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Estas gaviotas destrozaron un cuarto de hotel para comer pepperoni

El hombre que rentó el cuarto fue vetado del hotel de por vida después del incidente.
Imagen compuesta / Foto vía usuario de Flickr Selbe Lynn

Para conseguir un veto de por vida en un hotel, por lo regular tienes que ser una estrella de rock bajo la influencia de suficientes drogas recreativas como para matar una manada de ballenas azules. A la banda Led Zeppelin le prohibieron la entrada de forma permanente al Edgewater Hotel de Seattle luego de ese supuesto incidente con algún tipo de pez; y les impusieron un segundo veto por arrojar cinco televisiones en el Puget Sound. A Oasis le negaron varias veces la estancia en el Columbia Hotel de Londres, porque los miembros de su equipo arrojaron casi todos los muebles por la ventana, destruyendo sin querer el Mercedes del manager.

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Pero todo lo que Nick Burchill, un tipo común y corriente, tuvo que hacer para que lo vetaran de un hotel canadiense fue abrir la ventana y una maleta llena de pepperoni.

Hace 17 años, Burchill estaba hospedado en el Fairmont Empress en Victoria, British Columbia para una reunión de trabajo, y cometió el error de intentar hacer algo amable por sus amigos. Llevó una maleta entera llena de pepperoni Brothers de su natal Nova Scotia para ofrecerles a sus amigos de la Marina, y por supuesto fue la bolsa que la aerolínea perdió todo un día. Cuando por fin recuperó sus carnes curadas, hizo el esfuerzo de mantenerlas frescas, así que abrió la ventana y esperó que la brisa de abril mantuviera fresco el pepperoni. En cambio, atrajo a 40 gaviotas que dañaron tanto la habitación que ni Robert Plant hubiera podido soñar algo así.

Burchill salió a dar un largo paseo y cuando regresó fue recibido por una parvada de gaviotas que estaba devorando las carnes frías. “En caso de que se estén preguntando, el Pepperoni TNT de Brothers provoca cosas ASQUEROSAS en el aparato digestivo de las gaviotas”, escribió en Facebook. “Como era de esperarse, la habitación estaba cubierta de mierda. Lo que no supe hasta entonces es que las gaviotas también babean. En especial cuando comen pepperoni”.

Las aves se asustaron con su llegada y esas carroñeras aladas salieron volando de su cuarto, tratando de salir por la otra ventana cerrada. "El resultado fue un tornado de excremento de gaviotas, plumas, trozos de pepperoni y aves bastante grandes sobrevolando la habitación”, contó. “Las lámparas estaban zafadas. Las cortinas destrozadas. La charola del café estaba hecha mierda". (Si los posts de Facebook pudieran elegirse para el premio Pulitzer, éste sería el ganador sin duda).

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Burchill logró sacar a casi todas las gaviotas, pero tuvo que lanzar su zapato a una de ellas y envolver a otra con una toalla. Tanto el zapato como la toalla salieron volando por la ventana y tuvo que bajar frente a un "numeroso grupo de turistas" para recuperar ambos objetos. Se dio cuenta de que iba tarde a una reunión de trabajo, así que por las prisas para alistarse (y secar su zapato), cortó la energía eléctrica de la habitación y tuvo que llamar a la recepción para pedir ayuda en la limpieza. “Todavía puedo recordar la mirada de la señorita cuando abrió la puerta", cuenta. "No tenía ni puta idea de qué decirle, así que sólo murmuré 'Lo siento' y me fui a cenar”.

Cuando Burchill regresó, sus pertenencias habían sido colocadas en una habitación diferente y más pequeña, luego le informaron a su jefe que, debido al daño hecho por las gaviotas, sería vetado permanentemente del hotel. Respetó la prohibición hasta que hace poco regresó a British Columbia y escribió una carta pidiendo al hotel que le permitieran regresar algún día. El hotel aceptó y dijo que el personal lo volvería a recibir gustoso como huésped.

“El Fairmont Empress estaba tan emocionado por leer la carta del señor Burchill como cualquiera. Su serie de eventos desafortunados ocurrió hace muchos años y nos sentimos felices de recibir la carta del señor Burchill y desde entonces hemos retirado el veto”, dijo un vocero del hotel a The Independent. “Nos encantaría recibir al señor Burchill en el Fairmont Empress nuevamente en el futuro, y después de nuestra restauración de 60 millones de dólares en 2017, estará complacido en saber que las habitaciones tienen servicios modernos y aire acondicionado para mantener sus pepperonis frescos”.

En una decisión audaz, Burchill dijo que le compró al personal medio kilo de pepperoni Brothers "como una ofrenda". Esperemos que lo hayan mantenido tan lejos de la ventana como fuera posible.