Las mujeres romaníes que están triunfando en la escena teatral española
Pilar Ramírez on stage as Queen Isabella. All photos by the author

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Identidad

Las mujeres romaníes que están triunfando en la escena teatral española

Las mujeres que residen en el asentamiento romaní más antiguo de Europa, El Vacie, llevan mucho tiempo viviendo en la pobreza. Pero recientemente se han hecho famosas por otra cosa: sus premiadas interpretaciones en obras teatrales clásicas.

Se abre el telón y aparece un escenario cubierto de harapos. El dramaturgo Antonio Álamo afirma que el decorado evoca un campo de refugiados. La directora Pepa Gamboa indica que es un guiño al arte sobre el Holocausto de Christian Boltanski. Pero, de forma mucho más directa, hace referencia al lugar donde viven las ocho actrices de la obra. Cuando el reparto femenino de esta producción de la obra del siglo XVII Fuenteovejuna no está interpretando sobre el escenario, se dedica a rebuscar en los depósitos de chatarra, a aparcar coches a cambio de una propina y a trabajar para mantener la lluvia fuera de sus hogares y evitar que las ratas muerdan a sus hijos. Las ocho actrices son mujeres romaníes que viven en un asentamiento situado a las afueras de Sevilla.

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Con al menos 60 años de antigüedad, se cree que El Vacie es el barrio de chabolas más antiguo de Europa. Casi todos sus habitantes son romaníes, el grupo étnico tradicionalmente nómada que se conoce peyorativamente con el nombre de "gitanos". Todos viven en la pobreza. Para algunas mujeres, afirma Lole del Campo Díaz, que interpreta a Pascuala, tener un arma es el sistema estándar de seguridad.

Y es en este vecindario donde Gamboa, en asociación con la compañía de teatro Atalaya-TNT (Territorio de Nuevos Tiempos), escogió a su reparto. Ubicado a unos cientos de metros del asentamiento, la primera colaboración del Atalaya-TNT con estas mujeres fue una escenificación en el año 2009 de la obra de 1945 La Casa de Bernarda Alba. También dirigida por Gamboa, aquella obra se interpretó 22 veces en Sevilla antes de salir de gira por el resto del país, obteniendo diez premios y una representación en el International Community Arts Festival de Rotterdam, Holanda. Ahora, Gamboa y las mujeres de El Vacie se han embarcado en su segunda colaboración: Fuenteovejuna, de Lope de Vega.

Sandra Ramírez Montero interpretando a Manga

Fuenteovejuna, un clásico del Siglo de Oro español, está basada en unos acontecimientos que sucedieron en 1476 en una ciudad oprimida por el comandante militar Fernán Gómez de Guzmán. La ciudad de Fuenteovejuna —sus mujeres violadas, su honor arrastrado por el fango— se subleva y asesina al comandante. Cuando los habitantes de la localidad son interrogados y torturados por el magistrado de la monarquía para dilucidar quién cometió el crimen, todos se limitan a responder "¡Fuenteovejuna lo hizo!".

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En esta adaptación, el guion de Lope de Vega no se conserva al completo. Algunas escenas han sido acortadas o eliminadas y los papeles de los nueve personajes masculinos (sobre todo personajes menores) se han omitido. El resultado es un mayor foco de atención en los papeles femeninos, en los temas que han quedado y en el mensaje social implícito que emana del propio reparto: "No somos lo que piensas que somos".

Desplazar a estas mujeres desde los nebulosos márgenes de la sociedad hasta un punto central de atención ―el escenario― es la forma que tiene Gamboa de escupir en la cara de los prejuicios anti-romaníes, un tipo de racismo que prevalece en gran parte de Europa. Los estereotipos negativos de los romaníes los retratan como ladrones, como personas primitivas o violentas, personas que roban niños. De pie sobre el escenario, estas mujeres no se parecen en nada a sus caricaturas… Y mucho menos cuando se las conoce en persona. (Reciben un sueldo del Atalaya-TNT).

Una de las calles principales de El Vacie

El día que la gira se estrenó en el Teatro Español de Madrid, Ana Jiménez García, que interpreta a Barrila, me invitó a comer con el reparto en el apartamento en que se alojaban para el inicio de la gira. Las mujeres se relajaban en los sofás, veían la televisión, fumaban y aprovechaban al máximo la calefacción del piso. Tras nuestra deliciosa comida casera, Rocío Montero Maya, que interpreta a la alcaldesa, levantó las manos y los ojos hacia las paredes de color lila y la decoración floral del apartamento. "Mira todo esto. Tenemos calefacción, agua caliente, está limpio, no hay agujeros en el techo". Al otro lado de la ventana se elevaban las barrocas fachadas y torres de Madrid. El Vacie ―donde muchas de las mujeres se ganan la vida con trabajos inusuales― estaba muy lejos.

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Las mujeres dicen que, cuando llueve, El Vacie se convierte en una serie de charcas. Los niños vuelven del colegio empapados hasta los muslos tratando de vadear las calles inundadas. Cuando cae la noche en invierno la temperatura también lo hace y es entonces cuando las ratas salen de su escondite.

"Son como perros", dice Jiménez García.

"Como gatos", dice otra.

"No, son más grandes que gatos. Son como perros".

Edificio abandonado en El Vacie

Las reseñas de la obra han comparado repetidamente Fuenteovejuna con El Vacie, pero ver la representación solo ofrece una vaga idea del mundo en que viven estas mujeres. Sin embargo, existe cierta afinidad entre la oprimida ciudad de la obra y El Vacie, en su mayor parte intencionada.

Álamo, el dramaturgo, llenó la obra de guiños a la cultura gitana que encontró en El Vacie. Modificó la escena de la boda de Fuenteovejuna para que se pareciera a una boda a la que fue invitado en el asentamiento. Además, en esta adaptación se pone especial énfasis en la virginidad femenina. Álamo afirma que, aunque el elevado precio que se pone a la pureza sexual en la obra del siglo XVII de Lope de Vega puede parecer anticuado para la mayoría del público moderno, es un rasgo cultural muy familiar para las mujeres de El Vacie, donde las chicas se casan muy jóvenes y se espera de ellas que sean vírgenes.

Bea Ortega como Jacinta y David Montero como Fernán Gómez de Guzmán

Fernán Gómez de Guzmán, la figura masculina de la obra que representa a la autoridad militar, guarda un paralelismo en la vida de estas mujeres con la policía. Y aunque Álamo afirma que el comandante autócrata de la obra no aparece con la intención de ser un símbolo literal o una crítica directa al mal comportamiento de la policía, las mujeres afirman que los abusos policiales realmente se producen, aunque él no da ninguna pista específica al respecto.

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Para las actrices, estar de gira es un alivio que agradecen. Les gusta ver otras ciudades, ir a las fiestas de después de los estrenos… Algunas han probado el sushi por primera vez hace poco, aunque a muy pocas les ha gustado. "La gente es muy amable", afirma Montero Maya. "Nos tratan muy bien. Si nos ponemos enfermas se preocupan por nosotras".

Ana Jiménez García

Pero una vez que se cierra el telón, se apagan los aplausos y la gira finaliza, nada cambia para estas mujeres. Regresan a El Vacie, donde dicen que no son celebridades sino mujeres romaníes normales con hijos a los que alimentar y ratas a las que espantar. "Cuando entramos en la rotonda [que dirige hasta el poblado de chabolas]", dice de Campo Díaz, "regresamos al mismo infierno". En octubre de 2016 Sevilla recibió 15 millones de euros de la UE para un proyecto de renovación urbana en las zonas situadas al norte de la ciudad y ya hay en marcha un plan para derruir El Vacie. Como parte de ese proyecto, la ciudad tiene intención de trasladar a las más de cien familias de El Vacie a viviendas de protección oficial una a una. Cada chabola será derruida cuando la familia que la habita se haya mudado y se evitará que se construyan chabolas nuevas. Algunas familias ya se han mudado. Aunque todas las mujeres de Fuenteovejuna siguen viviendo en el asentamiento, están deseando que llegue su turno para mudarse.

Rocío Montero Maya interpretando a la alcaldesa en la escena inicial de "Fuenteovejuna"

Por ahora, esperan que la gira de Fuenteovejuna sea larga, aunque parece importarles menos ser actrices de gira que el hecho de ganar un sueldo que les ayude a alimentar a sus familias y vestir a sus hijos. La fama no ocupa sus pensamientos.

Cuando conocí a Ana Jiménez García en El Vacie varias semanas antes, le pregunté a qué se dedicaba. No dijo que fuera actriz. En su lugar dijo: "Yo trabajo".

El reparto al completo con la directora Pepa Gamboa (fila superior, tercera desde la izquierda) y el dramaturgo Antonio Álamo (fila inferior, segundo desde la izquierda)