Cómo pueden los Spurs y Celtics dar la estocada final, y Rockets y Wizards aguantar

¿Qué equipos tendrán la oportunidad de arruinar el inevitable choque en las Finales entre Cavaliers y Warriors? Estamos cerca de conocer la respuesta.

En el oeste, los Spurs de San Antonio pueden avanzar a las finales de conferencia contra los Warriors si eliminan a los Rockets de Houston en el Juego 6 esta noche. En el este, los Celtics de Boston tendrán la oportunidad de eliminar a los Wizards de Washington y alistarse para los Cavaliers. Esto es lo que Spurs y Celtics deben hacer para concluir la serie, y lo que Rockets y Wizards deben seguir para forzar a un Juego 7.

A mitad del tercer cuarto del Juego 5, los Rockets parecieron haber descifrado a los Spurs. Obtuvieron una ventaja de 75-67 gracias a las jugadas de James Harden y Eric Gordon, e incrementaron exitosamente el ritmo de juego. LaMarcus Aldridge recibió ataques de izquierda a derecha, concediendo layups y demás puntos cuando la ayuda sobre la pintura colapsó.

Y, entonces, algo extraño sucedió: a Houston se le acabó la gasolina.

Harden dejó de atacar el tablero; la primera señal de fatiga. Después comenzó a retener el balón sobre la punta de la llave por 15 o más segundos en cada posesión ofensiva, gastando el tiempo de disparo antes de realizar fintas sin inspiración y sacar triples forzados.

¿El resultado? Un completo colapso de la ofensiva de los Rockets que dio fin abruptamente a 30 minutos de juego con buen ritmo, bien ejecutados.

Al menos parte de la fatiga de Houston se debe a la ausencia de Nene, quien estará fuera el resto de la temporada por lesionarse una pierna antes del Juego 5. Esto obligó al entrenador de los Rockets, Mike D'Antoni, a acortar su rotación a sólo siete jugadores —una propuesta exhaustiva en temporada regular, y mucho más difícil en postemporada ante los marrulleros y defensivos Spurs—; sobre todo en el Juego 5 que se fue hasta tiempo extra.

Esta noche, Houston necesitarán encontrar a alguien que pueda disputar varios minutos. Sam Dekker es el candidato más apto cuando Trevor Ariza o Harden descansan; los Rockets tienen más posibilidades de salirse con la suya si Kawhi Leonard no juega por culpa de su tobillo.

Sin importar la fatiga, Harden necesita seguir atacando. Los Spurs tienen pocas respuestas para ello, y se les vio suspirando de alivio cada vez que se conformaba con un tiro flotado o un pick-and-roll. Clint Capela puede facilitarle el trabajo a Harden al atacar bruscamente al aro en cada posesión.

Pero esto no será suficiente. Mientras Aldridge siga quedándose en lo profundo de la pintura, los ataques bruscos hacia el aro obligarán a los débiles defensores de San Antonio a colapsar y cometer faltas. Sin embargo, si Houston deja de lado esta estrategia podría presenciar un verdadero desastre como en los últimos 20 minutos del Juego 5.

Los Spurs se han adueñado del tablero a la ofensiva en la serie, recuperando 68 rebotes ofensivos ante 46 de los Rockets. Las cosas podrían ponerse peor para Houston. Sin Nene, la pequeña alineación de los Rockets no cuenta con un centro de buen tamaño. Capela intentó aguantarlo en el Juego 5, pero Anderson no tiene la fuerza ni la movilidad para proteger la pintura y el tablero de la manera en que un centro tradicional puede.

San Antonio intentó explotar la pobre defensa de Anderson al colocar a Aldridge sobre los postes cuando ambos se vieron frente a frente. Los resultados fueron mixtos, y menos exitosos que el haber permitido el flujo natural de su ofensiva. Lo mejor para los Spurs será abrir la cancha, atacar el tablero, y esperar a que Anderson se confunda.

Algunos equipos —nos viene a la mente Cleveland— parecen cambiar su defensiva, como si tuvieran una palanca secreta que activaran cuando se necesita la mayor concentración y ejecución. Si acaso los Wizards poseen una, no la activaron en el Juego 5.

Durante la temporada regular Washington no fue un equipo compacto a la defensiva, ya que terminó en el lugar 20 del índice defensivo de la liga. Era un equipo con malos hábitos, y uno de ellos consistía en perder rutinariamente la concentración en cada rotación y tarea. En el primer cuarto de la paliza del miércoles por la noche en Boston vimos más de lo mismo.

En los primeros minutos, los Celtics tomaron ventaja de 12 puntos a base de layups, triples, y transiciones de balón permitidos más por la ineptitud de Washington que por el buen juego de Boston.

Washington no mutará en un monstruo defensivo para el Juego 6 del viernes, pero sí pueden evitar la docena de puntos que regalaron por su falta de concentración. Esto en sí podría ser suficiente para forzar un Juego 7 en Boston.

Mientras los Wizards la pasaron mal para transitar a la defensiva, los Celtics aprovecharon para sumar en el marcador. No es sorpresivo: el equipo que ha ganado la guerra de los contragolpes también ha ganado todos y cada uno de los partidos de la serie.

Las oportunidades de transición son especialmente importantes para los diferentes papeles de los jugadores de Boston. Avery Bradley jugó el mejor partido de su carrera en la NBA en el Juego 5, y los seis puntos que anotó le ayudaron a establecer el ritmo y la confianza. Crowder y Al Horford también ayudaron a cargar el peso ofensivo, lucieron agresivos y establecieron un ritmo caótico.

Los Celtics podrían tener problemas para repetir su rendimiento en el Juego 6. Washington es mucho mejor en casa, y ningún jugador se siente más cómodo o peligroso en cancha abierta que Wall. Boston tendrá que encontrar un balance delicado entre jugar rápido y jugar descaradamente, ya que este último podría crear entregas de balón y ayudar a los Wizards a cambiar la narrativa. Si los Celtics pueden aclimatarse al ritmo pero mantenerse bajo control pavimentarán su camino rumbo a las finales de la Conferencia Este.