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Identidad

Rossy de Palma: "Lo de chica Almodóvar se quedó en nosotras como un tatuaje"

Rossy de Palma es una de las actrices de 'Julieta', la nueva película de Pedro Almodóvar. Hablamos con ella sobre su papel en el filme, que la sigan llamando 'chica' Almodóvar y la gran Chus Lampreave.
Fotograma de 'Julieta'

En Los abrazos rotos, el director interpretado por Lluís Homar dice que después de hacer una serie de comedias al fin le había salido el guión de un drama. La película de la ficción se titula Chicas y maletas y se mira en el espejo de Mujeres al borde de un ataque de nervios. En ambas, hay una mujer despechada por un tal Iván, hay una portera que recoge objetos que caen del balcón, hay gazpacho. Lo cierto es que Mujeres al borde de un ataque de nervios es una de las comedias más importantes de Almodóvar y que en Los abrazos rotos el cineasta plantea un drama con toques de noir y con unos pocos destellos de humor. En esta tensión, entre la risa y el melodrama, está uno de los trucos del cine de Almodóvar, un director que venía de filmar la comedia frívola Los amantes pasajeros y que ahora presenta Julieta, su drama más estricto hasta la fecha. Llena de saltos temporales y de elipsis (mucho más que en Los abrazos rotos, por ejemplo), Julieta tiene la forma de un puzzle que, poco a poco, va completándose para llenar los huecos que narran la vida de una mujer en pleno duelo tras el distanciamiento implacable de su hija.

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Este tono eminentemente dramático de Julieta supone un reto también para Rossy de Palma, una actriz que, entre otros papeles, ha encarnado a las madres de las protagonistas de Tres bodas de más y de Anacleto: Agente secreto. La primera es una mujer que se machaca en el gimnasio y que se jacta de contratar a putos para que colmen sus deseos. La segunda se revela como una espía a las órdenes de los malos de la película. En cualquier caso, se trata de dos papeles en dos de las comedias más divertidas de la historia reciente del cine español. Porque Rossy de Palma también es esto: una de las mejores actrices cómicas. Una actriz que, en Julieta, tiene que aparcar el humor para ponerse al servicio de un drama con todas las de la ley.

Broadly: Julieta es esencialmente un drama, un 'drama seco', que dice el propio Almodóvar. En algún momento, parecería que tu personaje, el de la mujer que trabaja en la casa de la protagonista, puede caer en el humor pero no lo hace.

Rossy de Palma: Creo que la más seca de este drama seco es mi personaje, el de Marian. En algunos momentos sí que hubo la tentación de incluir algunos momentos cómicos y algunos incluso se rodaron, pero veíamos que nos apartábamos demasiado del tono de la película. Creo que si la gente se ríe es por el efecto reflejo, por el hecho de ver que mi personaje es muy borde. Se trata de una risa colateral, pero sin duda esta no era la intención. La idea era que fuese un drama muy seco. Por eso, en algunos momentos del rodaje, Pedro me decía: entra sin decir nada a Adriana Ugarte y a Daniel Grau, y de repente di algo sin que ellos lo estén esperando. Claro, los otros dos actores se quedaban sorprendidos. Incluir algo gracioso iba contra el tono general de la película y especialmente contra la mujer gallega a la que interpreto. Ella es un personaje áspero que solo se alegra un poco con la niña.

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"La profesión de una mujer es su familia", dice en un momento su personaje en Julieta. Háblenos de Marian a partir de esta frase.

Al principio, ella es muy territorial, muy reservada, muy ama de llaves de Rebeca, de Hitchcock. La frase define esta mentalidad antigua de que si la mujer no está alerta todo el rato va acabar pasando algo malo. Se trata de una mentalidad que tiene que ver con la idea de que la mujer tiene que estar en casa. A mí, la casa me encanta, pero hay que estar en ella cuando a una le apetece y no como modus vivendi.

En un primer momento, la película se tenía que hacer entre Canadá y Estados Unidos. Hace unos meses, en una charla, Almodóvar decía que le costaba pensar en su cine en un idioma que no fuese el castellano. ¿Qué valor o qué peso le da al texto y a cómo se dice en sus interpretaciones?

Él se siente más cómodo rodando en castellano, porque una de las maravillas y de la universalidad del cine de Pedro es que cuán más locales han sido sus películas, mejor han funcionado. Igualmente, yo tengo la esperanza de que un día se anime a rodar en otro lugar, porque existe un plantel de actrices que son auténticas monstruas de la interpretación y que irían detrás de él como del flautista de Hamelin, y a mi me gustaría que él se pegara este gustazo. Yo creo que sus reticencias tienen que ver más con el control de producción, porque, sobre todo en Hollywood, el productor tiene más poder, y puedes perder el control de lo que haces. En el caso de Pedro, él es muy independiente, hace todo tal y como lo siente, sin ninguna intromisión. Creo que esto es lo que le parapeta un poco a la hora de rodar fuera, pero yo creo que su humor es fácilmente trasladable fuera. En su cine, más que el texto lo que importa es el tono. Es muy preciso en los tonos: esto va para abajo, esto súbelo, esta palabra quiero que termine así. A los actores nos da mucha tranquilidad, porque sabes que lo tiene todo muy claro. Se trata de una musicalidad muy propia de él, muy sobria. Todo radica en el tono de las frases. Él es como un relojero suizo: aunque solo le funcione un oído, el que le funciona le funciona muy bien.

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Fotograma de 'La ley del deseo'

¿Qué es o qué era 'la chica Almodóvar'?

Es un invento de los medios de comunicación que se quedó en nosotras como un tatuaje. Hoy en día me hace mucha gracia, porque voy cumpliendo años y me siguen llamando 'chica'. Me parece fenomenal.

¿Qué hace que Almodóvar sea tan buen director de actrices y que componga tan interesantes retratos femeninos?

Lo que le hace buen director de actrices es que él ama de verdad el universo femenino: cómo se viven las alegrías, cómo se viven las penas… Él ha vivido en un matriarcado. La influencia de su madre en su cine, en su vida y en su forma de ser es potentísima. Ese pragmatismo que tenía su madre, esa forma de decir las cosas, esa lucidez, ese sentido común, ese sentido del humor… todo esto sigue ahí. Él ha admirado mucho a su madre, y ese mundo femenino siempre le ha interesado mucho. Lo homenajea y lo comprende mejor que nadie. Creo que es un interés verdadero, es la materia prima de su cine.

Su carrera está llena sobre todo de papeles secundarios. ¿Cuál es el principal reto a la hora de componer papeles que no son de largo recorrido?

Los papeles protagonistas son muy cansinos, hay demasiada intensidad, te enamoras del director, el director se enamora de ti… Al mismo tiempo, hay mucho más tiempo para contar un personaje protagonista, es más fácil, contienen mucha más información. Para mí, los secundarios son muy agradecidos, porque yo llego fresca al rodaje, y todos me reciben encantada. Me gusta mucho inventarme cosas, para darle a los personajes un punto especial. Es el caso de mis papeles en las películas de Javier Ruiz Caldera. En Anacleto: Agente secreto, quise estar gorda y le dije a Javier: tu hazme un travelling siguiendo el culo antes de que se vea que soy yo. Son personajes que ayudan a enriquecer la película.

Hábleme de Chus Lampreave, otra actriz eminentemente de reparto, perfecta en la comedia…

Maravillosa, la mejor, todo lo que decía tenía un peso de verdad. Una actriz auténtica, natural, espontánea, llena de sentido del humor. Una monstrua, una amiga excelente, un ángel. Una persona sin maldad y con una inocencia a prueba de bombas.