Este hombre recibe golpes en el estómago para ganarse la vida

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Este hombre recibe golpes en el estómago para ganarse la vida

Xie Shuiping dice que la extraordinaria resistencia de su abdomen es el resultado de la genética, la práctica de kung fu y qigong, y un conjunto de antiguas técnicas chinas de respiración, postura y meditación.

Fotos tomadas por el autor.

Sólo he estado en el apartamento limpio y sin amueblar de Xie Shuiping durante diez minutos, y ya se está preparando para mostrar su tesoro. Después de servirme un poco de té verde, de repente se pone de pie, levanta su camisa y arquea la espalda, empujando su estómago hacia adelante mientras le da una fuerte palmada con las dos manos. Este abdomen es ligeramente famoso: la fuente de poder e ingresos de Xie. Lo mira con detenimiento y lo acaricia con cariño.

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Una camiseta que cuelga de su sala en la ciudad de Anlu, en la provincia oriental de Hubei, en China, tiene un lema en caracteres chinos: "Xie Shuiping: El rey de aguantar golpes". Esto resume la descripción del trabajo de este hombre de 49 años con bastante exactitud. Durante los últimos 16 años, Xie ha hecho buen dinero cobrándole a la gente en toda China por golpearlo en el estómago tan duro como puedan. Xie alega que no siente dolor en esa parte. "Algunas personas sólo tienen curiosidad y quieren ser mis amigos a través de los golpes", relata, mientras se baja la camisa para cubrir su estómago. "Otros quieren retarme".

La extraña carrera de Xie lo ha vuelto moderadamente famoso en el país, y existen reportajes sobre su "habilidad" particular, además de que en las redes sociales se comparten videos de los golpes a su torso. Xie comenzó su carrera de "saco de boxeo humano" —como ha sido apodado en la prensa— en el año 2000, cuando dejaba que el público que asistía a las presentaciones de un baile promocional de un supermercado en la sureña provincia de Guangdong lo golpeara a cambio de algunas monedas. Después de trasladarse a Guangdong para trabajar como obrero de una construcción, pronto se dio cuenta que estas presentaciones eran más lucrativas.

A través de los años, a medida que la noticia de su habilidad se propagaba, se presentó (recibió puñetazos en el escenario) en los bares a cambio de dinero en efectivo y fue contratado por diversas empresas para promoverlas mediante sus acrobacias de resistencia. En un truco particularmente osado dejó que condujeran un camión sobre su pecho. "Eso fue para una empresa de azulejos en Mongolia Interior", comenta. "Sin embargo, nunca he hecho nada más peligroso que eso. También dejé que el personal de la empresa me golpeara".

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Sentado en su casa en Anlu, explica que la resistencia de su estómago le permitió salir de una dura vida de trabajo pesado en Guangdong, donde luchaba para conseguir el dinero del alquiler y recibía amenazas regulares de desalojo. Xie mencionó que por lo general puede ganar alrededor de 3,000 dólares (58,620 pesos) al mes por su espectáculo, pero puede recibir hasta 6,000 dólares (117,241 pesos) por una temporada de presentaciones.

Xie dice que la extraordinaria resistencia de su abdomen es el resultado de la genética, la práctica de kung fu y qigong, y un conjunto de antiguas técnicas chinas de respiración, postura y meditación. El hermano de su abuelo, explica, también practicó kung fu y ganó dinero recibiendo puñetazos de la gente. El mismo Xie descubrió que era especial —o que al menos una parte de su cuerpo lo era— cuando tenía cerca de 16 años. "Me di cuenta de que siempre ganaba cuando peleaba contra otros muchachos. Nunca sentí ningún dolor".

También afirma que no ha sentido el dolor de los golpes desde aquella epifanía que cambió su vida. "Me han retado muchos maestros de artes marciales y boxeadores, y nunca he sufrido ninguna lesión. En una ocasión salí en [la cadena de televisión estatal] CCTV y recibí un puñetazo de un boxeador: me llevaron al hospital para someterme a un examen físico, y los resultados mostraron que estaba en perfecto estado. Incluso puedo decir que no sentí ningún dolor en absoluto, sólo una onda de presión, y una sensación cálida y cómoda en mi interior.

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Xie sólo se siente incómodo durante sus desafíos cuando los clientes rompen las reglas y golpean su rostro en lugar de su estómago. "Hubo algunos retadores que me dieron un puñetazo en la cara, tratando de avergonzarme, lo que me hizo decidir poner los brazos frente a mi cuerpo para defenderme", explica. Sin embargo, dijo que no devolvió el golpe a pesar de la obvia tentación. "Normalmente, mi reacción ante este tipo de personas es darles un abrazo".


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Aunque Xie afirma que 16 años de sufrir palizas para ganarse la vida no lo ha afectado físicamente, su estilo de vida parece haber impactado su vida personal. Su esposa y sus dos hijas mayores han tratado de convencerlo de conseguir un trabajo más convencional, pero no han tenido éxito. Su esposa, junto con una de sus hijas, vive ahora en Guangdong, y no está claro si ella y Xie mantienen una relación matrimonial más allá del certificado.

Le pregunto si siente que está sacrificando su dignidad al hacer un espectáculo de sí mismo, pero él responde con indiferencia casual. "No. Entre más recibo golpes más me emociono. Mi familia pensaba antes que mi trabajo no tenía dignidad, pero su actitud cambió. Ahora no me apoyan pero tampoco se oponen".

Podrá no tener a nadie con quien compartir su vida en Anlu, pero el trabajo de Xie le dio la oportunidad de comprar su flamante apartamento nuevo en el cual nos encontramos hoy. Sin embargo, como se le paga por cada presentación (y usualmente por cada golpe que recibe), el suyo no es un trabajo que tenga un plan de pensión confiable. En vista de que Xie está próximo a cumplir 50 años, le pregunto si considera cuánto tiempo puede seguir siendo un saco de boxeo humano.

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Resulta que sólo acaba de empezar. "Tener 80 años no sería un límite para mí", me dice con una sonrisa. "En realidad, a medida que envejezco, me vuelvo mejor. Si el mercado es bueno, voy a seguir en esto".

Me gustaría pensar que en 30 años habrá pocas personas en China que estén dispuestas a golpear a un hombre de 80 años, aunque admiro el optimismo de Xie acerca de la resistencia de su cuerpo a largo plazo. Pero dejando a un lado la relativa e inmediata seguridad financiera, ¿hacer este trabajo lo hace feliz?


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Si su afirmación de que no siente nada de dolor es cierta, ir de gira por todo el país haciendo presentaciones es sin duda más divertido que trabajar todo el día en una construcción para ganar un sueldo irrisorio, como hacía antes. Las redes sociales que utiliza Xie están llenas de fotos suyas en el escenario, con el estómago de fuera, lo que sugiere un fuerte sentido de orgullo.

¿Disfruta la vida tanto como sugiere su exhibición de fotos? "No realmente", contesta. "Sólo podría decir que mi vida está bien. No hay un sentido de éxito. A los cantantes se les paga mejor, tienen más respeto, y no sufren ningún riesgo". Resulta que las fotos que vemos en las redes sociales no son indicadores precisos del nivel de felicidad de una persona después de todo. ¿Quién lo diría?

Antes de marcharme, considero preguntarle a Xie si le importa que le dé un ligero puñetazo a su estómago, para averiguar por qué tanto alboroto. Pero, francamente, el día ha sido bastante raro ya, así que decido dejar las cosas así.

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