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Cultură

En defensa del daiquirí y la cultura Go-cup de Nueva Orleans

En los viejos y buenos tiempos florecieron los legendarios puestos de auto-daiquirí del Luisiana, en los que podías comprar deliciosas bebidas congeladas para adulto sin tener que apagar tu motor.

El defensor del daiquirí Jeremy Thompson, izquierda, y empleado de tienda de daiquirís Ryelen "Jazz" Jasmine, en Gene´s Daiquiris. Foto por Zack Smith.

En los viejos y buenos tiempos, antes del 2004, los pasajeros de autos en Luisiana podían disfrutar libremente de cocteles de camino a sus destinos. Con este pintoresco panorama florecieron los legendarios puestos de auto-daiquirí del estado, en los que podías comprar deliciosas bebidas congeladas para adulto sin tener que apagar tu motor (los conductores, claro, no podían beber). Desde entonces sus números han encogido, pero puestos selectos al rededor del estado aún entregan fuertes daiquirís por sus ventanas en enormes vasos de espuma de poliestireno con logos color pastel de mal gusto. El popote está envuelto y acostado en la tapa, para no romper ninguna ley de contenedores abiertos hasta que el popote penetra el hoyo, que seguramente no va a pasar hasta que llegues a tu casa. Algunos puestos de daiquirí incluso pegan un pequeño pedazo de cinta adhesiva sobre el hoyo, sin dejar acceso a la bebida hasta que llegues a tu casa a tu escritorio y tus herramientas. Aun así, muchos conocedores de daiquirí siguen la pista de qué puestos de daiquirí para llevar usan vasos blancos de espuma de poliestireno sin logos soplones fácilmente identificados por los policías.

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Pero hay mucho más del daiquirí que sólo tomar y manejar. Durante las tres décadas pasadas, el daiquirí adquirió un codiciado estatus de tradición en Luisiana.

En un artículo de 2012 del Houston Chronicle en lo que él veía como un renacimiento del daiquirí, el bartender Alex Gregg repite la famosa historia giro-del-siglo 20 de origen cubano de la bebida: Al principio era un coctel más tradicional de ron, caña de azúcar, y jugo de limón, pero en los años cuarenta el daiquirí se transformó en una bebida de hielo molido y frutas. Luego, así como con los ritmos musicales cubanos hace tanto tiempo, Nueva Orleans adoptó la bebida distintiva del país, o la "bastardizó", como cree Gregg, provocando la actitud de muchos "mezclólogos" altaneros.

"Capitalizando esta tendencia, se encuentran todo tipo de trampas de turistas anidadas por la calle Bourbon en Nueva Orleans, y ofrece 20 o más sabores de daiquirí frecuentemente en asombrosas tonalidades", escribe. "Muchas de estas bebidas están tan alejadas de un daiquirí que hasta da risa; pocas contienen el ron esencial o el críticamente importante jugo de limón".

En nombre de la mayoría de los residentes de Nueva Orleans déjenme decir: al carajo con lo que piense ese tipo.

Solamente está correcto en que los daiquirís congelados de Nueva Orleans no se apegan a la receta original, y en su lugar usan todo tipo de alcohol barato desde ron blanco barato hasta Hennessey, Hypnotic y Everclear (qué asco). Representando la única excusa para la producción de vasos de espuma de poliestireno, el súper dulce daiquirí callejero es la bebida oficial de todos los ardientes veranos de Nueva Orleans. Por lo general se compran por galón, pero aún así un vaso grande puede tomar una hora en ser tomado. Uno mediano —que se vende en más o menos cinco o seis dólares afuera del French Quarter— te pondrá bien, incluso si no le pones ese shot extra que siempre te ofrecen. Dos medianos empinados en el día fácilmente te mandan a dormir antes de que anochezca. El daiquirí es la bebida de las fiestas del barrio. Los daiquirís se venden en nuestros cines, nuestro acuario, nuestro zoológico y su acompañante, el parque acuático para niños. El daiquirí es la bebida a través de la cual los nativos abandonan a sus hijos en las fiestas del Mardi Gras (shhhh). Es un trago popular. Un trago de niña. Un trago afroamericano. El trago que el rico y hetero blanco mamón sorbe en su Mercedes. Cuando la humedad se asienta sobre la ciudad como un inmenso sapo, el daiquirí congelado "que da risa" de Gregg es el trago de todos.

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Mi tienda favorita es la grande y rosada de Gene's en la Marigny, justo afuera del French Quarter. Como el famoso bar La Floridita en la era de la prohibición de la Habana, Gene's ofrece un menú entero de daiquirís especiales con brebajes poéticamente nombrados como What the Fuck (190 de durazno, 190 de naranja, jugo de la jungla, Hypnotic,  y Ruso Blanco), Good Joog (por el término sureño "good sex", que contiene Blue Hawaii, Hypnotic, 190 de durazno, y Tropical Passion), y el Child Abuse (una mezcla de todo menos Ruso Blanco ni Piña Colada). Me sentí honrado cuando Gene's puso mi propia bebida distintiva de durazno y Ruso Blanco en su menú, aunque no lo pusieron con el nombre que lo hemos llamado por años: White Bitch. Pensando que era demasiado ofensivo, ahora los llaman Sweet Pussy.

Las instituciones de daiquirí como la Gene's no van a ningún lado. Pero Nueva Orleans sufre de los mismos problemas de aburguesamiento que todas las otras ciudades estadunidenses importantes, y el gobierno municipal y las asociaciones vecinales han tomado medidas energéticas hacia nuestra escena de vida nocturna, lo que pone a os fans del daiquirí nerviosos. El recientemente llegado a NO Jeremy Thompson ha preventivamente lanzado una iniciativa en "Defensa del Daiquirí", así como un Festival Daiquirí anual, que se celebra su tercer año este 17 de agosto. Thompson cree que el daiquirí es un ícono cultural bajo ataque, y considera su movimiento como "la guardia nacional para la cultura Go-cup". "Las tiendas de daiquirís", señala, "están al borde de convertirse en especies en peligro de extinción".

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Katrina inundó los puestos autodaiquirís no suburbanos, y estos no regresaron cuando se fueron las aguas. Con esa precaria tradición empujada a los suburbios, los poderes que ahora tenemos se han ido a los puestos de tragos para llevar en general. Todo club musical que tenga problemas con las autoridades de la ciudad por cualquier razón ahora son regularmente retirados sus permisos de Go-cup (a la incondicional St. Roch Tavern), y son limitados con horarios de cierre a las 2AM, lo que es antiético para la vida nocturna de Nueva Orleans, los Go-cups y bares de toda la noche siendo las cualidades más vendibles de la ciudad. El mismo Thompson trabaja con dos nuevos restaurantes por el rió que adoptaron una política de "No Go-cup" antes de que les permitieran abrir. Antes de que a los Gabby's Daiquiris (fundados en 2007) se les permitiera moverse de la Franklin Avenue a St. Claude Avenue en 2012, las agencias de la ciudad forzaron a los dueños Grear Riles y a su esposo a construir una cocina y cambiar todas sus señalización a "Daiquirí Café", para clarificar el estado de restaurante con licencia de bar. "Una tienda de daiquirí es solo un bar", dice ella, "y la ciudad dice que no a más bares en Ninth Ward. Así que mientras no vendamos más bebidas que comida, estamos bien". A Gabby's también se le prohibió dejar a los clientes salir con contenedores abiertos de sus premisas. Y de nuevo, si el popote no penetra el hoyo…

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El nuevo lugar para conciertos de Uptown, PubliQ House es esencialmente un bar daiquirí donde las Go-cups están prohibidas. Problemas de ubicación, sumado al sesgo anti tiendas daiquirí del la asociación vecinal y el gobierno de la ciudad, han causado que el dueño Rhett Briggs tenga que reempacar la bebida alcohólica que se revuelve en sus seis máquinas plateadas como simplemente "cocteles helados". Las bebidas contienen espíritus de calidad suprema y caña de azúcar real y viene en una variedad de sabores como kiwi y menta para hacerlos diferentes a los brebajes de Gene's. Aun así, renunciar a la palabra daiquirí no es una concesión pequeña dada la historia de la familia de Rhett. En los años ochenta, el clan de los Briggs se mudó de Houston a Hammond, Luisiana, donde su padre David Briggs abrió lo que es ampliamente conocido como la primera tienda de daiquirí en Luisiana, Fat Tuesday, que rápidamente se convirtió en una cadena local, luego una marca internacional. Junto con 29 tiendas daiquirí en Luisiana y otras en México, Puerto Rico, Honduras, Florida, Las Vegas, y en otros lados, Fat Tuesday ahora también surte mezclas de daiquirís y margaritas a cadenas corporativas como Chilli's. "Mi papá estuvo involucrado con todas las leyes que tienen que ver con tiendas daiquirí", dice Rhett. El ayudó a abrir el camino a las tiendas para llevar. El más o menos creó el fenómeno de daiquirí en Luisiana". Pero ahora, por el bien de su nuevo lugar de conciertos, Briggs debe, al menos superficialmente, opacar la bebida que hizo la fortuna de su familia.

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Jeremy Thompson dice que ha sido advertido por la junta de la ciudad que una batalla mayor de Go-cup está en camino. Así que en compañía de negocios locales como la cadena Big Easy Daiquiri (que tiene cinco tiendas solamente en el French Quarter), Thompson intenta montar una burocracia protectora al rededor de la bebida y la cultura Go-cup en general. "En lugar de protestas o jugar a la defensiva", dice Thompson, "planeamos crear nuestra política e infraestructura, para que cuando [la cultura Go-cup] esté amenazada podamos decir, '¿Qué están haciendo con estas tonterías? Están impidiendo la infraestructura de la ciudad'. Queremos que ellos estén a la defensiva.

Por ahora está enfocado en el Festival Daiquirí de este año, que estará liderado por la mundialmente conocida artista Sissy Nobby, para quien Thompson ha preparado la especial "Caddy Daiq" (puré de durazno, jugo de naranja, ron con especias con un shot de Hochstadter’s Slow y Low Rye). "Cada show que doy —y esos son muchos shows— voy por un pequeño daiquirí antes del espectáculo", dice Nobby. "Es mi propio tipo de bebida energizante, mi propio tipo de Red Bull. Digo, no me voy a tomar uno si estoy dando un show en una escuela. No soy tan diva". Nobby en general prefiere daiquirís con amaretto y jugo de piña, también como esos nombrados tras celebridades locales como el comediante de YouTube Messy Mya (QEPD), el rapero gángster Soulja Slim, y la letrista 3D Na'tee (por favor que no te maten, amiga).

El Caddy Daiq de Nobby es uno de los seis craft daigs del festival, todos hechos con Old New Orleans Rum y otros ingredientes mayormente locales. La creación de Thompson Rum Runner, por ejemplo, incluye ron, licor de zarzamora, y piña recién exprimida. Pero su corazón, y su defensa está con las cosas baratas. "Pongo ingredientes elegantes en algunas de ellas para los festivales, y sí quiero ver que los sabores evolucionen en las tiendas", admite Thompson. "Pero no es una tendencia".

El tercer New Orleans Daiquiri Festival anual se llevará a cabo este sábado 17 de agosto, de mediodía a las 9PM en Michalopolous Stuio, 527 Elysian Fields Avenue.

Michael Patrick Welsh es un músico, periodista y autor de libros como The Donkey Showy New Orleans: the Underground Guide. Su trabajo ha aparecido en Mcsweeney's, Oxford American, Newsweek, Salon, y muchas otras publicaciones. Síguelo en Twitter aquí.