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Comida

La epidemia del ébola puede llegar a convertirse en una crisis alimentaria

Los granjeros han sido obligados a abandonar su campo y las restricciones para importar los están afectando. Las organizaciones internacionales están preparadas para actuar ante una crisis alimentaria.
Photo via Wikimedia Commons

Los últimos boletines sugieren que las organizaciones internacionales se están preparando para una inevitable crisis alimenticia en las naciones afectadas por el ébola en Guinea del Norte y Sierra Leona, así como en Liberia, un país ya sumergido en una crisis humanitaria, porque hay áreas que están bajo cuarentena y no podrán ser cosechadas por los granjeros, pero además no se pueden hacer intercambios comerciales de que los bloqueos previos han sido levantados. Una vocera del Programa Mundial de Alimentación le contó al Washington Post que "una crisis de salud se convertirá en una crisis alimenticia".

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Una familia preparando la cena en un refugio en Liberia. Foto via el Department for International Development.

Más que la enfermedad en sí, parece que en las áreas que están bajo cuarentena, la escasez de comida está causando preocupación inmediata. "La gente está diciendo: ´no tenemos miedo de morir de ébola, estamos muriendo de hambre", dice Jean-Alexandre Scaglia, un representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en Liberia. Ese es el problema con la inhabilidad de planificación para tirar raciones aéreas en esas áreas, donde los que la necesitan pueden detallar con exactitud qué es lo que necesitan y cuándo lo necesitan; la gente entra en pánico y protesta cuando no puede acceder adecuadamente a la comida. La semana pasada una protesta violenta surgió en West Point – una villa de 70.000 personas de Monrovia, la capital de Liberia, cuando el programa de cuarentena del gobierno fue puesta en práctica. La gente quiere escaparse de las barricadas y alimentar a sus familias. Una crisis de comida es raramente un affaire interminable – suceden rápido y salvajemente. "No te das cuenta hasta que una mañana te despiertas, vas a la tienda, y no hay nada para comprar," dijo Scaglia. El gobierno empezó a distribuir de emergencia arroz – una bolsa de seis kilos por cada cinco residentes – pero el problema es que nadie sabe cuándo vendrá la próxima carga. Esta es la parte del año en África Occidental donde las cosechas de los años anteriores ya se han terminado, llamada generalmente como "la temporada flaca." Entre junio y setiembre, los stocks de comida producida localmente empiezan a disminuir, lo que causa un aumento en los precios y una mayor dependencia de los productos básicos – granos, aceite de palma, cassava – los cuales son importados. Aunque la gente tenía esperanza en la cosecha de este año. La cantidad de lluvia había sido buena, la producción de cultivos prometía. Eso era, por supuesto, hasta que surgió el ébola. Empezó justo cuando los granjeros estaban listos para ir a los campos, lo que por supuesto, hacen siempre en grupos. El agruparse no es una opción ahora, mucha de las personas en proximidad pueden hacer que la enfermedad se extienda. Los mercados locales dentro de las áreas mas afectadas por el ébola, como Kailahun en Sierra Leona, han sido cerrados también, lo que tendrá un efecto dramático en el 78 por ciento de su población que depende de ellos. Las fuentes de carne populares como el murciélago que acarrea el ébola ya habían desaparecido de los mercados antes de que cerraran. Vale la pena recordar también que la mayoría de la gente en Sierra Leona sólo cultiva la comida suficiente para alimentar a sus familias. Desde el final de la guerra civil en 2002, mucha gente vive por debajo de la línea de pobreza. Las importaciones entre las fronteras de tres países afectados por el ébola es, por supuesto, imperativa para asegurar que los alimentos básicos lleguen a la gente, asegura el Washington Post, cerca del 30 por ciento del arroz consumido en Sierra Leona y 80 por ciento de la carne consumida en Liberia viene de Guinea, del otro lado de la frontera. Pero con el alto al comercio debido a las restricciones en los viajes, los granjeros tendrán que abandonar sus campos a menos que obtengan algún tipo de ayuda local. Las prohibiciones a los viajes también amenazan a las vastas exportaciones de cacao de Costa de Marfil (responsable del 37 por ciento del abastecimiento mundial), porque los trabajadores no pueden planificar nada para los cultivos en medio de la crisis. Mientras que la ayuda de alimentos provenientes de la agencia de la ONU – que se esperaba que llegara a un millón de personas y les proveyera comidas ya hechas para esos que se encuentran aislados – puede que logren cubrir las necesidades inmediatas, pero llevará un largo tiempo reconstruir las fuentes de alimentación una vez que se limite la epidemia del ébola. Las organizaciones internacionales van a tener que proveer ayuda confiable y contínua a los granjeros para que puedan salir adelante, e introducir nuevas fuentes de ganado así esos que están en las zonas afectadas podrán empezar a producir nuevamente. Puede que sea un largo camino de regreso para África Occidental una vez que la epidemia se logre controlar.