Esta nota fue publicada originalmente en Noisey.Perdón, Tchaikovski, pero El lago de los cisnes se disfruta mejor con “Transmission” que con tu música.Siempre supimos que la banda de Ian Curtis tenía una oscuridad que fácilmente puede ser traducida a una elegancia dolorosa y atractiva, pero a ninguno de nosotros se nos ocurrió la obra maestra que van a ver a continuación:Queridos directores y coreógrafos del Bolshoi, el Mariinsky, el Lincoln Center y sobre todo, gente del INBA que organiza la presentación anual de El lago de los cisnes en Chapultepec, tomen en cuenta este comentario: “Dance, dance, dance, dance, dance to the radio”.Relacionado:Escuché a Joy Division en Mario Paint y perdí el control otra vezPróximamente… El museo de Joy DivisionUn baile de altura en París, a 50 metros del suelo