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La Liga Nacional Oeste es la división más cautivante de la Grandes Ligas

En 2014, los cinco equipos de la Liga Nacional Oeste hicieron cambios significativos. Ahora les toca continuar ese camino o cambiar el rumbo por completo.
Kirby Lee-USA TODAY Sport

El 29 de octubre de 2014, 15 minutos pasados de las 10 de la noche (hora local), el venezolano Salvador Pérez conectó una pelota flotada a su compatriota Pablo Sandoval, otorgándole a los Giants de San Francisco su tercera Serie Mundial en cinco temporadas. Aquella jugada cerró un año tumultuoso para la Liga Nacional Oeste, en el que cuatro de los cinco equipos de la división realizaron cambios importantes en sus dirigencias, y para el final del mismo, el quinto —los Giants de Sandoval— estaban a unos meses de hacer lo mismo. Fue un período de cambios.

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Poco más de dos años después, el brillo se le ha ido a varios de los nuevos entrenadores instalados en todo el Oeste en aquel año, y algunos ya no tienen trabajo. Pero los caminos que habían tomado en el 2014 siguen su marcha conforme entramos a la temporada 2017, lo cual hace que la LN Oeste sea una de las divisiones más interesantes y competitivas en las Mayores.

Dodgers de Los Ángeles

Al frente de la manada están los Dodgers de Los Ángeles, equipo que contrató al gerente general Andrew Friedman en octubre de 2014, proveniente de los ahorradores Rays, a quien después le dieron mil millones de dólares para armar el equipo de sus sueños. El equipo que tiene no es exactamente lo que imaginó —y probablemente no lo sea, siempre y cuando Andrew Toles y Andre Ethier sigan cuidando el jardín izquierdo— pero también han ganado cuatro títulos de división consecutivos apoyándose de algunas transferencias astutas.

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Lo que resulta más interesante sobre los Dodgers este año es el hecho que nadie en su plantel es incompetente. Comparemos esto con los Nationals de Washington, conjunto que presume un nivel similar pero que también cuenta con jugadores de reemplazo como Michael Taylor y Chris Heisey, y quienes esperan ver más minutos cuando/si es que los titulares se lesionan o tengan que descansar. Por otra parte, la banca de los Dodgers cuenta con personajes que gozan de una mejor reputación: Scott Van Slyke, Enrique Hernández, y Tracey Thompson, por nombrar algunos.

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Esto nos muestra un equipo que es bueno para algunas cosas —en la actualidad lideran la liga por tener a Clayton Kershaw en la lista— y malo, prácticamente, en nada. Incluso han tomado precauciones para tener un vestidor armonioso, no vaya a ser que un día Yasiel Puig termine golpeando a un compañero.

Cuando la fiesta en el clubhouse es todo lo que esperabas. Foto: Neville E. Guard-USA TODAY Sports.

Giants de San Francisco

Este tipo de peleas no es una posibilidad en San Francisco, donde los Giants dicen tener al segundo mejor equipo de la división y una cultura en el clubhouse como ninguna. El gerente general Bobby Evans —quien tomó el lugar de Brian Sabean meses después del último out en la Serie Mundial de 2014— se la ha pasado buscando jugadores y una que otra estrella dispuesta a creer en la filosofía de San Francisco, y que aporte talento a un club que parece estancando en 85 victorias de 95.

Mientras los Dodgers han gastado millones en mejorar su banca con el mejor talento disponible, los Giants han sido mesurados —han acogido a sus estrellas hechas en casa (Madison Bumgarner) y tapado las grietas cuidadosamente—. No existe tal cosa como escoger a los mejores jugadores disponibles. Los Giants obtienen al mejor jugador por "necesidad". La temporada pasada, esto provocó que desembolsaran una gran cantidad por Johnny Cueto y Jeff Samardzija para el bien de la rotación, y en la baja de temporada tuvieron que adquirir al cerrador y agente libre, Mark Melancon.

Los Giants nunca tendrán el brillo de su contraparte sureña y tampoco podrán igualar su cartera. Pero saben quiénes son y no son, y saben cómo buscar y encontrar jugadores dispuestos a aceptar su filosofía y contribuir exactamente como se les pide. En la última mitad de la década, los Giants han sido los pilares del beisbol, sin muchos altibajos, con fichajes prudentes y progreso constante. No esperan muchos cambios en el 2017.

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Y así es como luce lo alto de la división: la genialidad del plantel de L.A., y la excelencia predecible de la hermandad en San Francisco. Justo debajo de ambos y amenazando con llevarse un puesto de comodín como están las cosas, se encuentran dos equipos con gran talento y fallas aún más gigantescas: los Diamondbacks de Arizona y los Rockies de Colorado. Ambos equipos son tan imperfectos que es muy probable que no terminen por debajo de los .500, aunque tienen talento en sus planteles para competir por la división si todo marcha bien.

Diamondbacks de Arizona

Probablemente, los Diamondbacks estén más cerca. Después del experimento Tony La Russa, el cual inició en el verano de 2014 y terminó abruptamente en octubre pasado, Arizona compró a Mike Hazen y Torey Lovullo de los Red Sox para enderezar el barco.

Los chicos nuevos ya tomaron medidas para armar el plantel alrededor del corazón de Arizona que incluye a A.J. Pollock, Paul Goldschmidt, y Jake Lamb, y al mismo tiempo evitar que la franquicia cometa errores como el contrato de 206 millones de dólares que La Russa le dio a Zack Greinke. Aunque su falta de profundidad y sus limitaciones financieras indican que harán un mejor trabajo a partir del 2018 en adelante, los Diamondbacks tienen talento de sobra para competir este año.

Foto: Isaiah J. Downing-USA TODAY Sports.

Rockies de Colorado

Lo mismo aplica para Colorado, equipo con poder y una defensiva de ensueño gracias a Nolan Arenado, a la excelente constancia de Charlie Blackmon, y Trevor Story. El problema, como siempre, es el picheo. Este año no es la excepción. En efecto, Jon Gray y Tyler Anderson han demostrado su habilidad para lanzar para los Rockies. Pero, una vez más, Chad Bettis está listado como el primero en la rotación de acuerdo con el sitio oficial del equipo.

De todos modos, el nuevo gerente general Jeff Bridich —se unió al club en 2014— ha realizado algunos buenos movimientos de bajo perfil, reforzando la defensiva en el outfield del equipo y llenando la parte trasera del bullpen. Además, para ser justos con Bettis, quien no estuvo tan mal el año pasado cuando pudo encontrar la zona de strike, los Rockies cuentan con una serie de titulares hechos en casa. El problema es que dos de ellos están siendo exigidos para lanzar en lo alto de la rotación, y su talento (a excepción, quizás, de Gray) no se merecen ese lugar. Si los Rockies encuentran o desarrollan un verdadero as el próximo año estarán en una buena posición.

Padres de San Diego

Y por último tenemos a los Padres de San Diego que podrían fichar a Bryce Harper en la próxima temporada baja y seguir siendo un mal equipo. Los Padres, al igual que los Diamondbacks, contrataron un nuevo ejecutivo en el verano de 2014, y fueron testigos del tremendo fracaso meses después. En el caso de San Diego, el nuevo jefe era el ex asistente del gerente general A.J. Preller, y su peor aportación (además del intercambio de Matt Kemp, Wil Myers, Melvin Upton, James Shields… mejor le paramos aquí) fue su plan mal ejecutado y descubierto en el que mentía sobre la salud de los jugadores de San Diego.

Preller sigue teniendo trabajo, y hay rumores de que la organización de los Padres, con un récord reciente de 68-94, ahora busca una reestructuración. Por medio de una serie de movimientos para reparar los gastos del 2014, el equipo ha mejorado su sistema de filiales hasta el punto de quedar clasificado en tercer lugar de las Mayores. El mes pasado, los Padres ficharon a Myers por medio de una extensión a largo plazo valorada en 83 millones de dólares, supuestamente para que los "niños" tengan con quién jugar cuando den el gran paso a las Grandes Ligas en 2018.

Con este panorama general, la división tiene todos los ingredientes necesarios para una competición emocionante: una franquicia multimillonaria que no está aquí para hacer amigos, dirigida por los cerebros más brillantes que hay en este negocio; un equipo eficiente y profesional que no puede hacer otra cosa que terminar en primer lugar, pero que no tiene mucho para entretener; dos conjuntos con presupuestos un poco más reducidos pero con talento suficiente para competir, y un lío de franquicia que podría estar encaminada hacia su redención. Esta división encierra todo tipo de equipos e historias. Los cinco clubes del Oeste siguen la marcha, a su manera, que iniciaron en 2014, y su choque inminente este verano promete mucho.