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La final más importante de la década se llama Boca - River

Argentina está viviendo la final de la Copa Libertadores más importante de la historia. En VICE te contamos cómo la sienten algunos de sus hinchas
Cecilia Fanti

Artículo publicado por VICE Argentina

No sabemos bien qué hay detrás. Ni entendemos bien cómo se posó este alienígena entre nosotros. Tampoco hay que cavilar mucho para advertir que estamos ante uno de los acontecimientos deportivos más importantes del mundo. Se filtró un error en la Matrix y por fin llegamos al vértice. Acá, el folclore del fútbol se ve elevado a su máxima potencia. Aquí, ya no de fondo sino de frente, la sociedad abre sus venas ante lo desconocido. El volumen de la pasión encuentra en esta contienda su estado más alto, exagerado, nocivo, ridículo y genial. No obstante, lo que en rigor son 22 tipos (millonarios y bla, bla) corriendo detrás de una pelota, se esconde uno de los enigmas más trascendentales de todos: ¿Qué tienen de especial los Boca – River que detienen el tiempo, los devenires y sus contextos?

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Nunca pasó que se enfrenten en una final de Copa Libertadores, el torneo continental de más relevancia. Nunca pasó que los dos equipos más populares (y ricos, claro) de la Argentina tengan que limar asperezas con los ojos de todos —de todos, todos, todos— encima. Y que ganar signifique la ilusión de la gloria eterna. Y, en su reverso, perder sea el mayor de los agravios. En una u otra vereda, si hay un “para siempre”, será para siempre. Para toda la vida. Para esa ilusión que llamamos eternidad.


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Con el peso de las contingencias, este superclásico estalla una fragilidad: después de todo, parece que sólo importa esta final. Entonces, ¿es más importante este partido que el desplome del dólar? ¿termina ocupando más tiempo en nuestras conversaciones que la llegada del Fondo Monetario Internacional a la economía doméstica? ¿el país reventará por los aires dando un F5 a nuestra propia historia contemporánea? ¿puede un partido de fútbol mover lo que somos? ¿se avecinan la República de Boca o la República de River y adiós Argentina, chau, chau? ¿por qué el presidente Mauricio Macri se pronunció intempestivamente a propósito de las hinchadas visitantes tapando el sol con la mano?


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Le preguntamos a algunos hinchas notables de Boca y River qué pensaban al respecto y reflexionaron sobre el estado general de las cosas en función de nuestro propio Cometa Halley: en medio de una de las mayores crisis económicas de los últimos tiempos, la final de la Libertadores tiene en disputa a dos equipos argentinos.

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Realismo mágico

“Con el Boca – River se frena todo. Con un amigo fantaseábamos con esta final y decíamos: ‘Si pasa eso, al otro día se termina el país’. Temo que sea eso: que todo sea parte de un guión en el que el último episodio es este partido. Es algo del orden del pensamiento mágico, un acto de fe. Pensar: esto no solo puede ser un partido de fútbol. A la vez, siento que estamos viviendo un tiempo en el que todo está normalizado. Y nos gobierna un grupo de gente que odia la intensidad. Rápidamente nos acostumbramos a algo. No da lo mismo esta final. Quiero que no sea un día más. No sé si un día de zombies o bardo pero me imagino que, después de esta disputa, sea cual sea el resultado, va a ser inolvidable. Después de este partido, ya está. Quizás estamos frente a un nuevo punto cero de la historia. En mi fuero interno sueño que esto es épico a otro nivel. Mi deseo es que después todo se convierta como en una novela de César Aira. Y que el terreno de lo conocido se vuelva algo distinto. Sueño con algo de ese orden. Es extremadamente lujurioso lo que está pasando. No podemos normalizarlo. En gran medida esto corre el eje de lo inmediato: si el dólar está $38 o está $40. No sé por cuánto tiempo, pero lo hace. Es un estado de carnaval o de vacación. Es un tiempo libre, pero a la vez regulado por un final muy claro. Si fuera un cuento infantil, estaríamos todos vestidos de colores y después todos vestidos de gris. ¿Cuántas veces en la vida se enfrentan en la vida Boca y River en una final de Libertadores? Es como nuestro Cometa Halley”.

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—Cecilia Fanti, 33 años, escritora

Una ola perpetua

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Paula Puebla

“Anímicamente no estamos en condiciones de recibir las dos finales que se nos vienen. En un punto, somos argentinos y nunca estamos preparados para lo que ocurre a nivel político, económico, social y deportivo. Creo que los grandes cimbronazos que ha tenido el país en los últimos tiempos son la mayor evidencia. Quedó demostrado que vivimos en una ola perpetua: subimos, bajamos y nos estallamos contra la orilla. Pero siempre resurgimos. Tenemos también esa capacidad. Se siente mucha pica más allá de lo deportivo. No es un superclásico. Se están jugando algunas cuestiones del orden de lo político: tenemos a un presidente que fue elegido por haber sido presidente de Boca. Que fue su cuna de oro. Un tipo que está más preocupado por el partido que por la economía, por la inflación, por el dólar y por el poder adquisitivo. Quizás está más preocupado por este partido que por las elecciones del año que viene. En las que, se supone, se va a volver a presentar. Todo lo que está ocurriendo alrededor del partido cifra estas sensaciones de desazón de los argentinos de los últimos meses, con el desempleo y todo lo que ya sabemos. Más allá de lo deportivo, hay otros clubes que tomaron su bando de acuerdo a sus posiciones políticas. Mucha gente quiere que pierda Boca para que Macri pierda algo. Parece que es la única bala que le entra a nuestro presidente es a través de lo deportivo, lo cual es muy insólito”.

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—Paula Puebla, 34 años, escritora.

¿Qué nos queda si este país va a la guerra?

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Sergio Mandelbaun

“Creo que es el partido más importante en la historia del fútbol argentino. Es difícil recordar algo parecido a lo que está por pasar. Para el argentino, la Copa Libertadores es lo más importante. Y una final de Libertadores entre Boca y River no se dio nunca. Por eso, la carga emocional que hay ahora no se tuvo jamás. Es imposible que alguien pueda decir cómo va a salir este partido. Ninguna de las condiciones futbolísticas de cómo juegan los equipos tienen que ver en estos partidos. Especialmente en un Boca – River. Siquiera pasa en otros clásicos. En un Real Madrid – Barcelona gana el mejor, juega muy poco lo extra futbolístico. En cambio, en un Boca – River es imposible saberlo, todo puede pasar. Por su parte, es una locura mirar en perspectiva desde hace tiempo y que no pueda haber hinchas visitantes. ¿Qué nos queda si este país va a una guerra? es una locura que sea imposible que no puedan convivir dos hinchadas como si fueran animales salvajes. Que ni siquiera 5.000 policías ni el ejército pueden contenerlas. Creo que nos vamos acostumbrando a todo y no podemos ver en perspectiva esta cosa que puede sintetizar el estado de degradación que tiene Argentina como país y como sociedad. Es increíble que el estado no pueda controlar que en un partido de fútbol puedan convivir dos hinchadas. Entonces, mirando hacia abajo, todo lo que viene está en ese marco: Macri diciendo que tienen que ir los visitantes como si el país se hubiera curado por arte de magia, como si la sociedad se hubieran curado por arte de magia, como si los problemas no existieran, como si viviéramos en una sociedad que ahora puede convivir con esas cosas. Me parece correcto que puedan convivir dos hinchadas, pero después viene la realidad. Lamentablemente, Argentina lo va a vivir como una locura. Seguramente va a pasar de todo: que rompan el Obelisco, las canchas, que haya torpezas políticas, que se convierta en un único tema. Pero va a pasar, como pasa todo en este país. Porque somos un país de salvajes, un país de incivilizados”.

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—Sergio Mandelbaun (Quiz Viajero), 46 años, influencer viajero

Prudencia civil

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Iván Schargrodsky

“Sin dudas, es el partido más importante en toda la historia del fútbol argentino. Perdón por el lugar común, pero incluso a nivel selecciones no advierto otro espectáculo deportivo que vaya a generar las tensiones de esta final de copa. Al margen de eso, creo que en virtud de lo que ha pasado a nivel institucional, lo tenemos que pensar estrictamente como un espectáculo deportivo. Único, pero un espectáculo deportivo al fin. En el que seguramente el que gane se va a llevar la alegría y la plenitud por un montón de años. Y el que pierda lo va a sufrir y mucho, pero no es de vida o muerte. Hay que transmitir un mensaje de paz a una sociedad que ya está muy tensionada por cuestiones externas. Respecto a la cuestión del presidente y las hinchadas visitantes, me parece que fue un error muy importante. Creo que le ganó el hincha y que no le tendría que haber ganado el hincha, porque es el presidente de todos los argentinos, no sólo el de los hinchas de Boca. Además, la intervención tan categórica y tan diáfana del poder ejecutivo en esta final la va a llenar de suspicacias y eso me parece que no es algo bueno. Si desde la máxima plana institucional no se emana responsabilidad, por lo menos se debe emanarla desde la sociedad civil: desde los periodistas, la gente, los dirigentes deportivos. En ese sentido tenemos que colaborar. Y, al menos River (no escuché a los dirigentes de Boca), han tenido responsabilidad a la hora de declarar”.

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Iván Schargrodsky, 29 años, conductor de informativos

Los boludos

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Julián Kartún

“Soy bostero para hacerle la contra a mi viejo, que es de River. Estaría bueno que la gente pueda disfrutar de un espectáculo así. Es un espectáculo deportivo, ojalá que no se lo tome tan pasionalmente. Obvio que estamos hablando de la final más importante de la década y la voy a disfrutar groso, entre giras. Me gustaría que estos partidos funcionen como algo mejor para la sociedad y para el país, en vez de todo lo contrario. Es un juego es maravilloso que a veces funciona inversamente: divide más al país. En realidad es algo muy divertido y muy absurdo, también. Me flashea el fútbol como un arte de improvisación. Donde se prueban cosas que se laburaron durante la semana y que nadie sabe cómo va a ser el resultado pese a que todo el mundo conspira sobre él. Y hay tantos ojos juzgando y analizando lo que sucede que termina siendo algo genial. Es lindo el fútbol. Me encantaría que la gente lo pueda disfrutar en vez de sentirlo tan pasional. Al final, son 11 boludos pateando la pelotita”.

Julián Kartún, 35 años, actor y cantante.

Malos perdedores

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Pipa Barbato

“Estamos en un país donde todo es blanco o negro: Macri o Cristina, Aborto Legal o Salvemos Las Dos Vidas, o Boca o River. Este partido es la grieta en su máxima expresión, seas o no hincha de los equipos que juegan. Todo el mundo va a estar pendiente. Aunque le quieras escapar, va a ser inevitable. Por más que apagues la tele, la computadora o los diarios, por algún lado te entra este partido. Todo el mundo está hablando de eso. Vas a la verdulería y, si no te habla el verdulero, te habla el que está comprando bananas al lado. Entonces, me parece medio inevitable que a nivel social haya revuelo por este partido. Hay mucha expectativa con lo que pueda llegar a pasar. Más con el que pierda que con el que gane. Porque está el morbo del perdedor. Eso hace pensar que, a priori, va a haber quilombo. Esperemos que no. En algún punto es un termómetro para ver dónde estamos parados como sociedad. Si nos fuimos realmente al carajo o somos capaces de disfrutar un evento de estas características sin que pase nada extraño y sin violencia. ¿Por qué pensamos automáticamente que va a haber quilombo sea cuál sea el resultado? Porque somos malos perdedores y malos ganadores. Esa es una mala combinación. En términos políticos, todos van a querer sacarle un rédito. El primero que lo hizo fue Macri. Ni bien se supo quiénes eran los dos finalistas, lo primero que hizo fue pedir visitantes incluso sabiendo que era ridículo lo que estaba proponiendo. Pero quiso quedar bien con las dos hinchadas, tirándole el fardo a los presidentes de los clubes sabiendo que era imposible. Me parece que quiso quedar bien parado y lo único que hizo fue quedar mal parado. Otra vez”.

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—Pipa Barbato, 32 años, comediante.

Futbolero y olvidadizo

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Juan Ingaramo

“Lo considero el superclásico más importante de la historia de la rivalidad Boca – River, la que involucra más gente en nuestro país. A nivel sociológico es una radiografía muy clara de lo que pasa. Lo que pienso es que es el clásico de los dos equipos de la Capital y eso habla de un unitarismo furioso. Soy hincha de Boca a pesar de ser de Córdoba. Todo sucede en la Capital e involucra a un presidente cuya gestión es desastrosa. No sé si es inocencia o cinismo. El tipo se mete de una forma tan irresponsable que me genera odio y mil cosas más. No puedo creer que un presidente salga a hablar tan livianamente de un superclásico cuando no salió a hablar en situaciones terribles, con muertes, desapariciones, Santiago Maldonado, Rafael Nahuel. O sí se involucra en el caso Chocobar, que lo felicita. Ni hablar desde el lado económico. Pero, bueno, es la idiosincrasia de nuestro país: futbolero y olvidadizo”.

—Juan Ingaramo, 31 años, músico.

Puede pasar de todo

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Fede Bal

“Voy a la cancha desde que soy chico. Mi papá me llevaba, fui con mis hermanos, con mis amigos. También me hice nuevos amigos. Es una emoción cada vez que gana y es una bronca cada vez que pierde. Pero más que nada es un evento irrepetible. Tal vez no estamos preparados como sociedad para bancar un Boca – River porque no tenemos esa capacidad de disfrutar y de tener una tribuna visitante y otra local y poder convivir ambas hinchadas. Es un evento distractor, que ayuda un poco, que dan un poco de alegría. Es de esos eventos que no se van a repetir en mucho tiempo. Cuando el país está así, cuando hay tantos problemas de crisis económica, tanta inseguridad, estas cosas nos distraen un poco, nos alegran y nos hacen pasar un show único. Si vamos a la base, creo que River va a ganar. Pero Boca tiene eso de que aparece y aparece. Puede pasar de todo. Lo único que espero es que mostremos un poco de paz entre las hinchadas, respeto, cordialidad y que no haya ningún incidente. Que le mostremos al mundo que somos un país que aprendimos a respetarnos. Donde no lo hicimos en mucho tiempo pero que aprendimos a respetarnos. Por lo menos deportivamente”.

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—Fede Bal, 29 años, actor.

No va a pasar nada

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Lorena Meritano

“Hay una frase de El Secreto de sus Ojos que resume la idiosincrasia y el inconsciente colectivo: ‘podemos cambiar de cara, de casa, de novia, de barrio, de religión, de Dios, pero hay una cosa que no podemos cambiar y es de pasión’. Y el fútbol es nuestra máxima y mayor pasión, que abarca todas las áreas de la vida e impacta profundamente en nuestro día a día. Y así lo sufrimos: exageradamente. El día que River se fue a la B pensé que me iba a dar un infarto. Igual, creo que el fanatismo es lo que nos está exterminando como sociedad. Esta final no es más importante que el dólar ni tampoco que estemos mal económicamente, pero es verdad que no se va a hablar de otra cosa: eso seguro. Porque hay gente que vive de esto: políticos, periodistas, revendedores de entradas. Hay muchos que lo vivimos apasionadamente. Obviamente es muy importante lo que va a suceder. También pienso que el presidente se manejó como hincha cuando tuiteó lo que tuiteó. Tuvo la mejor voluntad pero fue muy imprudente. Tendría que mantenerse más al margen: es el presidente de la nación. Todo el mundo sabe que fue presidente de Boca. Ojalá que esa presidencia exitosa que tuvo en Boca la tenga en el país. Por ahora, no lo viene haciendo. Debería garantizar la seguridad de los que concurran a los estadios y no comportarse como hincha porque no suma. Es hermoso que Boca y River jueguen la final, pero no va a pasar nada: al otro día hay que ir a trabajar y pagar las cuentas”.

—Lorena Meritano, 48 años, modelo, actriz y presentadora de TV.

La pasión

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Militta Bora

“Coincido con la pasión pero lo más seguro para la gente es que no haya visitantes. Está bien la medida, más allá de todo. No hemos tenido buenas experiencias con la pasión. No solo en el fútbol, sino en los recitales y demás. Fue una decisión sabia: hacerlo lo más seguro y estricto posible. Hay que manejar la pasión de otra manera. Así y todo: pueden pasar cosas. Me parece que es una oportunidad y una prueba para mostrar como sociedad si realmente se mejoró un poco. Y, también, para los gobernantes, si pueden manejar este tipo de eventos con seguridad y sin problemas. Hasta ahora tenemos muchas malas experiencias. Vamos a ver qué sucede. Es un evento histórico, deportivo, social y cultural para los argentinos. Es una gran distracción con respecto a la crisis que estamos pasando y todo lo que está pasando. Pero, bueno, ¿qué vamos a hacer?”

—Militta Bora, 29 años, cantante

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