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Imposible ganar la guerra contra el narco en México

El ex presidente mexicano Felipe Calderón admitió esto frente al viceprimer ministro británico Nick Clegg en 2011.
LC
traducido por Laura Castro
Exclusiva: El presidente que le declaró la guerra al narcotráfico en México admitió que era "imposible ganarla"
Personal forense trabaja en la exhumación de restos humanos encontrados en el estado de Guerrero, México, en enero de 2019.

Foto: Getty Images/PEDRO PARDO/AFP

Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.

En pleno apogeo de la mortífera guerra de México contra los cárteles de la droga, su principal artífice admitió en privado que era "imposible ganar" esa guerra y que legalizar las drogas era la única salida real, según una entrevista para VICE News.

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El artífice de tal guerra fue Felipe Calderón, ex presidente de México. Calderón no mostró arrepentimiento alguno en su último Informe de Gobierno en 2012, proclamando que México había “iniciado el camino hacia una vida llena de libertad y seguridad”. Calderón ha defendido férreamente la guerra militarizada contra las drogas, y en 2018 dijo una vez más que no se arrepiente.

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Pero en comentarios privados al entonces viceprimer ministro británico Nick Clegg en 2011, los cuales no habían salido a la luz hasta ahora, al parecer contradijo su postura pública.

"Calderón se había hecho un nombre en la política mexicana con la afirmación: 'Voy a ganar la guerra contra las drogas'", le dijo a VICE News Clegg, ahora principal funcionario de relaciones públicas a través de Facebook y también representante de la Comisión Global de Políticas de Drogas.

“Me dijo: '¿Crees que alguna vez se apruebe la venta regulada de drogas en Gran Bretaña o Estados Unidos? Porque he llegado a la conclusión - y recuerdo que lo dijo con mucho énfasis- de que hemos pasado años tratando de librar una guerra contra las drogas que es imposible de ganar. Nunca ganarás a menos que puedas eliminar el carácter delictivo que tienen las drogas, avanzando hacia su regulación”.

El aparente reconocimiento de Calderón de la inutilidad de la guerra contra las drogas, incluso mientras la libraba sin tregua, hará surgir serias dudas sobre la legitimidad moral de la campaña militarizada llevada a cabo en México, la cual dio lugar al período más violento en la historia del país.

Tan pronto como asumió el poder, Calderón envió a las fuerzas armadas a todos los rincones del país para atacar a los cárteles, una política que condujo a una espiral de muertes y beneficios aparentemente escasos con un estimado de 275 000 personas muertas desde 2007.

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Más de 73 000 personas han desaparecido, quienes probablemente ya estén muertas, desde la declaración de la guerra contra las drogas, pues en las morgues del país hay 39 000 cuerpos sin identificar.

En un comunicado emitido esta semana a VICE News, Calderón no negó que la conversación con Clegg hubiera tenido lugar, pero afirmó que nunca dijo que la guerra contra las drogas era imposible de ganar. Dijo que durante mucho tiempo había considerado la posibilidad de la legalización como una solución a los problemas relacionados con la violencia derivada del narcotráfico, pero que nunca estuvo convencido de sus méritos.

El actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), decidió retirarse por completo de la guerra contra los cárteles que iniciara Calderón, la cual también había continuado su sucesor Enrique Peña Nieto. Desafortunadamente, después de todos esos años de guerra, los cárteles solo han ganado fuerza y ​​los asesinatos violentos han alcanzado niveles récord. Más de 31 000 personas fueron asesinadas el año pasado.

A pesar de las declaraciones de AMLO de que la guerra contra las drogas ha terminado, las fuerzas de seguridad de México continúan persiguiendo a los líderes de los cárteles.

Clegg, quien abogó por una política de drogas más liberal en el Reino Unido mientras estuvo en el gobierno, dijo que su conversación con Calderón en la mañana del 29 de marzo de 2011 en la Ciudad de México lo convenció de que la legalización de las drogas es la única respuesta sensata a la creciente demanda global.

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El viceprimer ministro británico Nick Clegg y el presidente mexicano Felipe Calderón

El viceprimer ministro británico Nick Clegg conversa con el presidente mexicano Felipe Calderón antes de una conferencia de prensa en la Ciudad de México en marzo de 2011.

“Me impactó”, dijo Clegg. “Realmente me sorprendió. Se trataba de alguien que realmente había vivido la guerra contra las drogas, y que de verdad había llegado a la conclusión de que esa guerra jamás se iba a ganar".

Sin embargo, en la conferencia de prensa posterior a la reunión de ambos políticos, el exdiputado liberal demócrata dijo que admiraba a Calderón y elogió la "valentía que él y su gobierno han demostrado en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico".

Calderón le dijo a VICE News que las alternativas a la prohibición, “incluyendo la regulación o las soluciones impulsadas por el mercado”, no deben descartarse como métodos para acabar con la violencia en torno a la producción, la distribución y el consumo de drogas.

“Aunque he dicho que deberíamos contemplar alternativas a las soluciones penales y legales, no he propuesto abiertamente la legalización porque no estoy seguro de su eficacia”, dijo. “Es necesario actuar con responsabilidad, lo que significa que antes de todo se deben realizar estudios sobre las consecuencias sociales y económicas, algunas de las cuales podrían resultar desastrosas para la sociedad”.

En 2018, Calderón le dijo a VICE News que desplegó al ejército por primera vez en 2006, después de que se lo solicitara un gobernador que dijo haber perdido el control de su estado.

“Obtuvimos muy buenos resultados al principio”, dijo, y agregó: “Honestamente, creo que nadie esperaba que la violencia pudiera llegar a esos niveles. Sin embargo, insisto, tengo absolutamente claro que la violencia comenzó debido a la lucha por el control de territorio entre los grupos del crimen organizado, entre los cárteles, no debido a la acción del gobierno”.

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En 2018, al preguntarle cómo el despliegue del ejercito mexicano llevó a las bandas del narcotráfico a fragmentarse sin que eso pareciera afectar su capacidad general para traficar drogas, Calderón respondió: “Por supuesto que habrá algunos reordenamientos o inestabilidad, pero el final del juego llega exactamente cuando tomas el control por completo o recuperas totalmente el control de los ciudadanía".

También culpó a las leyes de armas de Estados Unidos: “El gobierno, el Congreso y la sociedad estadounidenses, honestamente, no hicieron nada para detener el flujo de dinero, para detener el flujo de armas. En realidad, la paradoja es que hemos incautado como 106 000 armas de fuego, y el 90 por ciento de ellas fueron compradas legalmente en Estados Unidos”.

En 2009, tras las propias propuestas de Calderón, se aprobaron nuevas leyes para despenalizar la posesión personal de pequeñas cantidades de algunas drogas —lo que sugiere que el ex presidente había aceptado la inevitabilidad del consumo de drogas—, después de que el plan anterior fuera descartado debido a la oposición de los Estados Unidos.

En 2016, se convocó una sesión especial de las Naciones Unidas a raíz de una solicitud conjunta hecha en 2012 por el mandatario mexicano, Felipe Calderón, y los jefes de estado de Guatemala y Colombia —cuyo presidente en ese entonces, Juan Manuel Santos, lideró los esfuerzos—, para discutir una reforma radical de la política prohibicionista de drogas de la ONU. Sin embargo, la sesión dejó a los reformadores decepcionados, ya que no se aprobaron cambios significativos en el régimen mundial del control de drogas.