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deporte y derechos humanos

Policías en vez de maestros: el terrible efecto de los JJOO sobre los niños de Brasil

El Gobierno de Brasil aprovecha los macroeventos como los Juegos Olímpicos y el Mundial para reprimir a los niños de la calle, que sufren mayor violencia, desalojos y recortes en los servicios públicos que nunca.
Donna Bowater

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Si no fuera por los habituales tiroteos que pasan cerca del campo, la joven Gaby Silva (16 años) estaría jugando a fútbol las 24 horas del día. No obstante, hay mucho menos de bucólico en esta estampa de lo que parece.

Hace tres semanas, Gaby y sus amigos de Penha —una favela de 50.000 habitantes situada al norte de Río de Janeiro— vieron morir a tiros a un niño tras un enfrentamiento con la policía justo debajo de su patio.

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"Fue un caos", explica Silva a media voz. "Los fines de semana hay mucho riesgo. Cuando hay muchos tiroteos tenemos que escondernos y dejar de jugar a fútbol, pero no me da miedo porque ya estoy acostumbrada".

Penha es una de las muchas favelas en Río que han sido "pacificadas" u ocupadas por cuerpos especiales de la policía. Brasil desplegó su estrategia de ocupación en 2008, un año después de ganar el sorteo para albergar el Mundial de fútbol de 2014 y un año antes de hacerse con los Juegos Olímpicos de 2016. Según el secretario de seguridad del país, no obstante, el proceso de pacificación no está relacionado con ninguno de estos eventos deportivos.

Gaby Silva (izquierda) jugando a fútbol en los Street Child Games en Río de Janeiro. Foto de Donna Bowater

Los tiroteos en Penha, un lugar infestado de bandas criminales, continúan afectando la vida cotidiana de quienes viven allí de todos modos. Los defensores de los derechos humanos argumentan que el conflicto armado ha ido en aumento por culpa de los torneos deportivos y han perjudicado especialmente a los más pobres y a los niños sin hogar.

La violencia policiaca durante las operaciones y los desalojos en las favelas son una de las violaciones a los derechos de los niños remarcada por la campaña Children Win ("los niños ganan"), liderada por la ONG suiza Terre des Hommes.

Según un informe publicado en noviembre de 2015 por el Comité Popular de la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos de Río, "los índices de mortalidad aumentan significativamente en años de eventos masivos". Según dicho informe, 1.330 personas fueron asesinadas por la policía en 2007, el año en que Río de Janeiro albergó los Juegos Panamericanos: ello representó un aumento de 300 víctimas comparado con el año anterior.

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El barrio de favelas de Penha es uno de los más afectados por el incremento de la violencia y los abusos en Brasil. Imagen vía Wikimedia Commons

De la misma manera, los índices siguieron al alza en 2013 con la Copa Confederaciones y durante el Mundial de la FIFA de 2014. Un informe de UNICEF revela que los jóvenes son mayoría entre las víctimas del crimen violento: el número de niños y adolescentes asesinados en Brasil se duplicó entre 1993 y 2013, con hasta 10.500 homicidios el año previo al Mundial.

Esta cifra sitúa a Brasil como el segundo país del mundo con mayor índice de asesinatos de menores de 19 años… y además, a esta cifra se le deben sumar las víctimas paralelas que sufren traumas psicológicas por culpa de vivir rodeados de violencia.

"Nos inquieta porque estamos jugando y de repente escuchamos los disparos. La policía viene, agarra a algunos chavales y les pega…", explica Gaby, que vive junto a su familia cerca de la pista de fútbol donde la policía y los narcotraficantes suelen enfrentarse.

"Desde que soy pequeña esto pasa y ya no me da miedo, pero sé que es algo malo. No creo que vaya a cambiar nada, ni siquiera un poco".

El campo de Caracol en Penha es uno de los principales elementos integradores para los jóvenes de la zona. Imagen vía Street Child Games

Gaby, que idolatra a la estrella brasileña Marta Viera da Silva y al ex internacional holandés Clarence Seedorf, fue una de las invitadas a formar parte de la inauguración de los Street Child Games, un evento inspirado en los Juegos Olímpicos que promueve los derechos de los niños durante la celebración de eventos deportivos de primer orden.

Adolescentes de nueve países, entre ellos Burundi, Reino Unido, Mozambique y Pakistán, viajaron a Río de Janeiro para participar en un congreso sobre la protección de los niños en zonas de riesgo.

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Además del aumento de la violencia y los desalojos, los organizadores afirmaron que los niños de Río también han sufrido la escasez de servicios sociales, incluida la atención médica básica y la educación. El motivo es simple: los fondos del gobierno han sido redirigidos hacia los JJOO.

El gobierno estatal de Río, muy tocado por la crisis económica del país, ha dejado a maestros, doctores y otros funcionarios sin sueldo. Muchas solicitudes para renovar el equipamiento médico han sido denegadas: los Juegos tenían prioridad.

Los Street Child Games pretenden concienciar a la sociedad a través del deporte. Imagen vía Street Child Games

Para luchar contra los recortes presupuestarios, los maestros organizaron una huelga en marzo que dejó a niños y niñas como Gaby sin clases.

"Nosotros creemos que si cambiamos los organismos deportivos existentes, existiría el poder para prevenir estas violaciones", comentó Andrea Florence, directoria de alianzas estratégicas de Children Win. "Como resultado de la pérdida de servicios sociales estos niños podrían convertirse —como efecto secundario— en víctimas de la explotación, el trabajo forzado y los abusos sexuales".

Después de la inauguración de los Street Child Games en marzo, los organizadores y los jóvenes redactaron una carta abierta al Comité Olímpico Internacional (COI) solicitando el compromiso del organismo para garantizar los derechos de los niños de cara a los Juegos Olímpicos.

#PakistanSquad head home to continue to fight for street children's rightshttps://t.co/Pt3onbXO9a pic.twitter.com/Tof3ZSlf73
— Street Child United (@iStreetChild) March 24, 2016

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El mensaje exige "un compromiso público y transparente con los derechos humanos" y tolerancia cero con los abusos y las violaciones. Children Win asegura que el COI jamás ha incluido un requerimiento explícito sobre el respeto de los derechos humanos, incluido los derechos de los niños.

Fuentes del Comité Olímpico Internacional afirmaron a VICE Sports que la organización "sigue totalmente comprometida con los derechos humanos y a velar por ellos en todas las actividades relacionadas con los Juegos". Los activistas defienden que el COI debería realizar un estudio de cada sede candidata para evaluar las garantías necesarias para proteger a los niños.

"Sabemos que la responsabilidad primaria es del Estado, pero los organismos deportivos también tienen la obligación de respetar los derechos humanos", explica Florence. "El COI y la FIFA dicen respaldar valores como la dignidad humana, el desarrollo y el respeto, así que lo que ocurre es contradictorio".

Hepsiba, una atleta sin techo de la India, ganó la prueba de los 100 metros lisos. Imagen via Save The Children

Durante el congreso de Street Child, los adolescentes hablaron de sus experiencias en la calle, donde la violencia es un tema común. Algunos de los asistentes al acto en el Palacio de Copacabana no pudieron contener las lágrimas tras algunas historias; otros se indignaron.

Dinara de Almeida —que a sus 17 años ya tiene un hijo— no quiso hablar de su pasado en las calles, pero no titubeó al responder cuando se le preguntó si estaba emocionada por la llegada de los Juegos Olímpicos a su ciudad. "No", dijo. "Está bien para los atletas, pero es peor para mi gente, para los pobres. No hay doctores ni hospitales, ni escuelas ni maestros, no hay nada".

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De Almeida ganó la medalla de oro en los 100 metros valla en los Street Child Games. Su vida en Jacarezinho, una favela situada al norte de Río, era "horrible", según explica ella misma: "Hay muchos tiroteos y mucha violencia allí".

Dinara vivió en la calle de los nueve a los quince años, pero con la ayuda de São Martinho, una organización filantrópica para jóvenes, ahora vive con su abuela, madre y hermanas.

Dinara de Almeida celebra su medalla de oro en los Street Child Games. Foto de Donna Bowater

"Mi vida fue difícil, pero gracias a Dios y a mi hijo logré cambiar de rumbo y dejar la calle", relata la joven. "En los Street Child represento a las niñas y niños que siguen ahí fuera, para que ellos también logren salir como yo lo hice. Tenemos la esperanza de cambiar, de ser alguien en la vida, y vivir en un mundo mejor".

El evento se inspiró en el éxito del Mundial para niños de la calle que se celebró antes de las Copas del Mundo de fútbol de 2010 y 2014. Después del torneo de 2014, que llevó a veinte equipos a Río, el combinado de Pakistán realizó una gira por once ciudades de su país para promover la campaña, y el resultado fue esperanzador: la Asamblea Nacional de Pakistán aprobó una resolución para proteger los derechos de un millón y medio de niños que viven y trabajan en las calles.

Familiares de los jóvenes de Pakistán esperan la llegada del equipo a su país. Imagen vía Save the Children.

"El fútbol no es un deporte demasiado popular en Pakistán, y aún así tuvo un gran impacto", explica John Wroe, fundador de Street Child United, organización encargada del Mundial y de los Street Child Games. "Nuestro trabajo es promover que los países protejan a sus jóvenes. Si los ven diferente, los tratarán diferente. Sabemos que podemos lograrlo mediante el deporte y, por supuesto, a través de las Olimpiadas".

"Las Olimpiadas son fenomenales, ¿pero quién va a celebrarlas?", comenta Florence. "Es importante que todo mundo pueda disfrutarlas, no solo una parte de la sociedad".

"Los eventos deportivos de gran tamaño son complejos por naturaleza, son el microcosmos de una sociedad que jamás deberían estar a expensas de la población local y sus niños. No debería ser una patata caliente. Poner el ejemplo a nivel del COI debería ser la prioridad".

La autora no es muy buena con la pelota, pero conoce de primera mano los problemas de Brasil: @DonnaBow