Un artista mexicano plantó flores en Bogotá para recordar los muertos de su país

Desde hace dos meses, en el reloj del Parque Nacional de Bogotá, hay por lo menos 100 flores de cempasúchil o Tagetes erecta (una flor amarilla que pareciera un gran pedazo ovalado de algodón dorado), que lo rodean y lo adornan con colores y formas ajenas al paisaje endémico de la capital colombiana. La flor, que originalmente proviene de México, y es el principal ornamento del Día de los Muertos, celebrado en ese país el 2 de noviembre de cada año, fue plantada allí en conmemoración de los desaparecidos mexicanos por el narcotráfico.

El acto de plantación se realizó el pasado lunes 7 de septiembre por parte del artista mexicano Arturo Marruenda con el objetivo de simbolizar a los desaparecidos mexicanos.

México, que en los últimos años se ha convertido en el lugar con más desaparecidos forzados en América Latina, es para Marruenda un tema recurrente en sus investigaciones. Según un estudio de Human Rights Watch de 2013 se han presentado por lo menos 250 desapariciones forzadas desde 2007, muchas de ellas bajo la sombra sospechosa del gobierno mexicano. Gente que sale de su casa y no vuelve nunca.

Ahora, con su obra llamada Camposanto (que es como le dicen a los cementerios en México), plantea utilizar los espacios públicos de 13 ciudades distintas, de las cuales sólo ha escogido hasta ahora Cali, Lima y Buenos Aires: allí quiere crear cementerios poéticos que visualicen los cuerpos ausentes que se encontraron frente a frente con la guerra del narcotráfico. Arturo decidió arrancar con este proyecto en Colombia, porque siente acá una identidad común con su país.

Razón no le falta. Según un estudio de ¡Basta ya!, informe del Centro de Memoria Histórica, se estima que por lo menos 218.094 colombianos han muerto dentro del marco del conflicto armado. Se podría decir que muchos de ellos han muerto por culpa de la violencia del narcotráfico pero (y resulta obvio) no hay una cifra definida.

"Para mí, lo importante de este proyecto es, primero, evidenciar que estas atrocidades pasan en mi país y, segundo, crear una especie de espejo en el que haya diálogo entre diferentes países del mundo y México", me dijo Marruenda cuando lo llamé a México vía Skype.

Su proyecto, que fue producto de una beca del Sistema Nacional de Creadores de México, tendrá en cuenta los permisos de cada país y consentimiento técnicos de botánicos expertos para que ese tipo de flor llegue a todo el mundo. "Duraré investigando un tiempo para lograr llevar este performance por todos los continentes", afirma Marruenda. Para ello, necesita estudios que le permitan saber qué ciudad se acomoda a las condiciones de la flor. Me dice que, por ahora, visitará Cali para mostrar lo que hizo ya en Bogotá y se enfocará posteriormente en 12 capitales más. Lima y Buenos Aires ya se encuentran confirmadas.

"Quiero hacer este performance en 13 ciudades del mundo: no sólo en Latinoamérica pero también en África y en Asia", afirma Su idea es exponer esta realidad a los demás y después, cuando haya llegado a su décimo tercera ciudad, recopilar el contenido visual de cada lugar y mostrarlo en una sola exposición.

Ahora en Bogotá, desafortunadamente con las luces de Navidad, las flores están pasando a un segundo plano y llegando a su etapa final. Ya después de dos meses de haberlas plantado y cuidado cada vez que venía, Arturo deja que las cosas se marchiten con el tiempo y el olvido. Tremenda metáfora.

Aquí algunas muestras de lo que ocurrió el 7 de septiembre en la capital: