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Música

Sonido Confirmación, una ventanita hacia los deleites del baile sonidero

Aprovechamos su presentación junto a su tío y maestro (Sonido Bongo) en el FICA 2018 para hablar con Dany Alvarado.
Todas las fotos cortesía de Fernando Medina.

El Sonido de Todos los Barrios es un evento que se ha realizado por dos años consecutivos, durante la Feria Internacional de las Culturas Amigas (FICA), en la Ciudad de México. Este espacio sirve para conocer costumbres, tradiciones y la identidad de diversos países, por lo que un evento ligado a la música tropical no puede faltar.

Dany Alvarado, conocido en el ambiente sonidero como Sonido Confirmación desde hace siete años, durante las dos ediciones del Sonido de Todos los Barrios ha sido el encargado de alzar la mano por cualquier persona involucrada en toda esta subcultura que surgió de los barrios más populares de la Ciudad de México a finales de los cincuenta; como el Peñón de los Baños, Tepito, entre otras colonias.

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Sin embargo, y cierto estigma que ha prevalecido dentro de la movida sonidera es que suele considerarse un ambiente “peligroso”, cuando muchos de quienes lo tachan así, jamás en sus vidas se han parado en un baile, en todo un ritual donde la comunidad se apropia de sus calles, convirtiéndolas en una verbena incandescente de rumba, sabor y desparpajo.

Por ello, aprovechamos la presentación que tuvo Sonido Confirmación junto a su tío y maestro (Sonido Bongo) en el FICA 2018, para hablar con Dany Alvarado y conocer sobre su proyecto que está fuertemente ligado a la cumbia y la salsa que va de los años 50 a los 80, sus inicios e influencias, algunos estigmas y secretos del movimiento sonidero, el por qué se baila de brinquito en la Ciudad de México, el proceso de sus videos-citadinos, entre otras cosas.

Noisey: Eres del norte de la CDMX, de Azcapotzalco. ¿Cómo llegas al movimiento sonidero?
Dany: En realidad soy del sur, de Culhuacán. Mi abuela sí es del norte, donde Sonido Confirmación surge. Principalmente por mi tío, quien sí es sonidero a full. Él es Sonido Bongo. En la colonia Cosmopolita fue donde vi todo lo relacionado con los sonideros de la Ciudad de México. Vi a Súper Dengue, Marisol, Inmensidad.

Imagino que esa zona de Azcapotzalco tiene tradición sonidera. Y también que todo esto lo has venido viendo desde niño.
Sí. Azcapotzalco es bien sonidera. Sonido Súper Dengue es del barrio de la Pro-Hogar, donde don Pedro Dengue tiene su casa, camiones y todo. Ver todo esto llamó mucho mi atención. Pero fue alrededor del 2009 que me entró la espinita de querer hacer mi sonido. Lo padre fue que tuve el respaldo de mi tío.

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De hecho tu tío, siendo de la vieja escuela, sé que hacía sus bocinas, se colgaba de la luz, entre otras cosas ligadas al ambiente sonidero.
Hasta la fecha sigue haciendo todo eso. Cuando lo ves en la calle mantiene la esencia sonidera. Tengo una imagen muy cabrona de mi tío poniendo una escalera en un poste de luz, abriendo la caja de luz, chupándose los dedos, juntando los cables, armando su equipo y tocando canciones todo sucio. Y pues sí, mi tío se sigue haciendo cargo de todas sus conexiones. Sabe de audio y, por supuesto, de música. Ahora no toca mucho con discos, pero en su casa sí tiene una colección muy choncha.

Entonces tú tío y el Sonido Bongo son toda la escuela de Dany Alvarado y el Sonido Confirmación.
Más que todo me representa. Cuando le comenté que quería tener un sonidero, me dijo: “Ponle nombre y aquí está el equipo”. Entonces, la primera vez, ya en forma como Sonido Confirmación, fue en La Esmeralda [Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado]. Mi tío ese día llevó todo su equipo.

¿Estudiaste en La Esmeralda?
No. Dos amigos me invitaron porque entregaron un proyecto de gráfica que tenía que ver con los barrios llamado Albedrío al compadre. Creo que a partir de ahí se marcó algo, ya que mucho del público que me vio tocar desconocía la movida sonidera.

Es interesante que tu primera presentación haya sido en La Esmeralda, de algún modo diste a conocer algo que viene sucediendo en la urbe desde hace décadas.
Sí. Incluso antes de que comenzara este proyecto como un sonidero, lo que yo tenía era mucho material audiovisual, distintas cosas que suceden en las calles de la Ciudad de México. Antes de llamarme Sonido Confirmación estudié cine. Quería dirigir, sin embargo, me di cuenta que el montaje y documental es lo que más me gusta hacer.

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Eso se ve reflejado en los videos que tienes en tu canal de YouTube, que son una especie de crónica-chilanga del día a día.
Sí. Precisamente por eso al sonido le puse Confirmación, porque sólo estoy confirmando todo lo que vemos y escuchamos en la calle. Lo que hice fue juntar las dos cosas que amo: el video y la música.

¿Cuánto tardas en realizar un video?
Pues es salirte a la calle y juntarte un buen de material por meses. Cuando comencé a hacer esto no tenía nada que hacer, agarraba mi cámara y me iba a la zona centro. Grababa mil cosas. Fue una etapa muy contemplativa de mi ciudad. Obvio también he grabado en Azcapotzalco. El primer video que saqué fue el de “Los borrachitos”.

Ese video es el del chavo de la Doctores, ¿verdad?
Así es, el de: “Porque yo también crecí donde tú, carnal; porque yo soy de la Doctores, viejo”. Era un güey que acababan de sacar del Pasagüero, estaba fumando mota. Ese video, por ejemplo, lo hice en una sola noche. Hacía transmisiones por Livestream, estaba en la colonia 10 de abril, en casa de un compa fumando y tomándonos unas chelas, y esa noche terminé haciendo el video. Creo que quedó plasmada gran parte de la Ciudad de México. Es la locura que hay aquí, los personajes de la calle, la tira… Para esto me inspiré en una película rusa de 1929 llamada Man with a movie camera . Es pura música e imagen, no tiene diálogos. Es todo un día en la Unión Soviética.

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Ahora, entrando más de lleno a lo que es el movimiento sonidero, tú recalcas que es cultura e identidad. ¿Por qué?
Creo que así debe de ser. El movimiento sonidero es cultura e identidad porque en una noche, en el transcurso de una fiesta en la calle, vas a poder escuchar música de Colombia, Ecuador, Puerto Rico, Cuba, etcétera.

Entonces también es sorpresa, alegría, descubrimiento.
Sí, como no. A mí me pasó. Muchas veces decía: “No mames, cuál es esa rola tan chingona, quiero saber su nombre”, sólo que no todo el tiempo tenía la oportunidad de acercarme al del sonido y preguntarle. También, dentro del ambiente sonidero, hay algunos que son muy celosos con su música.

¿Tiendes a ser celoso con la música o sí la compartes, sí les das a saber de qué canción se trata a la gente que se acerca a ti?
Ser celoso con tus rolas es muy de la música en general. Antes los sonideros le raspaban las etiquetas a los acetatos para que nadie supiera qué canción era. Obvio un coleccionista de reliquias no te va a decir dónde encuentra su colección, es su tesoro. Yo no digo donde las compré, pero sí les digo de qué país es, cómo se llama, etcétera. Trato de ser abierto a grandes rasgos. A mí nunca me dijeron dónde conseguirlo, debes de tener interés. A mí eso me llevó hasta donde estoy ahora. Me compraba muchos CD’s piratas en Tepito que traían cumbias rebajadas, sólo que venían con otro nombre; como “La cumbia de Los Mirlos”, que acá se conoce como “La cumbia de los pajaritos”.

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¿Cómo comenzaste a descubrir y saber de tanta música tropical?
Yo empecé a hacer mi propia búsqueda. Me encontraba con muchas rolas que ya había escuchado en una fiesta sonidera y decía: “Está la puso el Sonido La Timba la otra vez”. Sigo buscando por distintos lugares de la ciudad. A Tepito fue al primer lugar a donde empecé a ir. Me di cuenta que ahí existe un chingo de música. Igual en el Peñón de los Baños. Mi tío también me pasaba muchas cosas.

Estando familiarizado con el ambiente sonidero, ¿también recurriste a programas digitales como Soulseek o algo así?
Por supuesto. Soulseek es una plataforma que uso desde hace mucho. Me abrió el panorama musical. Ahí empecé a descargar compilados de cumbias peruanas. También descubrí la Vampisoul, Analog África, cosas así.

Sonido Confirmación tiene un estilo propio. ¿Ya te lo han comentado?
El estilo fue algo involuntario. Como te comentaba, inicié por el pedo audiovisual. Sin embargo, creo que la gente se identifica con lo que ve y escucha. Al principio no lo imaginé. Me gusta mandar saludos porque es la tradición para comunicarte con la banda. Es chido confirmarles un saludo. No sólo estoy poniendo rolas, también escucho si les está gustando.

Igualmente mencionas que “no todo es droga, broncas y violencia en el ambiente sonidero”. ¿Qué hay en el baile, la calle y la gente?
El ambiente sonidero es que escuches una rola y rápido te pongas a bailar, identificándote con alguna historia: “Ah, esa rola se la dedique a mi morra en tal lugar”. O: “Esa rola la escuché cuando tenía 13 años y vivía en la Doctores”. Eso para mí es confirmación. Incluso, cuando proyecto las visuales, también se da el chance de que mucha gente que no está familiarizada con el movimiento sonidero pueda ver cómo es la pura convivencia en el barrio. Por eso, Sonido Confirmación es una ventanita para mucha banda que a lo mejor nunca ha tenido la oportunidad de ir a un baile sonidero.

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Sonido Conirmación también está dirigido a gente que le hace el feo al movimiento, aun cuando no conocen lo que envuelve al ambiente. Siento que por eso llevas una bandera, como diciendo: “Conozcan esto porque también es parte de nuestra cultura”.
Está chido poder llevar una bandera. Sin embargo, lo que sí me he dado cuenta, es que Sonido Confirmación abrió una puerta hacía otro tipo de público, aun cuando están los seguidores de corazón de la movida sonidera. Mi sueño es ver a esos dos públicos juntos. En el Zócalo fue un muy buen lugar para que se diera algo así. Esta es mi intención porque la música es algo universal. Sé que sonideros como La Changa o La Conga ya tienen un público bien específico, pero creo que a mí me toca abrir brecha con otra gente. Incluso me gustaría hacer un mapa de la Ciudad de México e ir poniendo marcas en cada zona de cuántos sonidos hay. Cada barrio tiene un chingo de sonideros. A mí me sigue gustando mucho lo que he venido viendo desde niño en Azcapotzalco. Veía a Súper Dengue que ahora es toda una empresa. No obstante, también veía sonidos hechos por gente de verdad, que únicamente tenían tres o cuatro bocinas, y eso no les quitaba el sabor y el buen gusto musical.

¿Por qué crees que la música tropical es tan popular en la Ciudad de México?
Porque nosotros la hicimos propia desde los 60, gracias a la dinastía Perea que trajo muchísima música. Hubo algo en la cumbia que nos atrapó. Toda esta onda de tocarlas rebajaditas, que paralelamente se dio con la movida de Monterrey, con el Sonido Hermanos Dueñes. Sólo que aquí, en la Ciudad de México, la forma de bailar cumbia es la que hace que a veces uno le baje demás el ritmo a las canciones. Acá se baila más lento.

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¿Sabes a qué se debe?
Antes de que existiera el movimiento sonidero, en los 40-50 había muchos bailes de rock & roll, boogaloo, twist. Y, por ejemplo, en la colonia Pro-Hogar, había un salón que le decían El Polvorín, donde bailaban todos estos ritmos con looks de pachucos, y principalmente la gente bailaba mucho con los pies. Hoy si vas a cualquier barrio, ves bailar a la gente cumbia, salsa, guaracha de forma similar. Se dio un estilo muy padre. Y pues el baile sonidero viene de ahí. La gente se ha adaptado a la música y la música también a ellos. El estilo de barrio se llama tibiri-tabara, viene de esas fiestas. Eso es identidad. No importa si es cumbia colombiana o peruana. La gente dice: “Esta es nuestra forma de bailar”. Es tan poderoso que las rolas se han tenido que rebajar para que la gente baile.

Ahora, en lo que llevas de trayectoria has tenido la oportunidad de presentarte en Colombia y diferentes partes del país, ¿cierto?
Sí, en Bogotá, Ciudad Juárez, Tijuana, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Toluca. Cuando me contactan es directamente conmigo y me adapto al plan que tenga la gente. Casi a todo digo que sí, porque el concepto de poner música y hacer un ratito feliz a la banda, es algo que me hace estar contento a mí. Sin embargo, también hay sonidos que hasta te cobran por hora más de 15 mil pesos. Obvio tienen precios para todos.

Pero creo que con tan sólo poner música te hace recordar la casa de tu abuela en la colonia Cosmopolita, tus inicios mandando saludos.
Exacto. Con quien inicié Sonido Confirmación fue con mi hermano Marco, quien ahora tiene una galería de arte en el mero barrio, en la Buenos Aires. Tomábamos mi celular, prendíamos la grabadora y le decía: “Te voy a grabar, manda saludos”. Era un juego muy lúdico. A parte nos armábamos unos porros y fluía todo. Esos audios los descargaba de mi celular, les modificaba la voz y los ponía encima de una rola, para subirlos a Soundcloud con el nombre de “Sonido Confirmación, programa grabado desde Ciudad Cosmopolitan, México”, como si en verdad fuera un toquin en vivo, cuando en realidad era un desmadre.

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Y lo padre del movimiento sonidero y de esa música es que principalmente llegó a los barrios, a la gente de a pie.
Tengo una teoría de que algún sonidero siempre ha estado detrás de todo esto de la piratería. Seguro el que hace los compilados en Tepito sabe un chingo de música.

Tal vez era la conexión Tepito-Peñón de los Baños.
Seguro. Desde los 80-90 se piratea música. Manuel Peréz de Discos Medellín, quien tiene su tienda en la calle de Tenochtitlán, en Tepito, ese señor desde esa época vendió muchos vinilos booklets que se traía de Perú o Colombia. Incluso tiene amigos que le pasan los masters, las cintas. Él hace copias y las sigue lanzando acá. Hasta hay piratería de acetatos-sonideros muy chingones, con unas portadas increíbles en serigrafía, con mucho estilo. O artistas que mandan sus temas para un sonidero en específico.

¿Te han llegado canciones para que tú las hagas sonar por donde te presentes?
Hasta ahorita no. Pero la semana pasada me entrevistó un güey de Bogotá, que sí me dijo que me haría llegar a algunos grupos para que le pusiera mi propio estilo a sus canciones. Es algo muy curioso. Hoy en día hay unos grupos en Puebla haciendo cumbia, y en la misma grabación agregan el: “Está va para el sonido…”, dejando el espacio para que alguien lo agregue. Ellos ya saben. Así las graban.

Seguro llegará el día que le pase algo así al Sonido Confirmación.
Ojalá. Yo voy a seguir en esto hasta que esté viejo. Me hace feliz a mí, hace feliz a la banda. Estoy mezclando mis dos pasiones: la música y el video.

Por último, ¿qué viene para Sonido Confirmación después de esta gran fiesta en el FICA 2018, en el Zócalo junto a tu tío, Sonido Bongo?
Quiero que haya una tercera vez y se convierta en un programa ya fijo aquí en El Zócalo, donde pueda invitar sin ningún problema a otros sonideros. El contacto se dio con un compa, quien me comentó que había la posibilidad de hacer algo grande, que es algo que no había sucedido desde principios de los 90. Sin embargo, ahora el gobierno tiene sus argumentos de que el ambiente sonidero es peligroso. Digo, sí hay gente del barrio que se aprovecha de los bailes para ajustar cuentas pendientes, pero pues no se dan cuenta que le están dando en la madre a un ambiente que a ellos les gusta, que es su identidad, que representa mucho el lugar donde viven. Y en realidad el ambiente sonidero no es nada de eso. Yo he estado en fiestas y no pasa nada. Es un caldo de cultura ahí hirviendo, gozando, bailando; ahí se olvida uno de todo por unas tres-cuatro horas. Siempre son cosas chidas. Por ejemplo, los clubs de baile de transexuales, ellos forman parte importante de los bailes, porque ellos hacen la rueda. En todo esto descubrí que hay un lenguaje, por eso aquí en la Ciudad de México hay una gran comunidad de baile. ¡Cabrón! Eso es cultura. La magia sonidera inunda tus ojos. Por eso yo quiero compartirlo con todos.

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