FYI.

This story is over 5 years old.

COLOMBIA

Oriana Castro nos cuenta por qué decidió echar al agua a Leo Burnett

EXCLUSIVAS VICE // Después de un presunto caso de acoso sexual dentro de la prestigiosa agencia, Oriana quiere que más mujeres se sumen a ella.
Ilustración por Eleanor Doughty.

Hace una semana, Oriana Castro se comunicó con las oficinas de VICE Colombia para contarnos en exclusiva su caso de un presunto acoso sexual que decía haber sufrido en una "agencia de publicidad colombiana".

El texto pasó de mano en mano hasta que decidimos publicarlo en nuestra página web (puede leerlo en este enlace), prendió las alarmas de la gran prensa colombiana, y escaló de paso la denuncia: ahora sabemos, con nombre propio, que la agencia de publicidad es la internacionalmente prestigiosa Leo Burnett, y que, de acuerdo con el relato que le dio a El Espectador "la particular situación que vivía, específicamente con un compañero llamado Lukas Calderón, generó tanto temor en Oriana que llegó a sentir la amenaza de un ataque por parte de su acosador, insegura por la reputación que habría de él en la empresa, aunque aclara que nunca hubo un intento".

Publicidad

Después de una semana de reuniones, llamadas, charlas con abogados y periodistas, Oriana decidió sentarse nuevamente con nosotros y, con calma, contarnos de dónde le surgió el valor para denunciar a fondo la situación.

VICE: ¿Por qué no dijiste desde el principio el nombre de la agencia?
Oriana Castro: Esto ha sido un proceso largo. En un punto me di cuenta de que era necesario sacarlo en medios, pero no quería que se volviera una cacería de brujas. Yo tenía miedo de hacerlo público porque cuando se habla de acoso sexual hay muchas personas que lo confunden con abuso sexual. A mí me tocaron las piernas, la cola, me dijeron muchas cosas inapropiadas pero jamás pasó nada más.

Al mantener el anonimato quería que las personas que sabían de quiénes estaba hablando asumieran alguna responsabilidad. Quería que reconocieran que el acoso está normalizado en el ambiente publicitario y que pudieran reestructurar eso. Pero luego me empezaron a llegar muchos testimonios de otras mujeres. Había casos de Leo Burnett y también de otras agencias. Yo no era un caso aislado. Ahí me di cuenta que no podía pedirle a otras mujeres que tuvieran el valor de denunciar si yo no lo hacía. Por esa razón di el nombre de la agencia cuando El Espectador me contactó.

¿Sabes si otras mujeres han denunciado ante la agencia? ¿Recursos Humanos ha dicho o hecho algo sobre el tema?
Sé que ha habido otros casos, pero no están confirmados. Algunos casos fueron denunciados ante Recursos Humanos. Otros no. Algunos han sido de cosas que han pasado en fiestas y ha habido incidentes de los que toda la agencia se ha enterado. Pero muchas mujeres quieren quedar anónimas, también como una forma de cuidarse.

Publicidad

¿Estabas preparada para lo que pasó después de hacer pública tu historia? ¿Qué ha pasado desde entonces?
Yo estaba muy nerviosa antes de publicar la historia en VICE. Y cuando salió fue como abrir una Caja de Pandora. Yo tenía esperanza de que otras mujeres hablaran y las cosas cambiaran. Pero también tenía muchos miedos de que toda mi vida se fuera a poner en tela de juicio y que la gente creyera que porque me había portado de alguna forma en una fiesta no podía demandar, porque yo era una brincona o algo de ese estilo.

Las dos cosas, mis miedos y mis esperanzas, se confirmaron. Ha sido muy extraño porque he recibido aplausos por mi postura, pero también he recibido una crítica silenciosa que jamás había vivido. Cuando salieron nombres, esa crítica la recibí sobre todo de parte de mujeres con las que trabajé.  Pero no me imaginé que fueran a llegar tantos casos, eso me ha mantenido fuerte. Siento que estamos muy acostumbradas a callarnos, porque yo creía que era algo que solo me había pasado a mí y recibí historias que yo pienso que son mucho más graves que lo que yo viví.

¿Crees que hay algo propio de ese mundo de la publicidad que da pie a esto?
No sé. Yo todavía no sé qué es. A pesar de que he hablado con muchas personas al respecto, yo siento que es una cuestión completamente normalizada. Por eso me demoré tanto tiempo en entender mi sensación de incomodidad: me tomó mucho tiempo de acompañamiento sicológico para poderlo entender.

Publicidad

¿Qué reacciones concretas hubo una vez denunciaste?
Cuando salió el artículo de VICE recibí de tres de mis excolegas hombres frases como "creo que nunca más voy a molestar a una niña", "uno cree que uno no está haciendo daño pero sí lo está haciendo, así uno no tenga la intención" y otro fue como "wow, uno nunca se imagina por qué eso es tan normal y no me imagino lo grave que puede llegar a ser".

A uno le costaría trabajo imaginarse que las más solidarias no sean las mujeres…
Los hombres y las mujeres caen en el juego de la burla. Es más: después de lo que me pasó yo quería reintegrarme, volver a la normalidad y caí en el juego de burlarme de otras personas, de otras niñas, pero jamás estuvo bien.

¿Dónde crees que está el límite del acoso?
Eso le respondí una vez a un compañero. Le dije que el limite está cuando una persona te dice "para" o "estoy incómoda". El límite está cuando una persona te dice "no más". Creo que las mujeres están educadas para escuchar, por eso cuando dicen algo las tratan como si no tuvieran derecho. Y lo sé porque lo viví, porque siempre que me paraba la reacción era decirme "ordinaria" o darme respuestas malucas.

Los hombres son los que más se preguntan donde está el límite. Es ese. Hombre o mujer, minorías, incluso homosexuales, porque he visto todos los casos.

¿Tú sientes que perdiste algo cuando saliste públicamente con tu nombre a denunciar esto? 
No. La verdad creo que  si algo perdí fueron los demonios que uno tiene en la cabeza. Ese síndrome impostor, eso fue lo que perdí. Yo muchas veces me pregunté si estaba loca. De hecho, cuando salió ayer el articulo de El Espectador, a mí me dio un ataque de pánico. Yo decía "no puedo creer lo que hice, le voy a arruinar la vida a alguien". Pero eso fue muy momentáneo, fue hasta que las otras mujeres me contactaron y me contaron el tema específico con Lukas.

Ahí pensé que no había enloquecido. Eso me dio mucha fuerza para seguir adelante. De hecho me han contactado de una agencia, me pidieron el book, me han contactado los profesores de la universidad, de Cali y de Bogotá, antiguas personas con las que trabajé.

¿Cuál esperas que sea la reacción de aquí en adelante? ¿Qué piensas lograr?
La sexualidad no podemos separarla de quienes somos. Cuando eso se ve afectado en un trabajo, ese problema va a acompañarlo a uno en todo lo que uno toque en ese trabajo. Si uno se siente incómodo es por algo. Algo está pasando.

Si uno de verdad va al fondo de los hechos y elimina el acoso sexual en el trabajo para que la integridad de cualquier empleado se mantenga intacta, uno elimina de fondo otros problemas de ineficiencia, de interés, de pesimismo, de ineficacia. Mucha gente siente que está perdiendo empleados sin razón, sobre todo en este medio, y se preguntan por qué. Creo que deben preguntarse hasta qué punto han dejado que situaciones como la mía hayan pasado. De hecho, hay muchas otras personas en silencio que tienen temor a decirlo. Esto no puede seguir y esta es una oportunidad para reevaluar y replantear muchos de los comportamientos que hay en las agencias específicamente.