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VICE World News

Una ONG condena rotundamente el intento por rebautizar el Kalashnikov como “arma de paz”

Kalashnikov rememora la historia de sus clásicos modelos AK en una cara campaña publicitaria. Claro que no los evoca como las armas de al Qaeda sino como una herramienta para combatir la opresión.
Imagen por Vladimir Rasner/EPA

Una ONG que lleva años denunciando el negocio global del tráfico de armas, criticó ferozmente al grupo Kalashnikov — productor de los deleznables AK-47— por su campaña por cambiar la imagen de la marca, en la que se refiere a sus rifles de asalto como "armas de paz".

"Lo de armas de paz es un oxímoron, ¿no?", se preguntaba César Jaramillo, director ejecutivo de Project Plougshares, una ONG cuya sede está en Canadá, que combate las políticas internacionales de prevención de conflictos armados.

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Project Ploughshares ya había denunciado previamente al Canadá por haber autorizado la venta al ejército de Arabia Saudí de un vehículo de combate de infantería (LAV), por 15 mil millones de dólares. La transacción fue cerrada por la empresa canadiense Dynamic Land Systems Canadá, una de las muchas que están bajo el escrupuloso control del flujo de armas en el mundo, que observa la ONG.

"Me parece una estrategia de marca completamente irrespetuosa para con las vidas irreparables de las miles, sino los millones de personas, que han muerto bajo el fuego de sus disparos. Es una maniobra inteligente para ocultar la realidad. Creo que la mayoría de analistas verán lo mismo en la estratagema", declaró Jaramillo durante una entrevista mantenida con VICE News.

VICE News viajó a Rusia en febrero. La idea era comprobar los últimos rifles de asalto. Y de paso, ver cómo estaba lidiando la empresa con la prohibición impuesta por los estadounidenses a varios productores de armas, en respuesta al apoyo encubierto de Rusia a los rebeldes en Ucrania.

El presidente del grupo Kalashnikov, Alexey Krivoruchko, declaró a Reuters en respuesta a la prohibición que su empresa había abandonado sus planes de vender en el mercado civil norteamericano. En su lugar, dirigió su estrategia hacia la venta en los tradicionales mercados militares, para así subsanar las perdidas.

Jaramillo explicó que Rusia, de quien se cree que es el segundo máximo exportador mundial de armas convencionales después de Estados Unidos, se ha negado, hasta la fecha, a firmar el Tratado de Comercio de Armas (ATT). De tal forma, consiente que sus compañías domésticas, como Kalashnikov, puedan seguir vendiendo armas de guerra a países controvertidos como Siria o Arabia Saudí.

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Además de Rusia, China, otra nación líder en el negocio de las armas, todavía espera a firmar el tratado internacional. Por su parte, Estados Unidos firmó el documento en 2014, pero todavía tiene que ratificarlo legalmente.

Amnistía Internacional, una organización proverbialmente contraria al comercio de armas y a sus vínculos con regímenes donde se producen aberrantes violaciones de derechos humanos, proclamó que no hará ningún comentario sobre la estrategia de marca de ninguna empresa que se dedique a vender armas, pero ha observado a varios gobiernos para prevenir que las armas caigan en las manos equivocadas.

"La mayoría de los acuerdos son cerrados por empresas productoras y comercializadoras, proveedores de servicios militares, inversores y traficantes, pero son sus gobiernos los que tienen la obligación de proteger a sus ciudadanos", comentó la militante de Amnistía Internacional Hilary Holmes, en un comunicado a VICE News emitido por correo electrónico.

Para Amnistía, los países que se resisten a firmar el ATT deben de hacerlo inmediatamente.

"A todos los estados que todavía no son miembro les digo: acogeos al Tratado de Comercio de Armas", proclama Holmes. "Cada país debe de evaluar si existe un riesgo razonable de que la exportación de armas a otro país pueda ser utilizada o puede desembocar en graves violaciones de derechos humanos. En tal caso, esas armas no deben de ser enviadas".

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En la ostentosa campaña de publicidad lanzada en diciembre de 2014, Kalashnikov rememora los clásicos AK y otros modelos de la compañía. Sin embargo, no dice que sean las armas empleadas por al Qaeda, los talibanes, Estado Islámico o los soldados rusos que invaden Crimea — como ahora se les conoce —, sino como una herramienta que concede a la gente de todo el planeta la oportunidad de luchar contra la opresión.

El mensaje de paz es contrario a las imágenes del los niños soldado africanos empuñando el mismo rifle de asalto AK, en interminable lista de conflictos regionales que sacude al continente.

Se estima que hay 100 millones de Kalashnikovs en circulación. Sin embargo no todos fueron producidos por Kalashnikov: algunos son modelos oficiales y otros son puras copias producidas en bazares de armas repartidos por todo el planeta.

Al mismo tiempo, el Kalashnikov es uno de los máximos gritos en ingeniería de la guerra tecnológica. Fue diseñado originalmente por el ingeniero de origen campesino Mikhail Kalashnikov en 1947, y es un arma afamada por su versatilidad y la facilidad para dispararla — exactamente la misma razón por la que los campesinos bolivianos o los adolescentes de Liberia pueden empuñarla y ponerse a luchar por sus causas.

Sigue a Ben Makuch en Twitter:@BMakuch