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Periodismo tradicional vs. nuevo periodismo: ¿quién ganó cubriendo las elecciones?

Tal vez el mayor problema de estas elecciones, que sesgó tanto a los medios tradicionales como a los nuevos, fue que se trató de un enfrentamiento de celebridades.
Imagen vía usuario de Flickr Gage Skidmore.

No hay duda de que los medios televisivos tradicionales fueron los grandes ganadores en estas elecciones presidenciales. Canales de noticias como CNN, FOX News o CBS se beneficiaron de todo este circo. Tal y como dijo Michael O'Connel, de The Hollywood Reporter, "las elecciones de 2016 han sido un reality show postmoderno y sin igual". Andrew Tindall, del mismo medio, lo explica con un poco más de detalle: "El ritmo de la campaña, además, mantuvo el ritmo de un reality. Las primeras rondas (las primarias) consistieron en un torneo de eliminación, presentando apenas vistazos de peculiares personajes secundarios antes del acto principal. Las elecciones generales fueron una serie de producciones taquilleras y exitosas en rating (convenciones, debates), que estaban estructuradas de tal manera que permitieran predicciones previas (con cuentas regresivas, por supuesto) y análisis posteriores a las funciones (con encuestas de opinión). La gran revelación, claro, fue el día de las elecciones y la victoria sorpresiva de Trump; un giro narrativo digno de un buen programa de televisión". En esta oportunidad, 40,77 millones de estadounidenses vieron a través de estos canales las elecciones presidenciales. Aunque es una cifra indudablemente alta —y a pesar de que en otras instancias de estas campañas presidenciales se rompieron records de audiencias en algunos canales—, esta palidece en comparación a la de 2012, con 66,8 millones de televidentes, o a la de 2008 —cuando Barack Obama fue elegido como el primer presidente afroamericano de los Estados Unidos—, con 71 millones de espectadores. Pero acaso, ¿hubo desinformación? En los principales canales de noticias (ABC, CBS y NBC, para ser más específico), hubo sólo 32 minutos de cubrimiento sobre las políticas y temas a tratar como terrorismo, política exterior o inmigración. En campañas pasadas, como la de 2008, se dieron 220 minutos. Esta es la vez con menos cobertura de estos temas, por lo menos a nivel cuantitativo, desde 1988.

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"La gran revelación, claro, fue el día de las elecciones y la victoria sorpresiva de Trump; un giro narrativo digno de un buen programa de televisión" —Andrew Tindall.

Sin embargo, la prensa escrita se esforzó por tener algunas primicias políticas (la televisión no tuvo ninguna exclusiva): El Washington Post reveló la grabación en la que Donald Trump hace alarde de haber manoseado a unas mujeres en 2005 y El New York Times encontró que Trump podría haber estado evadiendo impuestos desde hace casi dos décadas. Del mismo modo, medios como VICE News buscan el ángulo diferencial a la noticia —con temas como el mercado de marihuana tras la elección de Trump—, y Slate Magazine, que se destacan, en parte, por sus columnas de opinion.

¿Y qué han hecho los nuevos medios de comunicación, las nuevas formas de acceder a la información?

El reportero político de NPR, Sam Sanders, dice que páginas como Facebook, por ejemplo, no hacen más que generar un eco de nuestra propia ideología política, pues el algoritmo de la red social favorece a aquello a lo que le hemos dado "like", creando una conversación con nosotros mismos y no con quienes no estamos de acuerdo. Kerrick Harvey, autor de The Encyclopedia of Social Media and Politics, dijo: "lo que debería ser una conversación es sólo un montón de Post-its que ni siquiera están sobre la puerta de la nevera, sino regados en el piso. Y a eso tenemos que darle sentido".

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Los livestreams y los videos nativos también se destacaron en estas elecciones. No obstante, estas estrategias responden a dos posibles resultados: pueden ser videos o streamings montados por los mismos grandes medios tradicionales, que buscan lo mismo desde la televisión o la prensa escrita, o son montados por personas particulares, que por el algoritmo de Facebook terminan mostrándose a otras personas con las mismas afinidades políticas.

Aun así, los grandes medios se esfuerzan por utilizar estas nuevas formas, en parte para hacer creer al espectador que no está viendo, precisamente, a uno de los grandes medios. Tom Standage, editor de The Economist, le dijo a The Guardian en 2015: "El Live streaming es divertido y tiene la informalidad de Twitter, en vez de la seriedad de la televisión, así que deberíamos hacer más de estos". En promedio, livestreams y videos nativos de páginas de Facebook como las de CNN o FOX News tienen entre una y dos millones de reproducciones. Hay casos, sin embargo, de 32 millones.

Video nativo del canal de Facebook de CNN con 32 millones de reproducciones

Por otro lado, Twitter fue un espacio importante en el panorama político estadounidense desde el comienzo de las campañas electorales. Hasta la fecha (noviembre 9) Donald Trump tiene 13,9 millones de seguidores, mientras que Hillary Clinton tiene 10,7. En engagements o participaciones, Trump también le ganó a la candidata demócrata con más de 89 millones de participaciones, comparados con los 41 millones de Clinton. La página Crowdbabble, líder en análisis de redes sociales, cree que esta victoria en Twitter se dio gracias a los trinos apasionados y en primera persona del magnate.

Imagen vía VICE News

Sin embargo, esta fue una campaña que también estuvo marcada por una tendencia nunca antes vista en unas elecciones presidenciales gringas: los bots (cuentas programadas automáticas). Un estudio de la Universidad de Carolina del Sur afirmó que una quinta parte de toda la conversación alrededor de las elecciones en Estados Unidos se dio por medio de bots de Twitter. Douglas Gilbert, de la Universidad de Pensilvania, le dijo a Sam Sanders ––antes de que Trump quedara como presidente electo–– que eso reforzaba "la polarización en la atmósfera ya que los bots no tienden a expresarse sutilmente. Están programados para alinearse con unos asuntos muy específicos".

Pero no todo el cubrimiento en línea fue cosa de diatribas personales en redes sociales. Una de las filtraciones de información más importantes se dio gracias a las nuevas tecnologías. El pasado 22 de julio, Wikileaks publicó una serie de correos electrónicos que revelaban un favorecimiento del partido demócrata hacia la candidata Clinton y en contra de Bernie Sanders. A pesar de las revelaciones, Clinton quedó como candidata por el partido demócrata el 26 julio, solo cuatro días después de dicha revelación. Tal vez el mayor problema de estas elecciones, que sesgó tanto a los medios tradicionales como a los nuevos, fue que se trató de un enfrentamiento de celebridades. No vimos debatir a un par de senadores, o congresistas, o periodistas o abogados. Vimos a dos grandes figuras públicas sacar sus trapitos al sol. En últimas, vimos el preludio de lo que será la campaña de Kanye West contra quien sabe qué otra gran personalidad.