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Ilustración de lenny_maya
LGBT+

La censura del siglo XXI: secuestro de la diversidad LGBTIQ+

Hay un sector de la sociedad que aún quiere ocultar realidades a la población infantil. La herramienta que usa es la censura literaria. 

El término censura suena a épocas pasadas. A esos años en que la gente escondía libros en sus casas, la Iglesia hacía quema de documentos en las plazas o las dictaduras de cualquier momento histórico prohibían leer determinados libros. Si piensas que en el año 2021 la palabra censura no tiene cabida, estás muy equivocada o equivocado. 

Hace unas semanas, una jueza en Castellón (España) ordenó retirar de las estanterías de una biblioteca de un centro educativo un total de 32 libros de temática LGTBI. Esto sucedió mediante una petición de la Asociación de Abogados Cristianos y se aplicó en 11 institutos públicos de secundaria y centro de menores. Según la asociación, esta lectura causa "perjuicios irreparables" a los alumnos. 

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"Me sorprendió mucho lo de la censura. Mi primera reacción fue no creérmelo, no porque no me espere que haya sentencias judiciales equivocadas o asociaciones fundamentalistas que quieren censurar, sino por el hecho de que algo escrito por mí estuviese en la lista", explica Ignacio Elpidio, autor de Cuando muera Chueca: origen, evolución y final(es) de los espacios LGTBI y Bifobia: etnografía de la bisexualidad en el activismo LGTB. Dos libros que fueron retirados del centro educativo. En el 2019 publicó Vagos y maleantes: nuevas voces maricas

Ignacio tiene una larga trayectoria en el ámbito de la antropología, es activista LGTBI y escribió el primer libro sobre bisexualidad en el Estado español. "Es importante que haya lecturas de todos los temas posibles en los centros educativos, para que los estudiantes piensen en la posibilidad de personas diversas", señala y explica que mediante la lectura LGTBI "pueden ver sus propios casos reflejados en la lectura, o la de otras personas de su entorno. Es importante para que piensen los estudiantes en más mundos posibles". 

En Castellón se secuestraron más libros y autores como son los siguientes: No estamos tan bien: Nacer, crecer y vivir fuera de la norma en España de Rubén Serrano; Después de los trans de Elizabeth Duval; El fin del armario de Bruno Bimbi o Lgtb para principiantes de Daniel Valero. Fueron muchos más autores con sus libros, escritos con un fin: difundir la diversidad e igualdad a través de las letras. 

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Bruno Bimbi me comentó que la noticia le llegó justamente cuando estaba hablando con una periodista sobre el pin parental: "Lo que está haciendo Vox en España es lo mismo que ocurrió en Brasil. Todo comenzó con el pin parental, discursos muy parecidos y ahora la censura", afirmó y continuó explicando que "desde el 2011 se han duplicado estos discursos con acciones muy parecidas y sobre todo con mentiras. En uno de mis libros, relato lo que sucedió con el antiguo alcalde de Río de Janeiro, Marcelo Crivella. Este hombre, retiró de la feria del libro un cómic de Marvel en el que aparecían dos hombres besándose y ordenó a un equipo de fiscales de su municipalidad a buscar textos con temática homosexual que contuvieran material ‘inadecuado’ para menores de edad, utilizando, como escudo, el Estatuto del Niño y el Adolescente (ECA)."

El escritor nació en Argentina y estudió en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro. "Mi libro trata justamente de la vida de las personas LGBTI en el siglo XX y cómo durante estas décadas sus vidas han cambiado y qué cosas nos faltan por cambiar", describió los puntos principales del libro Bruno e hizo hincapié que con El fin del armario "el lector puede conocer cómo en países hay medidas de igualdad y en otros todavía viven en épocas medievales". 

En América Latina solamente está aprobado el matrimonio homosexual en: Argentina (2010), Brasil (2013), Uruguay (2013), México (2015), Colombia (2016) y Ecuador (2019). En España la ley del matrimonio igualitario fue aprobada en el 2005, de esta manera se convirtió en el tercer país del mundo en legalizar este derecho. El primero fue los Países Bajos y después Bélgica. 

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La situación cambia si viajamos a África, donde alrededor de 30 países han prohibido la homosexualidad. Sudáfrica es una excepción, ya que legalizó el matrimonio gay en 2006. Siguiendo la línea en la falta de derechos, en Hungría, el partido ultranacionalista de Viktor Orban y el de extrema derecha Jobbik, han prohibido la lectura y visualización de las películas de Harry Potter en las escuelas y las clases de sexualidad se ofrecen hasta los 18 años. ¿Hungría pertenece a la Unión Europea donde se desarrollan leyes LGTBI a nivel europeo? Sí, y no pasó nada por las medidas que se aplicó en dicho país.

Ya lo dijo Miguel de Cervantes Saavedra, escritor español: "El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho". Fer García, responsable de lectura y cultura LGBTIQ+ en la Federación Arco Iris me explica que es necesaria la lectura de este género porque "hay que conocer las historias y realidades que conforman nuestra sociedad, de esta manera somos más visibles y nos enriquecemos como personas", cita y continúa defendiendo esta causa: "Contando historias LGTBIQ+, pero con perspectivas de otros colectivos como son las personas racializadas, las personas neuro-diversas o desde el propio feminismo. Son herramientas para educar en la diversidad y desarrollar una empatía desde la infancia". 

La Federación Arco Iris cumple muchas funciones, pero entre sus logros está el asesoramiento para inmigrantes LGTBIQ+, ayuda sobre VIH, guía para padres con hijos menores trans o planes de inclusión y diversidad para ayuntamientos, diputaciones o empresas. "Es importante que el ámbito de actuación para una sociedad más diversa y tolerante empiece en la infancia y se desarrolle hasta la tercera edad", señala Fer. 

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Rubén Serrano también fue censurado en Castellón. El escritor del libro No estamos tan bien: Nacer, crecer y vivir fuera de la norma en España, mediante la escritura dibuja a la perfección la situación del colectivo en diferentes ámbitos de la vida como el sanitario, laboral e incluso institucional. 

"Me sentí enojado y confuso, pero después ya lo veo como una victoria. Porque nuestros libros han molestado en una fundación cristiana e incluso al poder judicial de este país", argumenta Rubén y prosigue afirmando que "la literatura nueva y desde diferentes puntos culturales estamos removiendo los cimientos del patriarcado. Estas lecturas son referentes positivos que consiguen contar las vidas de la sociedad". 

Al igual que Fer, Rubén piensa que es bueno que los centro educativos tengan lectura LGTBIQ+ y "narrativas donde estén representados personajes basados en la diversidad, porque la historia es diversa y no solo única, en otras palabras es incluir referentes positivos y que alumnado conozca que ser gay, lesbiana o trans no es un problema, castigo o vergüenza". 

Rubén, al igual que yo, recuerda que durante su época escolar no había lectura LGTBIQ+: "Me hubiera encantado leer un libro sobre realidades diversas porque siempre me han lanzando el mensaje de que no pasa nada por las risas o golpes que recibía. La educación es educar en igualdad y en la diversidad". 

En este reportaje no podía faltar la opinión de personas que están en colegios o institutos. "Este año he podido leer libros donde había historias de amor de dos chicas y me gustó conocer otras formas de amar", explica Celia. Ella tiene 14 años y vive en Buenos Aires. Contacté con ella mediante Twitter, ya que puso un tweet sobre el colectivo y un caso de homofobia en su colegio. 

Celia me pide que no enlace el tweet: "No quiero que mis compañeros me pregunten, pero estoy contenta que compañeros que insultan a otras personas puedan leer lectura de este género". 

La censura en Castellón acabó bien y al final la justicia anuló la retirada de los libros. El juez indicó que no hay pruebas de que el contenido de esos libros no atenta contra los derechos humanos. Al final el suceso tuvo un final feliz, pero no podemos olvidar que durante unos días muchos escritores que mediante las palabras hablan de la diversidad y de la igualdad. 

 

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