intentando arreglar este tema. Lo único que he visto de Londres ha sido el pequeño parque que hay delante de mi hotel en Bethnal Green, donde voy a fumar porque, por supuesto, no se puede fumar en Londres. ¿Crees que van a terminar arrestándome por coger la bolsa equivocada?

Qué va, esto nos pasa a todos. Así que es la primera vez que estás exponiendo en Londres y la exposición se centra en Kraximo, el fanzine trans-anarquista que publicaste en los ochenta.

Correcto. Se centra en Kraximo pero también hay muchas fotos que tomé durante ese periodo de tiempo, desde mediados de los ochenta hasta 1990. ¿Fue cuando empezaste a hacer fotos?

Empecé a hacer fotos antes de esto, pero cuando empecé la revista no quería utilizar las fotos de otra gente. Lo que tienen de especial esas fotos, no obstante, es que la mayoría son de chicos que conocía por la noche, me los llevaba a casa y los fotografiaba. Los retratos son realmente íntimos. ¿Cómo lograste que esos chicos se sintieran tan cómodos al ser fotografiados de ese modo?

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Eso es algo que mucha gente no termina de entender. Yo tuve una relación especial con todos esos chicos; no tenían ningún tipo de remordimiento al estar conmigo. En esa época, la sexualidad no estaba tan definida como ahora. Los chicos heterosexuales podían follar con un transexual. Además, yo era guapa y rubia y tenía unas tetas bonitas. El hecho de que follaran conmigo y que yo les fotografiara no significaba automáticamente que fueran gays.

¿Esos tíos eran clientes tuyos?

No, simplemente eran chicos de 18 a 23 años. Mira, Grecia tiene una tradición de homosexualidad. En Londres, la gente parece que tenga la gran necesidad de definirse como heterosexuales o gays. Para los griegos, encorvarse está en nuestra cultura. El hecho de mantener relaciones sexuales con un transexual mayoritariamente supone lo que nosotros llamamos el género social. Y, como sabes, a los griegos les va bastante lo anal. En Grecia hay erotismo en el aire. O al menos acostumbraba a haberlo; la crisis se lo ha cargado. Se que eras autodidacta, pero esas fotos son técnicamente muy buenas.

Creo que las fotos salieron tan artísticas porque yo amaba a esos chicos. No estaba enamorada de ellos pero les ofrecía cariño. Cuando los enfocaba con mi cámara, no estaban mirando a un fotógrafo, me estaban mirando a mí. Capturaba el romanticismo en sus ojos. Todo lo que hice, lo hice porque lo sentía. Nunca me vi como una artista; ha sido en los últimos años que la gente ha empezado a llamarme así. Sin embargo, has llegado a ser muy importante para la gente de mi generación. ¿Sientes ahora alguna responsabilidad hacia tu trabajo?

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Antes no la sentía. Era más descuidada pero últimamente intento ser más cuidadosa con las cosas que escribo, con mis fotografías y con todo lo que hago. Ahora veo que hay muchos jóvenes –heterosexuales y gays – que me están tomando en serio, así que tengo que ser responsable. Pero no creo que yo sea un buen ejemplo; de hecho soy uno malo, mi vida ha sido decadente.

Quizás les impresiona mi autonomía – el hecho de que publicara una revista gay-anarquista en un momento tan raro. Pero aún no lo comprendo del todo, porque no es que mi vida haya sido dura. O al menos no he escogido verla de este modo. He escogido olvidarme de los malos momentos. La gente viene a mí y me recuerda esos tiempos en los que luchaba contra policías, las horas que me pasaba en los juzgados, pero me he olvidado. Ya nunca pienso en esos momentos.

Una de las páginas de Kraximo.

De todos modos fuiste más o menos la pionera. Kraximo fue una de las primeras revistas de este tipo.

Sí, lo fue, y disfruto viendo como ahora la gente lo percibe de este modo porque hacerlo era muy jodido. Por aquel entonces no había ordenadores y tampoco demasiada gente con la que trabajar. Tuve que ir pidiendo artículos. Tenía que montarlo todo por mi cuenta. Había mucho de cortar y pegar. Sobretodo los primeros números; los rosas. Pero lo disfrutaba. ¿Cómo surgió la idea?

No estoy segura. Siempre he sido rebelde. Cuando tenía 12 años me marché de casa para irme a una academia militar. Tampoco me gustaba demasiado estar allí, así que me marché a los 15. Además yo estaba muy politizada y era más lista que los demás transexuales, que solamente sabían hablar jerga gay y menear el culo. Por ejemplo, me fui a Exarcheia. En ese momento el barrio estaba viviendo el Mayo del 68; un montón de gente que había estudiado en Francia vivía allí. Por lo general, era más bien el hogar de mucha gente con estudios que no esa reunión de freaks que ves estos días. El movimiento LGBT estaba asentado allí y publicaron Amfi, la primera revista LGBT de Grecia. Eso me dio un empujón porque Amfi realmente no expresaba lo que yo sentía. Aprendí mucho de la revista pero estaba hecho por dos o tres gays que habían estudiado en Francia. No conocían demasiado la realidad griega. Kraximo estaba publicada por una prostituta transexual que era un poco anarquista. Creo que esto es lo que la diferenció de las demás publicaciones. ¿Cuánto duró Kraximo?

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Unos diez años; hay 14 números. Tuve un par de hiatos de un año porque la policía estaba constantemente encima mío y no tenía ni un duro. No se imprimía de forma regular, pero siempre que salía a la venta, lo que me impresionaba era que la gente siempre hablaba de ello. Incluso los periódicos como Eleftherotypia escribían sobre la revista. Por aquel entonces no entendí su valor. Ahora sí. ¿Y eso?

La cosa que más me ha emocionado sucedió la semana pasada. Estaba en Stathmos Larissis [hogar de la sede de Amanecer Dorado] y ese tipo de 45 años me paró por la calle y me contó esta historia: durante su adolescencia su familia lo hechó de casa por ser gay. En el tren de Patras hacia Atenas, en el baño, se encontró con una copia de Kraximo. La cogió y al leerla sintió que había más gente como él en el mundo. Dijo “Paola, esta revista cambió mi vida. Hizo que dejara de sentirme mal por quien era.” Mucha gente me ha dicho cosas parecidas. Es lo mejor que te pueden decir. Ahora que los años han pasado, veo que no fue una pérdida de tiempo.

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