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Salud

¿De qué puedes contagiarte si alguien escupe en tu cara?

Porque todos conocemos a alguien que escupe al hablar.

Este post apareció originalmente en Tonic, nuestra plataforma dedicada a la salud.

Cuando estás hablando con alguien que te baña en saliva con cada sílaba que pronuncia, a veces es difícil escuchar lo que dice gracias a los ensordecedores pensamientos misofóbicos (miedo a los gérmenes) que pasan por tu cabeza. ¿Qué tan justificado es asustarse por un escupitajo involuntario? Hicimos una investigación.

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"El ochenta por ciento de todas las infecciones se transmiten por contacto directo e indirecto", explica Philip M. Tierno, Jr., profesor de microbiología y patología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York. El contacto directo es cuando la persona tose, estornuda o da un beso. El contacto indirecto es, por ejemplo, cuando una persona enferma tose en su mano, toca la perilla de la puerta y luego la tocas tú. Después te llevas los dedos a lo que Tierno llama los "conductos de entrada a tu cuerpo": ojos, nariz, boca, o una herida en la piel. Ahí es cuando la infección se produce. (El otro 20 por ciento de las infecciones provienen de insectos y arácnidos, como garrapatas y mosquitos, que transmiten gérmenes con su mordida, alimentos o agua contaminados y partículas aéreas que inhalas).

Pero volvamos al escupitajo… es un golpe directo. "Hablar puede esparcir partículas muy fácilmente", dice Tierno. El rinovirus (que causa el resfriado común) y el norovirus (la gripe estomacal) pueden estar presentes en la saliva de una persona. Los virus de la gripe —ya que crecen en los pulmones y la nariz— son los más propensos a propagarse a través de un pequeño estallido de saliva, advierte Charles Gerba, profesor de microbiología y ciencias ambientales del Colegio de Salud Pública Mel & Enid Zuckerman de la Universidad de Arizona. Y sólo es necesario recibir una dosis extremadamente pequeña del norovirus para provocar una infección.

Teóricamente, una o unas cuantas partículas son suficientes para causar un problema, dice Tierno, pero no es una razón para sentir pánico. Además, si tu rostro está quemado por el sol o si tiene heridas abiertas y la persona que escupe tiene algo parecido a una faringitis estreptocócica, existe la posibilidad de que puedas terminar con espinillas, una infección de la piel, o —en casos muy raros— una infección de bacterias come carne, explica Tierno, ya que tu piel está irritada y puede estar agrietada y, por lo tanto, más vulnerable a una infección.

Por supuesto, tiene que ocurrir una serie de eventos para contagiarse. Primero: La persona que está escupiendo tiene que estar enferma con uno de los virus o bacterias que ya mencioné. (En realidad no tienes que preocuparte por el herpes, o por el virus Epstein-Barr, que causa la mononucleosis, ya que la mayoría de las veces se contagian a través de besos o por compartir bebidas, no mediante una gota de saliva en tu cara, dice Gerba).

Segundo: "Para infectarte tendrías que tener el virus en tus manos y luego llevártelas a la nariz o los ojos", explicó el microbiólogo. A menos que el escupitajo caiga directamente en tu boca o nariz, en cuyo caso, tus probabilidades de infección son un poco más altas, señala. De lo contrario, "es poco probable que una gota de saliva en su cara resulte en un contagio".

De todos modos, si quieres ser más cauteloso, cuando sientas que una gotita cae sobre tu rostro, límpialo y lávate las manos, o usa desinfectante para manos con al menos un 60 por ciento de alcohol: una investigación demostró que es más eficaz para matar gérmenes. Si logras esquivarla, lo mejor es limpiar directamente el lugar del impacto con desinfectante.