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Corte y Confección

Danger: del rap al activismo y del activismo a la poesía

Las fronteras entre alta cultura y cultura popular se vinieron abajo en las dos últimas décadas e iniciativas como esta son las que van a construir un nuevo panorama con los escombros tirados.

Foto por Mauricio Castillo.

Este texto forma parte del número de junio/julio de la revista VICE.

Me quedé de ver con Danger en el taller especial de rap avanzado que da en el Museo Universitario del Chopo. Es la primera vez que una institución cultural universitaria alberga una iniciativa así. El adjetivo "avanzado" es una apuesta y denota la intención: darle un lugar al rap como disciplina artística establecida y con códigos propios que merecen ser estudiados como otras formas literarias. El solo adjetivo inaugura una nueva etapa para los talleres de rap en México: de algo así a estudiar un doctorado en freestyle rap en la Facultad de Letras (¿o sería en la de Música?), hay una línea trazada. Las fronteras entre alta cultura y cultura popular se vinieron abajo en las dos últimas décadas e iniciativas como esta son las que van a construir un nuevo panorama con los escombros tirados.

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Resulta natural que la idea haya surgido de uno de los raperos mexicanos más educados. Y también uno de los mejores para hacer freestyle (es decir, improvisar de acuerdo a las condicionantes poéticas raperas: hacerlo en tiempo real, usar estructuras simétricas, introducir referentes de cultura popular, hacer juegos de palabras y tener ritmo natural y carisma); Danger también es el rapero mexicano con más conocimientos sobre métrica y poesía. Por ejemplo, encontró la manera de rapear décimas encima de un beat; el truco está en producir música pensada en ciclos de diez tiempos, no de ocho o cuatro, como es la norma. Así leído parece cualquier cosa, pero es una conclusión a la que se llega después de años de estudio.

Toqué la puerta y adentro había unos trece individuos, incluida una chica, todos entre dieciocho y treinta y tantos. Estaban sentados con sus cuadernos en unas mesas largas y Danger frente a ellos, ataviado con su look tradicional (ineludible delator de su pasado californiano): shorts tumbados, collar de madera, playera surfer, tenis rojos. Los talleristas se notaban alegres, participativos. En algún momento me dieron la aterradora impresión de no tener complejos. Señal positiva: estaban imbuidos de lleno en la pizarra.

Tomé asiento mientras cuadraban un terceto de rimas que sólo contaba con los dos primeros versos: el ejercicio consistía en poner el último, pero la particularidad estaba en que Danger había acomodado los versos en el pizarrón de acuerdo a su tempo musical y no a su terminación. Es decir, visualmente eran barras musicales (nombre correcto del verso rapero); o si se prefiere: eran versos cortados a la mitad.

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Mientras al frente se analizaban intentos por completar el terceto, Danger hablaba sobre la relación entre el verso como una medida de la poesía, los nombres que reciben y las posibilidades existentes para un rapero si conoce su naturaleza métrica y gramatical.


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Si esto fuera lucha libre, Danger sería técnico. Alfredo Martínez es su nombre real. Nos conocimos en 2006, yo como jurado de Red Bull Batalla de los Gallos, él como participante destacado. Diez años después, Danger ha jugado un rol protagónico en la evolución de esta disciplina en México: de la generación a la que pertenece es el único que también es activista. En algún momento, llegó a referirse a sí mismo como "raptivista", aunque me imagino que desistió por razones de gusto y edad. Su aportación ha consistido en crear puentes entre diversas realidades y generar consciencia a su alrededor, en ser un símbolo de crítica inteligente.

Su reputación se debe también a que ha participado en la arena de las batallas de rap escrito, un animal diferente a las batallas de freestyle. En enero de 2015 fue el primer rapero mexicano en viajar a Argentina para participar en una liga de batallas porteña, Secretos de Sócrates (SdS), que a su vez es la primera liga de batallas de rap escrito y temático en español. Por escrito se entiende que los participantes preparan tres rounds y se los aprenden. Por temático, que la organización da los temas a desarrollar para cada round. Formalmente es más un debate que una batalla. De vuelta a México, Danger organizó en diciembre de 2015 el primer SdS nacional.

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El resultado de esta primera edición (totalmente autogestionada) fue tan exitoso, que se hizo semestral. La segunda edición sucedió el 21 de mayo y sirvió para cimentar su papel como un generador de poesía performática en México, un motor para la palabra oral en el nuevo milenio. Por primera vez en México un evento logró romper barreras entre poetas, raperos, slameros y soneros, sin que se sintiera forzado. Las manifestaciones de la poesía performática del país ejercieron con fuerza el derecho a usar su voz.

Como el taller, también sucedió en el Museo del Chopo. Y como fueron batallas, los participantes escribieron tres rounds con temas específicos, lo que también hizo de SdS la más grande oferta de poesía inédita oral en la historia nacional. Sólo resta esperar la tercera edición, planeada para diciembre. Y SdS llegará a ella como el evento de poesía en voz alta con mayor propuesta del país.

"Yo quería cambiar el mundo desde niño pero no sabía cómo. Comencé con el rollo de la poesía, de la declamación, quedé en segundo lugar nacional en 98 o 99", me dijo después del taller, en la sala de su departamento, en Santa María la Ribera. Danger lleva poco más de un año viviendo en CDMX con su novia, Zoe, quien le ayuda con su trabajo como rapero y gestor de eventos. "Ya escuchaba rap en inglés en realidad, y jamás asimilé. Por eso es muy importante la ejemplificación. Yo jamás asimilé que podía rapear hasta que escuché a Vico C rapeando en español o a Control Machete".

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Compartir su estilo de vida y sus inquietudes le ha dado un lugar en su sociedad: "yo trabajo en la calle, en proyectos sociales y activismo y ese tipo de cosas, que no sabía que se llamaban así, por pura inercia. Dije: 'Si a mí me ayudó el hip hop a salir de donde salí y a cambiar mi mentalidad y a entender otras formas de expresarse, y de entender el mundo, a más morros les puede ayudar'". Profesionalizó este deseo por "cambiar el mundo". Un fenómeno cada vez más común: un gusto estético como generador de cambio.

Así fue como creó Cultura Urbana Consciente y Activa, que es otro alias de Danger, en su faceta de activista en Tijuana. Comenzó a juntar gente a su alrededor que tuviera interés en desarrollarse en las disciplinas del hip hop (música, pintura y baile). Un grupo de amigos y seguidores terminó por ser un colectivo cuya misión principal fue tomar espacios públicos, aunque fuera por unas horas, para regenerarlos y lograr que la comunidad se apropiara de ellos, con nuevas actividades y nuevos lazos.

El paso de rapero a activista lo dio espontáneamente. Quería camiones para trasladar gente a los eventos, mover a muchos en la lógica de reapropiación de espacios públicos. Este acercamiento a las autoridades, eventualmente llevó a Danger a organizar eventos gratuitos en barrios de alta peligrosidad; ir a las cárceles a dar talleres; dar a las autoridades soluciones concretas para problemas de la juventud; convertirse en una figura de conciliación entre intereses de la juventud urbana y autoridades. La mezcla terminó por definir su perfil y le dio la confianza para llevar a cabo su más interesante proyecto: un estudio de música móvil.

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El estudio móvil hasta hace muy poco tiempo seguía funcionando. La idea era que cualquier persona se podía poner en contacto con la página oficial de Facebook del Estudio Móvil Tijuana Interzona y si cumplía con el perfil, un camión con un estudio montado dentro llegaba a las puertas de su hogar para maquetear tres rolas. Puedes descargar desde su Facebook los protocolos en formato pdf para replicar el modelo. La historia merece ser contada con lujo de detalle en otro contexto.

Casi el resto de la sesión en el taller de rap avanzado consistió en revisar ejemplos. En un momento Danger pidió una palabra al azar: "Fractal" le dijeron. La apuntó y pidió otra: naturalmente escogieron "Acteal". En un ejercicio muy sencillo de asociación se soltó haciendo rimas que tuvieran sentido con ambas palabras. Al poco tiempo estaban él solo y el pizarrón como expandidos, en una estampa cuasignóstica.

La crítica que se le ha hecho tiene que ver con su discurso, tal vez mesiánico. Como si tuviera respuestas y supiera cosas que los demás no. Cito completa su postura al respecto:

"En un momento de mi vida, entendí la no necesidad de la aprobación del resto. Llegué a un momento de 'Yo voy a chambear en lo que creo que debe de hacerse, crean lo que crean, opinen lo que opinen'. Es como un rollo de niños este pedo: dejé de odiar, de tener sentimientos negativos hacia los individuos de mi propia escena y hacia los seres humanos en general, cuando entendí que no todos tenemos las mismas posibilidades o tuvimos las mismas herramientas de comprensión o de capital cultural".

Danger representa un nuevo tipo de actor en la configuración social mexicana. Es una respuesta espontánea que orgánicamente ha generado un cambio en su comunidad. El entrecruzamiento entre estudiar métrica, salir a la calle o ir a una cárcel, pararse encima de un escenario, gestionar eventos culturales con una propuesta diferente, además de tener una rutina densa de escritura creativa, lo vuelven una microsolución natural a circunstancias que aquejan al país. Una configuración que apenas comienza.